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María Fernanda Noboa Escrito por  Nov 07, 2015 - 2636 Views

La Adolescencia: Etapa final

La adolescencia está compuesta por tres etapas claras: la pubertad, la adolescencia media, y la final; cada una con características y desafíos propios, tanto para los chicos como para los padres.

 

Esta tercera etapa comprende entre los 16 a 19 años en las chicas y de los 18 a 21 en los chicos. Luego de lo cual se los considera ya jóvenes adultos.

Han atravesado las dos primeras adolescencias con los cambios físicos importantes, en donde han tenido que reconocer y aceptar su nueva imagen, así como experimentar los cuestionamientos a los padres acerca de los valores, desafiar su autoridad y luchar por su autonomía; ha sido una etapa cargada de angustia, estrés, conflicto y tensiones.

La adolescencia final, transcurre en medio de la calma, ya que tiene como punto de partida los logros alcanzados en la segunda adolescencia, un descubrir y desarrollar de su personalidad, para ahora afianzar este cambio y consolidar su identidad personal.

Se logra un equilibrio, así como un mayor conocimiento y aceptación de sí mismo. Ha cambiado las tensiones de la pubertad, por nuevas preocupaciones que tienen que ver ya no sobre él, sino sobre su futuro.

Se considera que termina la adolescencia cuando los jóvenes han formado un sentido claro de identidad personal, están encaminados de forma responsable con su proyecto de vida, sintiéndose autónomos en sus actos y decisiones.

  CARACTERÍSTICAS DE LA ADOLESCENCIA FINAL: ¡Grandes conquistas! 

  • Dispuesto a abrir nuevos caminos,
  • Ha dejado de pensar en sus rebeldías y en lo que “no puede hacer”, para enfocarse en lo que “ puede hacer” con sus propias capacidades que va descubriendo.
  • Se esfuerza por conseguir las metas que se plantea.
  • Ha aprendido a responsabilizarse, ya no echa la culpa a los padres, si no que asume su responsabilidad.
  • Cambia de la introversión y el encierro en su dormitorio, a una actitud extrovertida en donde da cabida a compartir sus pensamientos con los otros, incluso sus padres.
  • Está mucho más seguro con respecto a quién es él, aunque seguirá construyendo su personalidad sobre las bases creadas hasta ahora en la pubertad y segunda adolescencia.
  • Escucha y valora la opinión de sus padres, en vez de ir contra esta por el mero hecho de haber sido emitida por ellos.
  • Tiene ilusión por crecer y descubrir el mundo que empieza a vivir con mayor madurez.
  • Ve los estudios como el pasaporte para su futuro, enfrentándolos con más responsabilidad.
  • Empieza a buscar y poner en práctica pequeños emprendimientos.
  • Está más abierto y listo a una relación de amor con la persona del otro sexo.

No todos los chicos atraviesan por la adolescencia de la misma manera. Estas características son sobre la generalidad de ellos, pero podría suceder que tu hijo tenga otros tiempos, y madure más tarde, o sólo veas algunas de estas características en él.     NUEVOS DESAFÍOS: La Universidad      

Durante la tercera adolescencia los chicos se plantean el futuro. El tiempo va pasando y la evidencia de la graduación del colegio lo enfrenta al término de una etapa que ha vivido por 16 años, desde que tiene recuerdo, en la que se siente seguro e inevitablemente culminará, para enfrentarse a una nueva realidad: ¡la elección de una profesión!

Las decisiones que tome sobre el futuro son su propia elección, ya no es lo que sus padres optan para él como cuando era pequeño, por lo tanto el riesgo y la responsabilidad también son suyos; realidad que lo preocupa y causa bastante tensión.

En este momento es importante que los padres lo acompañen y guíen para que vaya teniendo algo de seguridad en las decisiones que tome. Requiere de mucha paciencia, pues los padres no van a decidir por él, pero sí estarán ahí presentes en el momento de discernimiento.

Si se siente confundido, llévalo a un profesional que lo ayude con un test vocacional para que lo oriente sobre sus aptitudes y gustos.

Escoger carrera puede ser un momento de confrontación entre los deseos de tu hijo y lo establecido en la familia donde hay tradición de médicos, ingenieros o artistas… o con las expectativas de los papás, conocidas o percibidas por el.  Debemos  respetarlo y permitirle en libertad escoger la profesión a la que se dedicará  ayudándolo a ver que la carrera escogida corresponda tanto a sus habilidades como a sus aptitudes, procurando la mayor cantidad de información sobre esa carrera para que él se visualice en lo que sería su día a día profesional.

Las preguntas que se hace a sí mismo son muchas: ¿a qué quiero dedicarme el resto de mi vida? ¿será que estoy eligiendo bien, o me estoy equivocando de carrera? ¿voy a ser bueno en eso que estoy eligiendo? ¿podré conseguir un trabajo? ¿me alcanzará mi sueldo para cubrir mis necesidades? ¿me casaré? ¿encontraré al hombre o mujer de mi vida?

Todas estas interrogantes son parte de su nueva realidad. Muchas preguntas sin respuestas, y por lo tanto generadoras de ansiedad y preocupación.

Proyecto de Vida    

Esta nueva etapa en que los chicos tienen un poco más de paz interior, podemos los padres empezar a plantearles interrogantes con el fin que ellos vayan estructurando un proyecto de vida.

No es más que un plan de cómo quisieran ellos que sea su vida, lo que deben hacer, y deben evitar, para poder cumplir las metas que se proponen como objetivos.

Es importante que tomen conciencia que las situaciones no se dan porque sí, sino que uno las permite o no. Si quieren entrar a una determinada universidad, deberán cumplir con los requisitos que ésta exige, y para lograrlo hay que proponerse metas, así como plantearse los medios para llegar a cumplirlos. Todo depende del propio esfuerzo. Si ellos quieren una beca universitaria, deberán cumplir con las notas requeridas, por lo tanto si se descuidan en los estudios, no lo lograrán. También deberán consultar las opciones de financiamiento que existen para cubrir la Universidad. De esta manera, toman plena conciencia que su esfuerzo y sus decisiones permiten que las oportunidades se den o no.

Deberán plantearse cuándo comenzarán su vida laboral, si lo harán mientras estudian, o al término de la carrera.

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¿Y SI TODAVÍA NO MADURAN? ¡Los eternos adolescentes! 

No todas las personas alcanzamos los mismos niveles de madurez en los mismos momentos históricos. Esto está absolutamente relacionado a la experiencia vivida dentro del hogar, la relación con el mundo que nos rodea, y la personalidad. Seguramente un adolescente al que se le ha permitido asumir responsabilidades, o ha experimentado vivencias de dolor, tendrá mucha más conciencia de la realidad y por tanto los pies más en la tierra y madurará antes que un amigo que ha sido sobreprotegido y se le han dado toda clases de gustos sin tener que esforzarse por obtener lo que necesita.

Otro factor que incide, en ocasiones, es el número de hijo que es dentro del grupo familiar; hay familias en las que madura más rápido el mayor, otras en que lo hace el menor.

Es importante permitirles que vayan resolviendo ciertas dificultades por ellos mismos para que asuman la edad que tienen y caminen hacia la madurez.

Resulta muy cómodo ser adolescente por mucho tiempo, pues garantiza una vida menos esforzada en la que se depende, por mayor tiempo, de papa y mamá, tanto en lo económico como en lo afectivo, sin responsabilizarse ni tomar el control de su vida, pensando: “ya habrá tiempo para eso”. Una vez más los padres deberán tomar la batuta y privilegiar que esta madurez llegue fomentando espacios en que el hijo se vea forzado a crecer.

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PARA TOMAR EN CUENTA:

LA FARRA … ¿Tiene un límite?   

La tercera adolescencia es el momento en que los jóvenes cambian las fiestas en casa por las farras en discotecas y bares, por lo tanto están mucho más expuestos al alcohol y drogas, tanto como a personas que no les son familiares; es entonces mayor la necesidad de actuar con responsabilidad teniendo claro cómo quieren llevar su vida. Implica tener límites, pero no porque sus padres se los impusieron, sino aquellos que son internos, establecidos por ellos mismos, que responden a: Cómo me visto, con quiénes farreo, cómo me comporto, de qué forma bailo, cuánto tomo, hasta qué hora salgo de mi casa.

Si ellos tienen claro su proyecto de vida, así como quiénes son o cómo quieren ser, les será mucho más sencillo comportarse adecuadamente, respetarse y hacerse respetar, pues es en estos ambientes en dónde por sentirse parte de lo que se vive ahí, pierden su norte aceptando comportamientos de los cuales después se arrepienten, como son excesos de alcohol, consumo de drogas, conductas promiscuas, o simplemente hacen lo que creen que va a agradar a otros para sentirse aceptados, para calzar en el ambiente y que nadie diga que son aburridos.

¡Han crecido, pero los riesgos siguen ahí!!

Muchos a esta edad empiezan a generar su propio dinero, pues ya trabajan. Esto les da la sensación de poder que contribuye a que puedan tomar decisiones equivocadas en estos ambientes.   Es justamente la oportunidad para recordarles la importancia del ahorro y el valor del dinero, podrías sugerirles que ahorren el 10% de sus ingresos, de tal forma que se convierta en un hábito, y realicen consumos meditados, evitando el despilfarro, lo cual significa actuar con responsabilidad.

¡Soy mayor de edad y hago con mi vida lo que quiero!!!!!

Seguramente más de una vez habrán escuchado esta frase. Los chicos sienten que la mayoría de edad les da la posibilidad de decidir plenamente en todos los aspectos de su vida, cayendo en la paradoja de tener muchos derechos, pero pocos deberes, pues aspiran poder manejar cuando quieran o decidir ellos sus horas de llegadas, pero no están pensando en aportar económicamente al hogar; es más, tienen 18 años y sus padres los mantienen.

Cuando los chicos plantean este enunciado que a los padres los paraliza, dejándolos sin argumentos en ocasiones, o confundiéndolos en otras, deben plantearse las siguientes interrogantes: ¿vive solo y se sostiene económicamente a sí mismo? ¿Vive en casa contigo, mantenido por ti? Entonces no lo dudes, no importa la mayoría de edad, si vive en tu casa, sigue tus reglas.

Lo que cambia son las reglas, las que podrán negociar en la medida en que ellos van creciendo, en tanto sean confiables y hayan demostrado responsabilidad en sus actos. Las normas y los permisos se irán flexibilizándose con el tiempo hasta que ya queden muy pocas, las mínimas necesarias, que sean trascendentes para los padres, esperando que para ellos sean muy fácil de asumirlas porque las sienten lógicas e indispensables.

Confiar en ellos permitiendo su independencia física y emocional es fomentar que vayan madurando, haciéndose dueños de sí mismos. Es bastante difícil porque para los padres son siempre sus niñitos, y les provoca hacerles la vida más fácil así como protegerlos mucho, sin embargo esa es una actitud que boicotea su natural y necesaria separación de los padres.

Recordemos que son los padres los que los preparan en la vida para que puedan volar solos.   ¿LO HICE BIEN?       Cuando los chicos cumplen 18 años muchos padres piensan: ¡labor cumplida!, pero no es así.

Finaliza una etapa y empieza otra… pero como papás no ha finalizado la tarea. Ahora son hijos más independientes, hay una prudente distancia entre padres e hijos para que ellos puedan tomar las riendas de su vida… Pero los papás están ahí, mirando… aconsejando… metiéndose cada vez que sea necesario, pues no hay otras personas en el mundo que quieran lo mejor para su hijo y estén dispuestos a  sacrificarse por ellos, como sus padres.

Es natural que cuando ellos tomen una decisión equivocada, o tengan un comportamiento inadecuado que desapruebes, te cuestiones si los has educado bien o te has equivocado. Cuando veas que ellos actúan con responsabilidad y toman decisiones acertadas o tienen comportamientos de acuerdo a los valores que les has trasmitido, seguramente te sentirás satisfecho con tu labor.

 Más allá de cómo actúen ellos, debes aceptar  que existe la libertad humana, que les permite tomar decisiones buenas o malas de las cuales solo ellos serán responsables, decisiones que muchas veces podrán apartarse de la educación recibida.

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María Fernanda Noboa

Psicoterapeuta de Familia y de Pareja

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