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Tus hijos, mis hijos y los hijos que tendremos en común

Para convertirse en una gran familia en la que los hijos de ambos se lleven bien, en dónde exista una relación de cariño, es indispensable que por parte de los padres haya mucho amor y generosidad para ser pacientes en el proceso y permitir a los chicos adaptarse cada uno a su ritmo a esta nueva familia, comprendiendo la complejidad de la relación en que no todos los chicos  reaccionarán de  igual manera ni en los mismos tiempos.  La clave será la paciencia y el respeto a sus propios hijos en dónde no se vean forzados a una relación íntima de amistad para contentar a los papás.

Cinco situaciones complejas:

1. "Te amo a ti pero no a tus hijos" cuando esto sucede tendrás que pensar bien si quieres hacer una vida en común con esa persona, pues no creas que con el tiempo se encariñará con los niños. Debes tener claras tus prioridades, y saber que quién no es capaz de tener cariño a tus hijos, no podrá convivir en armonía con ellos, ni contigo.

2. Cuando uno de los dos es padre y el otro no: Ésta es una situación en la que podrías recibir muchas críticas de tu nueva pareja sobre tu estilo de parentalidad y  sobre todo lo que a él o ella le parece que haces mal o con lo que no está de acuerdo. Es indispensable que dialoguen sobre los desacuerdos en relación a educar a los hijos, así como llegar a consensos mínimos sobre los límites o no que tu nueva pareja tendrá en la educación de tu hijo.

3. La madrastra de Blancanieves o la nueva esposa de papá: Blancanieves es un cuento que encierra una realidad: los celos entre las mujeres. La nueva esposa de papá no tiene porqué ser la madrastra de Blancanieves, debe ser lo suficientemente comprensiva y respetuosa del espacio de las hijas de su esposo y él; aceptar que NO es la mamá, ni tratar de ocupar su lugar, para tener una relación armoniosa con las hijas de su esposo, sino que de una forma respetuosa a la identidad y costumbres de las hijas de su esposo, intentar construir puentes que las acerquen para que puedan tener una relación de amistad en dónde por ningún concepto se intente dañar la imagen de la madre de las niñas.

4.“Mi papá vive con otros niños” “lo extraño: ¿será que me va a reemplazar?” “Cuando él estaba soltero lo veía más”: Cuando un papá se casa con alguien que tiene hijos propios tendrá que ser especialmente cuidadoso de estar presente en la vida de sus propios hijos de tal manera que ellos sientan que ocupan el primer lugar en el corazón de su padre.

5. Respetar y propiciar los espacios de tu esposo o esposa con sus propios hijos: Con mucha frecuencia a la nueva pareja le cuesta aceptar que su esposo o esposa necesita tener espacios a solas con sus hijos propios sin su presencia.  Esto supone en algunas personas celos al tiempo de su esposa o esposo con sus hijos, además inseguridad al sentirse excluido.  Es importante que tengan paz, comprendiendo que esos espacios son importantes para su esposa o esposo, y que justamente lejos de ser un motivo de desunión, le garantizan una relación de pareja más sana en dónde las necesidades personales son entendidas y propiciadas por el otro.

  La relación con los hijos propios que no viven contigo. Lo común es que el papá ya no vive el día a día con sus hijos, pues estos quedan al cuidado de la mamá y se verán con él los fines de semana y entre semana algún día si lo hubieren acordado así. Aquí 5 tips a tomar en cuenta: 1. Deben sentir que la casa de papá es su casa, no que vienen de visita, para esto es indispensable que exista una habitación en la que ellos sientan que es su espacio en la casa de papá. 2. Procura que cuando tus hijos estén en tu casa dedicarles tiempo en exclusiva, pues ellos están ahí para compartir contigo, realizando algunas actividades sólo con ellos. En esas ocasiones, debes pedir especial paciencia a tu nueva esposa, y procurar que ella también dedique ese momento en especial a sus propios hijos.

3. Para tus hijos es difícil aceptar que su papá pasa día a día con chicos que no son sus hijos, y que estos tienen más a su papá que ellos mismos. Esta situación conlleva celos naturales que deberás comprender para que puedas ser afectuoso con tus hijos y hacerlos sentir únicos y especiales cuando estén contigo.

4. Aunque deben aprender a compartir con los hijos de tu nueva esposa, no fuercen la situación insistiendo en que se hagan amigos y se caigan bien. Ellos no los eligieron, les tocó vivir esta situación por elección de sus padres. Pueden promover algunas actividades en común como almorzar juntos en casa o fuera de ella, ir al cine, algún paseo, pero respetar también que no será viable estar juntos todo el día y entender que sus hijos pueden no sentirse cómodos, ni felices con la situación.

5. Por el hecho de no vivir el día a día contigo, pueden creer que en tu casa no habrán normas.  Estas       son indispensables en el funcionamiento de toda familia y ellos deberán conocer que en tu casa también existen, no solo en casa de mamá.  Además frente a los hijos de tu nueva esposa, que también viven en casa, deberán sentir que hay una unidad de reglas que se aplican para todos sin privilegios.

Nuevas reglas en el hogar: ¿para quienes?          

Cuando se casan dos personas que ya han vivido experiencias familiares previas, traen consigo sus propias costumbres, en cuanto a lo que les gusta comer, a que dedicar el tiempo libre, cómo divertirse, etc. Asimismo, han desarrollado sus reglas y normas con las que han funcionado como familia hasta antes del nuevo matrimonio.   Lo más probable es que los nuevos esposos lleguen al matrimonio con expectativas propias de cómo y cuáles deberán ser las nuevas normas que como familia deben asumir.

Para promover el buen funcionamiento de la nueva familia se recomienda:

 Negociar las nuevas reglas entre los dos adultos de la casa, pues de una forma madura deberán consensuar los aspectos más relevantes de lo que cada uno quisiera hacer, y cómo creen que deben funcionar, de tal forma que las expectativas sean aclaradas evitando futuras sorpresas.

Tanto los hijos de uno, como los del otro, deberán poder sentir que hay muchas normas que permanecen lo más parecido a su hogar anterior; pues será más dolorosa la transición en un ambiente en el que “todo cambió”, pues  deben adaptarse a vivir con alguien que les resulta extraño, y a nuevas reglas de juego.

¿Quién tiene la autoridad frente a los hijos de quién?  

 La pareja, al conformar una nueva familia, debe decidir, cuánta autoridad o ninguna, delegarán en su cónyuge sobre sus hijos. Este aspecto es trascendente, pues los niños deben sentir que hay un equipo, y el esposo/a de su papá o mamá, no debe sentirse pintado en la pared, sino como parte de la familia. Al igual que si la pareja de papá o mamá tiene exceso de autoridad será perjudicial para todos, ya que los chicos podrían considerar que a él no le corresponde ser tan duro, o siquiera tener una opinión sobre lo que ellos deben o no hacer.

Lo óptimo es que las reglas sean conocidas por todos y que sea el padre o madre el que corrija al hijo, pero en caso de no estar presente pueda hacerlo su pareja con mucha naturalidad, siempre que tenga la delegación del otro para hacer esto.

El manejo del dinero

El dinero es un tema muy delicado, que deberán abordar frontalmente y sobre el cual, tomar decisiones.

Al ser una nueva familia es recomendable que sean sinceros respecto a cuánto dinero gana cada uno, qué cantidad necesitan para cubrir los costos el hogar en común y también definir quién va a mantener a los hijos que cada uno tiene.

De ésta forma podrán decidir quién paga qué, así como destinar una cantidad para ahorrar juntos.

Es aconsejable, de ser posible, que la nueva pareja inicie su vida matrimonial en una casa que no sea la que uno de ellos tenía anteriormente, sino que lo hagan en un lugar que adquieran para comenzar su nuevo hogar

 

Los nuevos hijos de la pareja

Dependiendo de la edad de los cónyuges, y de si tienen o no hijos previos, la nueva pareja podrá concebir uno o varios hijos de tal manera que sean "los tuyos, los míos y los nuestros".

Cuando esta es la decisión de la pareja deberán tener mucho cuidado y paciencia para integrar a los hijos que no viven en éste hogar, usualmente los hijos del papá, en el proceso del embarazo y nacimiento del nuevo bebé, de tal manera que ellos no se sientan excluidos del proceso.

Tengo hijos aún en casa: ¡estamos enteros!

Si sólo ha salido de casa un hijo, quiere decir seguramente, que todavía tenemos algunos hijos con nosotros y que nuestra tarea de educadores continúa activa.

Es probable que lo que suceda con nuestro hijo que está fuera nos atrape en ocasiones, o el nieto nos tenga locos de ternura. Debemos recordar que nuestra tarea principal son aquellos hijos que están en casa, y por ningún concepto debemos hacerlos sentir en segundo lugar, sino todo lo contrario, es un buen momento para darles protagonismo dedicando a ellos el tiempo y atención que requieran, que en ocasiones fue tan difícil dar como hubiésemos querido pues había que repartirlo entre más hijos.

Disfrutemos de los hijos que hay en casa, y por supuesto, de nuestra pareja para la que tendremos más tiempo todavía.  

¿Padres sobreprotectores de hijos casados? ¿Hijos dependientes y cómodos?

Nuestros hijos son adultos, se han casado, independizado, pero pueden existir las mismas dificultades de cuando estaban en casa. De parte de los padres podríamos seguir siendo sobreprotectores, esto es: evitar que sufran, que se cansen, que la pasen mal, y por lo tanto que sobrelleven las consecuencias.

De esta forma los padres evitan la independencia de los hijos ya fuera de casa, los que muchas veces adoptan actitudes cómodas, con las que no crecen, ni asumen las responsabilidades de su nuevo rol; porque sus padres en vez de ser un apoyo con una distancia prudente, están metidos en la vida de sus hijos sintiéndose indispensables para el éxito de ellos en su nueva etapa.

Haciendo todo por y para ellos, les hacen las compras de supermercado, contratan a la ayuda doméstica, o ellos mismos llevan a alguien para que les haga la limpieza, les hacen lavandería, les llevan comida y se la congelan; de tal forma que los recién casados viven una isla de la fantasía alejados de la realidad del día a día en que deben repartir tareas, asumir los gastos, tener desacuerdos por lo cotidiano, y resolverlo.

Es indispensable que los padres al igual que permitieron a sus hijos caminar y caerse, les permitan ahora independizarse y vivir su autonomía, sacándoles de la comodidad y dependencia en la que los tienen sumidos favoreciendo que asuman sus responsabilidades de adultos maduros.

Nuestro afán porque no se vayan, por sentirnos útiles e importantes en su vida, a veces nos lleva a un comportamiento en que les facilitamos todo, como si fueran incapaces de hacerlo por sí mismos. Ya salieron de casa, dejémoslos crecer… una cosa es darles la mano, otra, hacer las cosas por ellos.

Propiciemos su independencia confiando en ellos y dejándolos ser.

Mi hijo casado todavía no quiere tener hijos

No todas las parejas tienen hijos al mismo tiempo. Hay parejas que consideran en su proyecto de vida, tener hijos apenas se casen, y otras, esperar un poco más. Una de las decisiones para las que encuentran más presión las parejas nuevas es la de su futura paternidad, pues cada vez que visitan a sus padres la conversación gira alrededor de cuándo vendrán los nietos, y lo que haremos con ellos.

Este tipo de presión sólo aleja a tus hijos de casa, y ni decir a tu nuera o yerno.

De cara al futuro personal es muy importante que tanto papá y mamá tengamos una vida propia, de pareja y familiar, de tal forma que no estemos esperando que lleguen los nietos para llenarla, pues estos serán los hijos de nuestros hijos y por lo tanto su responsabilidad. 

La confrontación con tu hijo adolescente

La adolescencia es la etapa de la confrontación del hijo con sus padres. Nos puede causar mucho sufrimiento, pero no por esto vamos a evitarla siendo permisivos o dándole la razón en todo, pues por un lado, es necesaria para que él logre su autoconfirmación y tome distancia de los padres reconociéndose como alguien diferente, y por otro lado lo estamos educando y todavía no tiene madurez para tomar solo todas las decisiones, habrá muchos aspectos en los que los límites de los padres todavía sean necesarios y las opiniones esclarecedoras.

Lo importante es tener un canal de comunicación abierto con él, privilegiando el escucharlo que el sermonearlo. Así podemos conocer cómo está pensando, para poder guiarlo mejor… dando cabida a la negociación, pues constatar que los padres los escuchan y consideran sus argumentos e ideas correctos, se gana en confianza y ellos crecen en seguridad consigo mismos.

Lo que el adolescente busca en nosotros, sus padres, es un modelo claro de lo que significa ser adulto, es por esto que debemos actuar con responsabilidad, como adultos, con criterio claro y no por evitar el enfrentamiento, declararnos personas inseguras sin opinión.

Hijos seguros y amados

La Familia, es el punto de referencia afectivo más importante. Es en dónde nuestros hijos se descubren amados y reciben la seguridad afectiva que los llevara a desarrollar una alta autoestima. Desde la primaria o educación básica, nuestros hijos desarrollan una mayor socialización haciendo sus propios amigos, descubriendo que podrán ser más afines a unos niños que a otros, y están en contacto con profesores encargados de su educación académica y calificarán constantemente su desempeño. Pero es frente a la mirada de sus padres que necesitarán sentirse valiosos por ser quienes son.

Es la valoración de sus padres, la que será el mejor alimento para construir una autoestima alta, que se traducirá en seguridad personal.
Haz el ejercicio de buscar en cada uno de tus hijos los aspectos de su personalidad que más te gusten y díselo, es bueno para ellos escucharlo de nosotros:

- Eres muy solidaria, te has preocupado de no hacer bulla cuando a tu papá le duele la cabeza
- Tu fuerza de voluntad es admirable, a pesar del calor, has paseado al perro
- Que servicial eres ayudando a arreglar la mesa antes de cenar

Cuando deben mejorar en algo, puedes decirles:

- Puedes compartir tu juguete con tu hermano, a él también le gustaría
- Estoy segura que la próxima vez podrás mejorar la nota, hay que estudiar un poquito más
- Te olvidaste de sacar la basura a tiempo hoy, mañana que no se te olvide para que no se acumule

Compartamos vivencias que les llenen el corazón: recuerdos valiosos para la vida; la herencia más grande que podamos dejar a nuestros hijos es el corazón lleno de recuerdos de amor. Para lograrlo busca el tiempo para compartir con ellos en exclusiva, sin mirar el celular:

  • Un juego de mesa
  • Un paseo en bicicleta
  • Llevarlos a jugar fútbol, aunque sean sólo dos y lo único que puedan hacer sean tiros al arco
  • Siéntense a conversar de lo que a ellos les preocupa o los alegra
  • Diviértanse en un día caliente con agua de la manguera

Y así hay un sinfín de momentos que se pueden compartir donde lo que se necesita es el deseo de hacerlo y la buena disposición. De ahí saldrán esas vivencias, esos consejos, ese compartir que ellos recordarán toda la vida, porque fue agradable y se sintieron amados.

Funciones de los Padres: Amar, Educar, Proteger

 Las funciones de los padres, fundamentalmente son: Amar, Educar y Proteger.

Amar

Amamos entrañablemente a nuestros hijos, es una premisa indiscutible. Somos los padres los que debemos enseñar que el afecto es gratuito, porque se lo damos a ellos sólo por el hecho de existir, aceptándolo tal cómo es, no en la medida en que se convierta en lo que yo quiero que sea, o en lo que yo hubiera querido ser. Amamos a nuestros hijos por encima de nuestras expectativas y preferencias. Si tu hijo tiene la nariz de tu suegro, aunque no te guste, igual lo amarás; si eres muy deportista y tu hijo es de tipo intelectual y torpe para los deportes, aceptarás esa diferencia, respetando su originalidad; así él se sentirá amado por ti. Somos justamente los padres los que amamos auténticamente a nuestros hijos, con sus virtudes, imperfecciones y diferencias. Nadie da lo que no tiene, si tienes comida puedes compartirla con otros, si eres bien amado, puedes amar. Crecer convencido del amor de sus padres da a los hijos una garantía de salud emocional.

Educar

  • Lograr acuerdos entre los padres sobre el proyecto de vida familiar
  • Proporcionarles valores claros y realizar actividades para hacerlos vida.
  • Guiarlos para que sean la mejor versión de sí mismos.
  • Ser modelos claros y coherentes del ser adultos. Referentes creíbles.
  • Ejercer nuestra autoridad de forma saludable, y poner los límites necesarios para que aprendan a conducirse y vivir en sociedad.
  • Ser valientes para ayudar a nuestros hijos a encontrar la medida en sus actos.
  • Incomodarnos… ser críticos con nosotros mismos para encontrar el camino adecuado a cada hijo.
  • Procurar el equilibrio para encontrar el justo medio, que no ahoga, ni abandona.

Proteger

Es nuestro deber cuidarlos, en el sentido emocional, intelectual y físico, inicialmente necesitan nuestro cuidado para sobrevivir, al bebé si no se lo alimenta, muere; si no se lo acaricia, se deprime; si no se lo limpia, se enferma; y así, por algunos años hay que proveerles el alimento a su boca, enseñarles a caminar levantándolos cuando se caen, cruzar la calle, etc.

También somos los llamados a cuidar su integridad, a defenderse de los extraños, a proteger su cuerpo.

Protegerlos emocionalmente, sin descalificarlos y aceptándolos como son, proporcionándoles una autoestima alta que les permita desarrollar mecanismos para enfrentar la vida desde su individualidad. Es nuestra tarea cuidar de ellos de tal forma que en la medida que van creciendo, les traspasemos la posibilidad de cuidar de sí mismos al crecer en autonomía. Es por esto que en un inicio les señalamos el camino, para que después ellos transiten solos, eligiendo su propia ruta y asumiendo las consecuencias de sus decisiones.

La autoridad de los padres y los límites a los hijos

¿Qué son los límites?

Constantemente estamos escuchando: “este chico necesita límites” o hay que educar “en límites”, pero ¿qué son los límites? Son pautas confiables del comportamiento que se espera en nuestros hijos expresadas a través de normas claras y coherentes, son un marco de referencia que nos ayuda a los padres a educar a nuestros hijos. Para tener éxito al momento de poner límites, estos deben ser:

  • Acordados entre papá y mamá
  • Posibles de cumplir para la edad de los hijos
  • Conocidos por todos en casa
  • Coherentes
  • Su incumplimiento acarree unas consecuencias, también claras y coherentes a lo que la causó.

Los límites ayudan a nuestros hijos a saber qué comportamiento es el que se espera de ellos, son guías claras en su vida.

¡Saber decir NO!

Decir a un hijo que no, es necesario e importantísimo. No evidencia poder, sino una forma de educar en lo que sabemos no es conveniente para él. A la vez, fortalecemos su voluntad y tolerancia frente a la frustración.  Aquí hay un par de ejemplos:

  • Si nos pide una botella de agua y estamos de camino a casa, hay que decirle: "Ahora no, te tomarás el agua apenas lleguemos". Eso implica que papá y mamá también esperarán llegar a casa para beber agua.  De este modo, damos el ejemplo de que sí puede esperar.
  • Si quieren comprar todo lo que venden en el supermercado, caramelos, chocolates, libritos y juguetitos que suelen estar cerca de la caja, cuando uno ya estás cansado y quiere irse rápido, solemos darles lo que pidan para evitar la pataleta en un momento difícil, pero ellos deben saber que no se obtiene todo lo que se pide en el momento que se lo quiere.  Puedes decirle "lleva sólo un artículo, entre estos dos tú decides cual"

Lo difícil es mantenerte en esa postura si hacen una pataleta.  Pero si cedes a todos los berrinches que hace, estás enseñándole que esa es la forma adecuada de conseguir su objetivo. 

¿Para qué sirven los límites?

Las normas en una familia son indispensables para crecer en orden, autonomía y respeto, deben ser pocas... pero suficientes. Cuando tenemos demasiadas normas podemos perdernos en su cumplimiento y vivirlas se convierte en una camisa de fuerza en la que los hijos no encuentran espacio para desarrollar su individualidad, y para nosotros se convierte en una pesadilla hacerles seguimiento. Son el marco en el cual vivimos en casa. Para que la aplicación de los límites no sea cuestión de nuestro estado de ánimo, debemos ser muy firmes, aunque esté dando nuestro programa favorito de TV y es hora en que nuestro hijo vaya a dormir, debemos dejar el programa a un lado y llevarlo a la cama, así él aprenderá que el horario en casa es realmente importante, de tal forma que con el tiempo ellos solos irán a la cama, a la hora establecida, porque les hemos demostrado con nuestro comportamiento y sacrificio que vale la pena Inicialmente los padres ponemos los límites, para que ellos en la medida que crecen y maduran puedan ir limitándose solos, independientemente de la mirada de sus padres. Así podrán comportarse de forma adecuada en cualquier ámbito, sea la escuela, la universidad, el trabajo, o socialmente.

5 errores comunes en la crianza de hijos

Ser padres trae consigo una serie de emociones nuevas y una alegría inimaginable.

El super papá del siglo XXI

Hay un aspecto trascendente en la actitud del papá del siglo XXI que a cambiado en relación al pasado, y es su involucramiento en la educación de sus hijos.

El papá de hoy ha asumido un cambio en su rol, que durante mucho tiempo fue casi exclusivamente el de proveedor, para complementarlo hoy en día con la experiencia de ver crecer a sus hijos y participar activamente en este proceso, por lo tanto es un papá mucho más presente en la vida del hijo.

Compartir con tu hijo:

La relación con tu hijo crece y se afianza en la medida en que ellos sienten que te interesas en ellos y compartes tu tiempo brindándoles atención positiva. Esto significa que dedicas tiempo a jugar con él, si es pequeño lo podrías bañar, leer un cuento, patear pelota, sentarte en la cocinita de juguete a que te sirvan el té. Seguramente cuentas con poco tiempo y estás cansado luego de la jornada de trabajo, pero este esfuerzo realizado como acto de voluntad tiene beneficios incalculables en tu relación a corto, mediano y largo plazo con tu hijo. Fortalece su autoestima al sentirse importante para ti, fortalece el vínculo creando una relación de confianza en la que siente que puede contar con su padre, te permite conocerlo. Procura que estos momentos de compartir sean en un entorno positivo, que no se centren exclusivamente en corregirlo y llamarle la atención sobre lo que hace mal, por el contrario, aprovecha para descubrir lo que hace bien y díselo.

Conocer a tu hijo:

La forma de conocer a tu hijo es compartiendo con él y observando su comportamiento, sus reacciones a diferentes situaciones, así sabrás si es inquieto o pasivo, si le gusta jugar en exteriores o dentro de casa, si le gusta arriesgar o es cauto, que sentido del humor tiene, si es dedicado o le cuesta concentrarse, si es emotivo o más bien ecuánime, si es curioso, cariñoso o distante. Para educarlo, habrá primero que ir descubriendo cómo es él, posiblemente diferente a ti. Aprenderás a valorarlo como ser único e irrepetible.

Educar a tu hijo:

En la medida que vas conociendo a tu hijo podrás sacar lo mejor de él, pues si solo le gusta jugar dentro de casa, podrás invitarlo a andar en bicicleta y así lo ayudas a fortalecer aquello que le cuesta; si él/ella se fastidia rápidamente, podrás ayudarlos a que manejen mejor la frustración; si es extremadamente estructurado podrás sorprenderlo para que aprenda a adaptarse a situaciones nuevas. Todos tenemos posibilidades enormes de crecer como personas, pero sólo involucrándonos de forma positiva podremos ayudarlos a superar las dificultades y afianzar los aspectos fuertes de su personalidad.

Cuando compartes, conoces y educas a tu hijo les regalas a ellos un padre cercano y un modelo a seguir cuando crezcan.

El papá del siglo XXI tiene otra característica importante, comparte con su esposa las responsabilidades del hogar, ya que, al salir la madre a trabajar, se ven abocados a colaborar juntos en la tarea de proveedores y de organizadores del hogar. Así, vemos papás haciendo supermercado, lavando platos, recogiendo y dejando a sus niños en la escuela o actividades extracurriculares; vivir este cambio con naturalidad ayudará a tus hijos a desarrollar destrezas que le servirán en el futuro. 

 

 

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