Laura María Noboa

Laura María Noboa

Licenciada en Orientación y Consultoría Familiar

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Los niños de primaria

Cuando nuestros hijos entran a primaria se presenta ante nosotros la gran oportunidad de consolidar este período de su vida como uno de calma y remanso. Se lo considera también como la “edad de oro”, pues es una etapa tranquila y sin contratiempos en la cual ellos tienen una gran capacidad de aprender y moldear su carácter y su comportamiento. Para lograrlo debemos continuar dedicándonos a educarlos de tal forma que sean autónomos y se sientan amados. Al cumplir los 6 años inician la segunda infancia, entran a primaria, han dejado de ser los niños de preescolar, se descubren a sí mismos capaces de realizar mayores tareas de forma independiente, lo que les da mayor autonomía, y sienten que pueden valerse por sí solos:

  • Leen y escriben,
  • Asisten a la escuela por mayor tiempo,
  • Se quedan sin adultos en casa de amigos,
  • Pueden ir a la cocina y coger alimentos sin ayuda,
  • Se da una reducción gradual de la dependencia de sus padres.

En esta etapa sus compañeros empiezan a tener una importancia e influencia mayor en su vida que la que tenían en el preescolar. Además, se afianzan normas culturales y sociales al tener que adaptarse a distintas situaciones, tanto en la escuela, como en actividades extracurriculares o eventos sociales, como son las visitas a casa de los amigos. Si logramos atravesar con éxito las tareas de la primaria, tendremos bases sólidas en dónde apoyarnos durante la adolescencia de nuestros hijos.

Están creciendo, características de su desarrollo

Desarrollo de la inteligencia: Es un desarrollo lógico concreto.Son capaces de reflexionar y reconocer que hay distintos puntos de vista sobre un tema concreto.

Desarrollo del lenguaje: Tienen un amplio vocabulario, pudiendo expresarse claramente con los adultos y los otros niños.

Desarrollo de habilidades sociales: Gran sentido del compañerismo, sus amigos y la escuela son parte importante de su vida.  Son capaces de hacer amigos y pertenecer a un grupo.

Autonomía: En la medida que crecen son cada vez más independientes de sus padres, valiéndose por sí mismos para un sinnúmero de situaciones y tareas.

La historia comienza… “Y vivieron felices para siempre…”

Cuando dos personas deciden unir sus vidas, nace la pareja.
Cada una de las personas trae consigo una enorme mochila de vivencias personales y familiares, valores, tradiciones, mitos, creencias y expectativas.

En ocasiones, éstas pueden coincidir, otras veces pueden ser muy distintas. No es sencillo poneren común lo que cada uno trae en su mochila. Ponerse de acuerdo, negociar qué vamos a descartar, con qué nos vamos a quedar y qué nuevo construiremos en común, es más difícil todavía.

¿Qué es lo que sucede?
Usualmente llegamos a la pareja pensando que estas diferencias no existen o será sencillo resolverlas, porque nos amamos, pero a la hora de la verdad resulta que estamos más aferrados a la “forma como se hacían las cosas en mi casa”, descalificando lo que propone el otro. A esto hay que sumarle la presión familiar de lado y lado, para que se viva según la tradición, valores y forma de ver la vida de la familia de la que cada uno proviene, convirtiendo la negociación más dura todavía.

Muchas veces nos podremos sentir desleales a nuestra familia al aceptar iniciativas de nuestra pareja o al crear juntos nuevas reglas o tradiciones decididas en común.
También podremos sentir nuestra identidad cuestionada.

En realidad lo más importante es que la pareja pueda ir dialogando y acordando estos espacios, independientemente de lo que opinen sus padres y suegros, pues son ya una unidad familiar diferente que deberá ir fortaleciéndose con sus propias decisiones.

Aceptar lo que trae el otro como algo bueno… aunque sea diferente, nos ayudará a fortalecer la pareja y a respetar las características de cada uno como algo válido. 

Hijos seguros y amados

La Familia, es el punto de referencia afectivo más importante. Es en dónde nuestros hijos se descubren amados y reciben la seguridad afectiva que los llevara a desarrollar una alta autoestima. Desde la primaria o educación básica, nuestros hijos desarrollan una mayor socialización haciendo sus propios amigos, descubriendo que podrán ser más afines a unos niños que a otros, y están en contacto con profesores encargados de su educación académica y calificarán constantemente su desempeño. Pero es frente a la mirada de sus padres que necesitarán sentirse valiosos por ser quienes son.

Es la valoración de sus padres, la que será el mejor alimento para construir una autoestima alta, que se traducirá en seguridad personal.
Haz el ejercicio de buscar en cada uno de tus hijos los aspectos de su personalidad que más te gusten y díselo, es bueno para ellos escucharlo de nosotros:

- Eres muy solidaria, te has preocupado de no hacer bulla cuando a tu papá le duele la cabeza
- Tu fuerza de voluntad es admirable, a pesar del calor, has paseado al perro
- Que servicial eres ayudando a arreglar la mesa antes de cenar

Cuando deben mejorar en algo, puedes decirles:

- Puedes compartir tu juguete con tu hermano, a él también le gustaría
- Estoy segura que la próxima vez podrás mejorar la nota, hay que estudiar un poquito más
- Te olvidaste de sacar la basura a tiempo hoy, mañana que no se te olvide para que no se acumule

Compartamos vivencias que les llenen el corazón: recuerdos valiosos para la vida; la herencia más grande que podamos dejar a nuestros hijos es el corazón lleno de recuerdos de amor. Para lograrlo busca el tiempo para compartir con ellos en exclusiva, sin mirar el celular:

  • Un juego de mesa
  • Un paseo en bicicleta
  • Llevarlos a jugar fútbol, aunque sean sólo dos y lo único que puedan hacer sean tiros al arco
  • Siéntense a conversar de lo que a ellos les preocupa o los alegra
  • Diviértanse en un día caliente con agua de la manguera

Y así hay un sinfín de momentos que se pueden compartir donde lo que se necesita es el deseo de hacerlo y la buena disposición. De ahí saldrán esas vivencias, esos consejos, ese compartir que ellos recordarán toda la vida, porque fue agradable y se sintieron amados.

Actividades que tu hijo de 5 a 6 años debe hacer solo

Esta es una pequeña lista de 5 cosas que los niños de 5 a 6 años deben hacer solos:

1. Uso de los cubiertos y modales en la mesa

Al comer usa adecuadamente tenedor y comienza a utilizar cuchillo, también puede permanecer sentado a la mesa durante toda la comida.

2. Vestirse solo

Se puede abotonar, así como hacer el lazo de los zapatos. Es completamente independiente para vestirse.

3. Hora del baño

Puede ya bañarse solo, con ayuda para lavarse el pelo.

4. La ropa sucia en su lugar

Cuando se quita la ropa puede ponerla en el tacho de ropa sucia.

5. Reconoce que le pertenece y que no

Pide permiso para utilizar lo que no es suyo, reconociendo qué le pertenece y qué no. ¿Te gustaría añadir algo más a este artículo? Por favor compártelo en los comentarios. 

Actividades que tu hijo de 4 a 5 años debe hacer solo

DE 4 A 5 AÑOS

• Es independiente en sus tareas de aseo, como lavarse los dientes, lavarse las manos y secárselas, peinarse. Va al baño solo a hacer sus necesidades.

• Come solo utilizando adecuadamente el tenedor.

• Se viste solo e independiente, sin necesidad que lo acompañen.

• Es capaz de dejar listo su uniforme escolar para el día siguiente, si se lo piden.

• Es cuidadoso con sus útiles escolares, los guarda después de utilizarlos.

• Está en capacidad de ayudar a los adultos haciendo pequeños favores y recados. (tráeme mi cartera, dile a tu papá que…) 

¿Cómo crear hábitos y rutinas en los niños de 6 a 12 años?

Para que una persona pueda desarrollar un orden interno, necesitan que exista un orden externo. La mejor manera en que nuestros hijos aprendan a ser estructurados en su vida es educándolos en desarrollar buenos hábitos y rutinas para cada día. Es por esto que existen horarios, pues nos ayudan a ordenarnos.

Preparándose para ir a la escuela

info rutina escuela

  1. Hora de levantarse
  2. Vestirse
  3. Desayunar
  4. Lavarse los dientes

 

Regresando de la escuela

Cuando regresen a casa ellos deberán tener otra rutina:

  1. Almorzar
  2. Descansar
  3. Realizar tarea
  4. Deporte o juego
  5. Baño
  6. Cena
  7. Tv o leer un cuento
  8. Dormir

Los horarios no son rígidos, pero si deben ser realizados de forma continuada, sostenida en el tiempo, de lunes a viernes. Es importante diferenciar el fin de semana como un tiempo de descanso y cambio de actividad, incluyendo horario para tarea. La rutina les permite anticipar lo que va a suceder, y a conocer lo que esperamos de ellos.

En la medida que interiorizan estos horarios, dejamos de insistir en conseguirlos, pues se convierten en parte de ellos, asumiéndolos con naturalidad. Estas rutinas les dan adicionalmente dosis de seguridad personal, pues aprenden a administrar su tiempo, y se dan cuenta que sus padres los educan y se interesan por ellos.

Características del niño de 3 a 6 años

Mi hijo de 3 a 4 años

• Coordina mejor sus movimientos: salta, corre
• Pinta y garabatea con mayor precisión
• Lanza o patea la bola
• Habla con frases más largas que antes, incorpora artículos (el, la)
• Domina casi todos los sonidos, aunque todavía puede equivocarse al pronunciar algunos como “pueta” por “puerta”, “tampana” por “campana”

Mi hijo de 4 a 5 años

• Sus actividades manuales son de mayor precisión, recorta, colorea, puntea.
• Mejora notablemente su vocabulario
• Sus frases son más completas y conjuga correctamente los verbos
• Comparte sus juguetes con otros niños

Mi hijo de 5 a 6 años

• Utiliza generalmente la misma mano para colorear, recortar y hacer trabajos manuales, que los realiza con mayor precisión. Ya está listo para escribir.
• Ha desarrollado habilidades motoras que le permiten andar en bicicleta.
• Ya habla sin errores de “lengua-mocha”, puede pronunciar todos los sonidos.
• Se expresa con oraciones elaboradas en las que expresa diferentes momentos, como “primero hago la tarea, luego juego”, utilizando correctamente verbos, pronombres, artículos. Si a los 6 años todavía mantiene problemas de dicción, como dificultad para pronunciar la “rr” deben acudir a una terapia de lenguaje que lo ayude a superarlo. Hay muchos ejercicios que le enseñarán a realizar para fortalecer su lengua y poder emitir ese sonido, lo ideal es que ingrese a la primaria con tenga esa dificultad resuelta.

Los primeros amigos de mis hijos

Cuando un niño cumple 4 años inicia su socialización. Podrán observar que ya se refiere a los compañeros como amigos, y es con los que compartirá el parque, la resbaladera, la mesa de trabajo. Será en el preescolar, así como en las actividades fuera de casa los lugares óptimos para fomentarlo.

Niños Jugando Columpio: Los primeros amigos son compañeros de juego, comparten el mismo lugar, pero no interactúan jugando el uno con el otro.

Niños Peleando: A edad discuten por jugar con el mismo objeto, todavía no son capaces de jugar juntos con él, es para uno o para el otro.

Niños HAciendo Fila: Ya obedecen, respetan una fila y esperan turnos.

Si tu hijo prefiere estar solo, fomenta la participación con otros niños, invitándolos a tu casa, o llevándolo al parque o a algún lugar en dónde tenga la posibilidad de jugar con otros de su edad
En la medida en que gane madurez empezará a interactuar con sus amigos, de tal forma que ya juegan juntos, compartiendo, conversando, asignándose roles, como: “tú eres la maestra, yo el alumno”. Descubrirán que hay amigos afines que disfrutan del mismo deporte o actividad, con quienes compartirán una clase de futbol o pintura.

 

Los permisos del Adolescente

"A todos mis amigos los dejan ir menos a mí", "Todos tienen permiso menos yo, ustedes no me dejan tener una vida".

¿Les suenan familiares estas frases? Son las más comunes en la adolescencia y alguna vez en la vida, algunos de nosotros las hemos dicho. Lo que no quiere decir que es un motivo válido para dar un permiso. Primero hay que averiguar cuántos amigos son “todos”, y luego valorar si lo que pide va de acuerdo a nuestras reglas y principios, y si tiene o no la madurez para la experiencia, con quiénes irá, cuáles serán los riesgos…  y, si estamos de acuerdo, es saludable dar el permiso.

Cuando lo que pide, por algún motivo específico, consideramos que NO debemos dar el permiso, es aconsejable que le expliques por qué le estás diciendo que NO.

Los chicos de hoy necesitan explicaciones, necesitan entender la razón de las decisiones que tomamos… hay quienes creen que se pierde autoridad al hacer esto, pero es todo lo contrario, ganas credibilidad frente a tu hijo, se da cuenta que sus padres saben lo que hacen (aunque esté furioso con ustedes y trate de hacerlos cambiar de opinión) además de permitir una comunicación fluida, positiva. La frase antigua “NO porque NO”, ya no es válida… sólo genera confrontación, cierra la comunicación y crea una distancia enorme entre padres e hijos que luego costará restablecer.

Explicar las razones de tu negativa no significa dar tu brazo a torcer. En este proceso de crecimiento dar explicación es dejar de tratarlos como niños, y empezar a tratarlos como adultos en formación. 

Diferenciando la fantasía de la realidad

Los niños entre 3 y 6 años atraviesan una etapa de gran fantasía y creatividad, en donde en un momento están volando al correr con los brazos abiertos, y al minuto siguiente están muy aterrizados en la realidad cuando la mamá les dice: ¡vamos a almorzar! Tienen el poder de transformar las cosas y transformarse ellos mismos… les encanta disfrazarse, utilizan la escoba como caballo, sirven el café, “comen” frutas plásticas, sus muñecas se convierten en alumnas del jardín y ellas son profesoras, y las mismas muñecas, mañana se convierte en niñas que van a un cumpleaños, o en los niños perdidos de Peter Pan y vuelan, y claro, nuestro hijo es Peter Pan, un mago poderoso o Batman o Spiderman, las niñas son princesas. Sus muñecos son tan reales como sus amigos y algunos tienen amigos imaginarios, con quienes conversan y participan en los juegos. Es la edad en la que simulan la realidad adoptando personajes y situaciones mágicas, en donde todo es posible, basta con imaginarlo. La fantasía es una forma de aprendizaje, estimula su inteligencia, imaginación y sensibilidad, y potencializa su creatividad. No tienen necesidad de aparatos electrónicos que los entretengan, ni conocen el aburrimiento, cualquier cartón es un palacio donde esconderse, en ocasiones más importante el su contenido. No te enojes con facilidad, ni trates de que aterricen en la realidad todo el tiempo.

Diferenciar la Fantasía de la Realidad

Los niños viven en un mundo en el que confunden la fantasía de la realidad, y es por esto que somos nosotros los padres, los llamados a diferenciarla para que ellos vayan madurando. Hay un horario para todo, y si en la hora de jugar están montando a caballo en la sala de la casa, fomentemos la hazaña y sigamos la corriente, aprovechemos para sumarnos a su juego, permítele ser el personaje principal, entra en su mundo y déjate guiar por él. Anímate y sé su ayudante en el truco de magia, o asómbrate cuando te lo enseñe. Sé su alumno, o el cajero del mercado. “Toma” el té y “come” hamburguesas o ensaladas plásticas. Sé Súperman, Ironman o la Mujer Maravilla si él es Batman o si ella es Batichica, despierta el niño que duerme en ti y participa activamente de su fantasía. ¡Separa un momento de tu día para participar del juego fantástico! Pero cuando es hora de ponerse serio, como a la hora de la tarea, comer o bañarse, los tratamos con la madurez que tienen y los sacamos del personaje, llámalo por su nombre; “Pedrito (no Batman) vamos a comer”, “Alicia, es hora de hacer deberes, veamos que te mandó la maestra hoy”. Poco a poco, ellos irán diferenciando la realidad del juego imaginario. A medida que va creciendo, notarás que salta de la fantasía a la realidad con frecuencia, sigue la corriente, no se trata de mantenerlos en la fantasía todo el tiempo. Mientras están jugando puede hacer preguntas reales, contéstalas con naturalidad, saliendo del personaje que estés desarrollando.

Aprovecha momentos en los que no estén jugando para conversar y plantear situaciones reales: - Se dañó la tele, ¿qué crees que podemos hacer?, - Llamamos a un señor técnico que la arregle, ellos saben hacerlo bien. - Y si usamos la imaginación qué podemos hacer? - Un truco de magia la arreglaría, noooo Así ellos van aprendiendo que hay situaciones reales que no se arreglan con fantasía La edad de la fantasía también trae monstruos y miedos irreales que se trabajan apelando la razón. Nunca te burles de esos miedos, para ellos son muy reales. Investiga el miedo, y utiliza argumentos reales para que se quede tranquilo y ahuyentes el miedo. “¿hay un monstruo en el closet?”, cuéntale que estos no existen. Si “Garfio va a venir a llevárselo cuando duerma”, cuéntale que Garfio está encerrado en el cuento, atrapado allí y no puede salir. Si “no puede entrar al mar porque allí hay ballenas muy muy grandes” enséñale un libro de ballenas, cuéntale que comen hierbas, no gente, y que no viven en la playa donde sueles ir.

 

 

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