La adolescencia es la etapa de la confrontación del hijo con sus padres. Nos puede causar mucho sufrimiento, pero no por esto vamos a evitarla siendo permisivos o dándole la razón en todo, pues por un lado, es necesaria para que él logre su autoconfirmación y tome distancia de los padres reconociéndose como alguien diferente, y por otro lado lo estamos educando y todavía no tiene madurez para tomar solo todas las decisiones, habrá muchos aspectos en los que los límites de los padres todavía sean necesarios y las opiniones esclarecedoras.
Lo importante es tener un canal de comunicación abierto con él, privilegiando el escucharlo que el sermonearlo. Así podemos conocer cómo está pensando, para poder guiarlo mejor… dando cabida a la negociación, pues constatar que los padres los escuchan y consideran sus argumentos e ideas correctos, se gana en confianza y ellos crecen en seguridad consigo mismos.
Lo que el adolescente busca en nosotros, sus padres, es un modelo claro de lo que significa ser adulto, es por esto que debemos actuar con responsabilidad, como adultos, con criterio claro y no por evitar el enfrentamiento, declararnos personas inseguras sin opinión.