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Riesgos de aceptar a desconocidos en las redes sociales!

Educar a tus hijos en el uso de las redes sociales implica tener claro que existen riesgos. 

3 conflictos familiares más comunes y sus soluciones

Es absolutamente normal que las personas que integramos una familia tengamos nuestras diferencias, que se traducen básicamente en la forma de pensar, sentir y actuar sobre determinado tema. Pero por qué sucede que algunas familias pueden resolver positivamente sus diferencias llegando a acuerdos que unas veces favorecen a unos y otras a otros, de tal forma que gana la familia, y otras familias que cuando aparecen las diferencias se trasforma el hogar en un campo de batalla en el que cada una de las partes lo que le interesa es ganar o ganar, no importa cuanta sangre se derrame, y los acuerdos son una ilusión remota, no una realidad. Hay otras familias que evitan los temas en los que hay desacuerdo por temor al conflicto y viven una aparente estabilidad. La forma cómo una familia resuelve sus diferencias tiene mucho que ver con la forma que tiene la pareja de enfrentarlas, pues ésta es la base de la familia y el modelo que los hijos viven diariamente y de quienes imitarán la forma de hacerlo.

Los 3 conflictos familiares más comunes son:

Las diferencias que existen en las parejas en cuanto a:

  • la forma como educamos a nuestros hijos
  • el tipo de relación que se tiene con los suegros
  • el uso del dinero

Estos conflictos se dan a nivel de la pareja, pero en la medida en que el conflicto avanza por no encontrar una forma adecuada de negociar va involucrando en él a los hijos, hasta que se convierte en un problema familiar que muchas veces necesitará ya de la ayuda de un profesional para poder resolverlo.

Pues mientras uno en la pareja se ocupa en exceso de los hijos el otro para balancear la pelea se convierte en el que pone límites.

¿Qué es lo que sucede?

En la pareja cada uno viene de una familia que ha sido su modelo hasta el momento de salir de ella, y en muchos casos vienen a formar esta nueva pareja con costumbres y valores diferentes.

Las creencias que cada uno tiene en la pareja:

A la hora de tener hijos cada uno quiere que se hagan las cosas según su costumbre y esto en diferentes aspectos, desde la hora en que los hijos deben bañarse, si antes de ir al colegio o en la noche, lo que uno opina le parece inconcebible al otro, hasta si practican deporte, o van a clase de arte, la hora en que deben acostarse, si las 7 pm, o las 10pm, si tiene edad para tener celular o no, o si es adolescente si tiene permiso para ir a fiestas, consumir alcohol o no y a qué edad. Parece imposible llegar a un acuerdo, las diferencias parecen ser irreconciliables… cada uno quiere hacerlo según su costumbre y siente que hacerlo diferente es una falta de lealtad a su propia familia, que además está observando todo lo que pasa y comentando lo bien o lo mal que lo hacen, aprobando o desaprobando a su propio hijo o el esposo o esposa de éste.

La necesidad de uno de los padres de sobreprotección:

O los problemas surgen por la forma en que se protege a los hijos, es muy frecuente encontrarnos hoy con padres sobreprotectores entre quienes hay una gran disputa, pues usualmente uno de ellos sobreprotege, mientras el otro quiere que el hijo crezca en autonomía y pone los límites, pero el verdadero reclamo es del marido a la esposa a quién pide que deje de cuidar en exceso al hijo para ser más pareja, y la queja de ella que si él ayudara en algo en vez de criticar siempre, ella si pudiera estar con él. Pues mientras uno en la pareja se ocupa en exceso de los hijos el otro para balancear la pelea se convierte en el que pone límites. Uno critica al otro por ser muy permisivo y sobreprotector, y el otro critica por ser muy duro. Finalmente los dos se sienten solos, y resentidos. Han entrado en un juego que retroalimentan constantemente en el cual queriendo estar cerca solo consiguen alejarse uno del otro. Mientras crece el conflicto aumentan las descalificaciones y con éstas el rencor y la soledad. Son muy usuales los comentarios de “ella les permite todo”, “mis hijos son unos malcriados e inútiles”, “él es muy duro con los chicos”, “tus hijos ya no te quieren” y así ad infinitum. Cuando este conflicto se hace evidente no solo la pareja está distanciada, sino que los hijos están alineados con un padre o con otro.

Los suegros:

Otra de las dificultades frecuentes es la influencia que tienen los padres y suegros sobre la nueva familia.   Esto es motivo de conflicto sobre todo en las parejas jóvenes, en dónde marido o mujer están todavía muy unidos a sus padres y son más hijos que pareja, por lo tanto permiten que sus padres participen activamente en todas sus decisiones, poniendo a la pareja en segundo lugar. Esta situación se agudiza si es que éstos padres además contribuyen económicamente al sustento de la pareja. Esta es una situación muy difícil de manejar pues en la medida que un esposo quiere tener más cerca de su cónyuge y le señala la intromisión de los suegros, el otro lo vivirá como una agresión a su familia y se distanciarán cada vez más, aumentando el nivel de discusión.

Soluciones

Estos problemas son comunes a muchísimas familias, pero las manera como lo saquen adelante podrá ser diferente entre ellas dependiendo de la manera en que reconozcan que tienen un conflicto y la forma como lo enfrenten y resuelvan. Así para unas podrá durar unas pocas semanas, cuando para otras podrá ser una discusión eterna, hasta llegar a pensar que es normal vivir así. Puede ser complejo dejar de mirar los problemas o conflictos desde nuestra perspectiva, pero es indispensable para sacar adelante la situación empezar a ver lo que sucede desde los zapatos del otro, ponerse en la situación del otro con las creencias que trae de su familia, para así entender porque insiste tanto en algún punto que para uno puede no significar algo tan grave, o para darnos cuenta de dónde sale su posición y porqué es tan importante para el otro.  Una vez que somos capaces de entender y sentir el porqué de la posición del otro será mucho más sencillo llegar a un acuerdo, ya sea porque cedes, o porque es el otro el que cede, o entendiendo el problema no como una posición cerrada y caprichosa del otro, sino el motivo interior en la que se sostiene, seguramente será muy sencillo que los dos muevan esa posición a un punto intermedio en dónde puedan dar un espacio a la al punto que cada uno sostiene, con lo que obtendrán un ganar ganar en la relación. Tanto los problemas en relación a cómo educar a los hijos, cómo la relación con los suegros se podrán solucionar al dejar de escucharse los argumentos de uno mismo, para empezar a escuchar a la pareja y ponerse en la situación del otro, llegando a la conclusión que muchísimas veces cediendo, gana la relación, gana la familia. Si los dos escuchan al otro, sin rivalidad, sino recordando que aman a esa persona, seguro los conflictos se reducirán, pues hay dos personas invirtiendo en el cambio.

¿Cómo apoyar a los niños a superar un terremoto?

Los niños dependen física y emocionalmente de sus padres y es probable que con posterioridad al terremoto se sientan más indefensos, más expuestos y vulnerables.

Los principales temores de los niños son:

  • Miedo a que el terremoto vuelva a ocurrir
  • Miedo a que le pase algo a su familia
  • Miedo a ser separado de sus padres
  • Miedo a ser abandonado o quedarse solo

¿Cómo apoyar a los niños a superar un terremoto?

  • Hablar sobre lo que ha ocurrido: Brindarles información adecuada a la edad que sea realista, pero también tranquilizadora.  Verificar qué es lo que han entendido, y qué es lo que ellos ya saben que ocurre.
  • Brindar contención emocional: Normalizar y validar las expresiones de emoción en relación a lo que vivieron. Permitirle expresiones de tristeza por las personas u objetos que pudo haber perdido.
  • Mantener unida a la familia:  Evitar enviarlo a otro lugar separado de su familia, asegurándose que siempre esté acompañado por alguien conocido.
  • Confortarlo físicamente:  Es muy importante comprender que el niño necesita más cercanía física.  Brindarle más cariño que el de costumbre, y satisfacer todas las  necesidades básicas y comodidades dentro de lo que la situación permita.
  • Reasumir las rutinas:  Permite al niño recuperar la sensación de control transmitiendo el mensaje que la vida va regresando a la normalidad.
  • Alentar la expresión emocional a través del juego: El juego permite a los niños procesar lo ocurrido y constatar a través de la experiencia que, a pesar de todo, es posible reir y disfrutar.
  • Evitar la sobreexposición de las noticias: Es suficiente para él su propia experiencia.
  • Trasmitir esperanza

Reacciones en los niños:

Algunas reacciones son normales en los niños en los días posteriores a un terremoto, las que habitualmente son transitorias. La mayoría las superarán con sus propios recursos y la ayuda de familiares y amigos.

  • Dependiendo de la edad, además de los temores antes mencionados, podrán tener dificultad en el control de esfínteres, alteración en el apetito, llanto o gritos frecuentes, temor a quedarse solo, realizar mucha o muy poca actividad, confusión, irritabilidad o enojo, conductas agresivas, retraimiento, malestar físico, alteraciones del sueño, problemas de conducta.
  • Es recomendable consultar con un profesional para confirmar que los síntomas son adecuados a la edad.

Recuerde que usted también está bajo presión emocional y necesita apoyo para poder brindar contención a sus hijos Este artículo pertenece a ICAS y ha sido publicado con su autorización.

Recomendaciones después de un terremoto

El 16 de abril del 2016, hemos vivido un terremoto, y con él, hemos experimentado muchas sensaciones desoladas y también de solidaridad de todo un país que se movió a apoyar.  Comparto un documento producido por amigos de ICAS ARGENTINA, que he adaptado para nuestros lectores con algunas recomendaciones después de un terremoto.

Terremotos y Tsunamis son fenómenos naturales de gran magnitud que impactan psicológicamente a las personas. Provocan una crisis tanto individual como social por la sensación de falta de control y desprotección que generan.

Estas crisis inesperadas son eventos traumáticos que rompen abruptamente la cotidianidad de personas, instituciones y comunidades.

¿Qué puede experimentar una persona que es víctima de un terremoto?

Un desastre natural, como un terremoto, implica una situación de crisis inesperada, sorpresiva y de gran carga emocional que puede producir en las personas distintos niveles de shock, según cómo lo han vivido.

Produce un impacto psicológico importante, en la gran mayoría de las personas, tanto adultos como niños, que debe ser considerado ya que suele dejar como secuela una serie de reacciones que afectan el estado físico y mental de la persona, y puede observase en el corto o mediano plazo.

¿Son normales estas reacciones?

Frente a una crisis de este tipo, en un primer momento se vive un fuerte impacto emocional, que se caracteriza por confusión, desorganización y no saber cómo actuar.

También puedes esperar emociones como: miedo, rabia, dolor, pena e impotencia, entre otras.

¿Qué síntomas pueden presentarse?

Síntomas específicos que suelen presentarse de manera inmediata a la catástrofe o incluso hasta seis meses después.

  • Recordar o revivir reiteradamente el evento. Puedes tener recuerdos o sueños reiterativos y angustiantes de la situación, y también reacciones físicas a situaciones que te recuerdan el evento traumático, como gritar cuando ves que se mueven las cosas por algún motivo, o brincar del asiento ante un ruido parecido al del terremoto, etc.
  • Evasión o evitación.
    • Puedes experimentar “insensibilidad” emocional o sentimiento de que nada te importa
    • sentimientos de despreocupación e indiferencia
    • incapacidad para recordar aspectos importantes del trauma
    • aislamiento de las personas
    • lugares u objetos que hacen recordar el evento
    • sensación de un futuro incierto
  • Estado de excitación,
    • Puedes tener dificultad para concentrarte
    • una respuesta exagerada a las cosas que causan sobresalto, irritabilidad o ataques de ira
    • dificultad para dormir
  • Sentimientos de culpa. En algunos casos, puedes tener sentimientos de culpa acerca del evento.
  • Síntomas físicos característicos de ansiedad, estrés y tensión, como:
    • mareo, desmayos, dolor de cabeza o malestar físico general.

¿Cómo podemos manejar mejor el impacto de un terremoto?

  • Busca un espacio donde encuentre apoyo.  Toda persona que ha vivido una experiencia traumática necesita un espacio para poder hablar y compartir lo que le pasó.  Busca un grupo de apoyo o conversen entre familia y vecinos.  Habla de tus vivencias y expresa tus emociones, así podrás disminuir la intensidad de emociones tales como la angustia y/o depresión.
  • Fortalece tus habilidades y competencias.  En situaciones de crisis las personas pueden sentirse inútiles e incompetentes, y olvidar que en otros momentos de su vida no fueron así, es normal luego de haber vivido un desastre de gran magnitud.  Recuerda tus habilidades y de lo que has sido capaz de lograr hasta hoy.  Ese eres tú, una persona capaz y competente que está atravesando por una crisis.
  • Focaliza tus tareas.  Las personas que han vivido una situación de crisis necesitan enfocarse en tareas concretas, es una fórmula práctica para poder tener tranquilidad y focalizar tu energía en salir adelante.  Haz un listado de las necesidades o tareas que hay que realizar, priorízalas y enfócate en una a la vez.
  • Transmite la confianza.  Es importante transmitir confianza a los miembros de tu familia, dividirse en las tareas que cada uno puede realizar de acuerdo a su edad y su capacidad, eso los ayudará a formar un equipo y apoyarse los unos a los otros.
  • Mantén la Esperanza.  Debes mantener la esperanza, sabiendo que serás capaz de enfrentar y resolver las situaciones que se presentan, por más duras que sean.
  • Descansa.  Es característico de las personas que enfrentan una crisis el que se cansen excesivamente o que tengan dificultad para irse a reposar.  Esto los extenúa y es probable que los haga más ineficaces para enfrentar la situación.

Primeras semanas después del terremoto

La semanas y meses posteriores a un terremoto pueden ocurrir muchas réplicas, lo cual es tremendamente difícil por todas las emociones que estamos sintiendo.

¿Cómo restaurar la vida cotidiana?

Es necesario trabajar para restaurar la vida, el hogar y la familia y poner en orden los quehaceres cotidianos. Recuperarse emocionalmente es tan importante como curar las heridas físicas y como la reconstrucción de la casa. Asegúrate de que puedes permanecer en tu casa  porque es segura y no hay peligro o de que se derrumbe durante los temblores secundarios. Si puedes permanecer en tu casa, o volver a ella después de unos días, tendrás muchas tareas para llevar a cabo:

  • Gas: Antes de usarlo revisa la manguera de gas, si no está rota o fisurada, para evitar escapes
  • Electricidad: Si la electricidad se fue y luego volvió, revisa los daños en tus aparatos y equipos electrónicos
  • Si las tuberías de agua se rompieron, busca daños creados por el agua
  • Localiza y/o remplaza los documentos importantes que se hayan extraviado, dañado o destruido
  • Comunícate con tu agente o compañía de seguros de inmediato (si la tuvieres) para comenzar tu proceso de reclamaciones

¿Qué sucede si debes evacuar tu casa?

Si tu vivienda está en peligro o amenazada por un incendio, es necesario evacuarla. Sin embargo, los albergues pueden estar llenos y en los primeros momentos pueden carecer de los servicios básicos, No salgas de tu casa solo porque no funcionen los servicios básicos, o si tu casa y su contenido han sufrido daños moderados. Si debes evacuar tu casa informa a tus vecinos y contactos dónde vas a estar. Cuando seas evacuado, toma las siguientes cosas si es posible:

  • Botiquín de emergencias
  • Medicamentos y lentes
  • Suministros de agua y alimentos
  • Mantas, almohadas y colchonetas de aire o sacos de dormir
  • Ropa de cambio y una chaqueta
  • Toallas y paños
  • Pañales, alimentos y otros suministros para tu bebé
  • Algunas fotos de la familia y otros elementos para el ánimo
  • Documentos de identificación personal

Retorno al trabajo

El trabajo es un factor importante en la vida de las personas y fundamental para recuperar la sensación de normalidad.

Es importante que el lugar de trabajo facilite espacios de contención a sus empleados y permanezcan atentos a identificar síntomas en los empleados que puedan necesitar ayuda.

Debe tenerse en cuenta que tanto un terremoto, como una réplica, pueden darse en el lugar de trabajo y es necesario elaborar el plan de contingencia y hacer simulacros.

Recomendaciones

  • Todas las emociones son válidas y es bueno compartirlas con otros.  Contar lo ocurrido ayuda a elaborar lo vivido, al igual que recibir apoyo y consuelo.
  • Acércate a las personas que más quieres, en quienes más confías.
  • No trates de solucionar todo al mismo tiempo; busca consejo e información, tómate un tiempo para reflexionar y trata de resolver las dificultades concretas y más urgentes.
  • Da un paso cada vez.  No sigas la vida como si nada hubiera ocurrido;  necesitamos darnos un tiempo para recuperar la seguridad, la confianza y la esperanza.

Mía en el Terremoto

Queridos todos, La lectura sirve para muchos propósitosUno de ellos es ayudar a los niños a superar temores, a calmar sus ansiedades.

Hace unos meses llegaron médicos a trabajar con enfermeras y encargados de hospitales de niños para dar talleres sobre como ayudar al niño hospitalizado a mejorar su estado de ánimo y por consiguiente su salud. La indicación fue muy sencilla, contándoles historias, cuentos, fábulas, poesía, los niños mejoraran notablemente en su salud, física y emocional.

He escrito historias que han ayudado al niño a comprender ciertas situaciones y ahí tenemos a MIA, esa niña un poco engreída, que no le gusta comer, ni que la molesten sus hermanas: Sobre este primer cuento de la colección "Los cuentos de Mía", he tenido comentarios positivos: Mi hijo ya toma sopa o mi niña ha controlado su rabieta, acordándose de Mía.

El que ha servido en estos momentos es "Mía en el terremoto", este es el resultado de una vivencia personal ocurrida en el año 2010, durante el terremoto en Chile, me encontraba sola en un hotel de Santiago en el piso 19, el movimiento tuvo una duración de 4 minutos, el cuento es muy cercano a mi experiencia. Se los he compartido a muchos niños en talleres y escuelas y ahora lo he compartido con niños en Manta y Portoviejo.

El cuento: Mia en el terremoto

Mía, sueña que esta en un terremoto, su amigo León Dormido la ayuda, en un momento le indica como debe portarse cuando hay un movimiento fuerte y le dice: "MIA, tranquilízate, suénate los mocos y baja por las escaleras antes que se apaguen los focos". Además le da instrucciones de como debe prepararse para que evite mayores riesgos cuando la tierra tiembla.

Estas historias pueden ser contadas a niños pequeños, sin embargo una mamá me comentó que su hija de 10 años disfruta leyendo estas historia todas las noches antes de ir a dormir.

La colección "Los cuentos de MIA" consta de los siguientes títulos: MIA, MIA VA DE PASEO, MIA EN EL TERREMOTO, LAS TRAVESURAS DE MIA, MIA Y SU ANGELITO, MIA Y PIO EN LA ERA JURASICA y próximamente MIA COMPITE EN NATACION.

La indicación fue muy sencilla, contándoles historias, cuentos, fábulas, poesía, los niños mejoraran notablemente en su salud, física y emocional.

Mi hijo se pasa a nuestra cama todas las noches

Mi esposo y yo somos padres de dos niños, el mayor tiene 3 años, y el menor es un bebé de 8 meses. Nuestro hijo de 3 años empezó a pasarse a nuestra cama cuando tenía dos años, pues fue justamente cuando lo sacamos de la cuna y lo pasamos a su cama.
Usualmente tipo 12 de la noche, aunque hay días en que se queda dormido en nuestra cama mientras vemos TV, y ya amanece ahí. A nosotros nos encanta tenerlo cerca, realmente lo sentimos tan tierno, a veces se pega al papá, otras a mí. La maestra del jardín nos ha dicho que debería dormir toda la noche en su cuarto, pero nosotros no estamos seguros si será necesario esto, pues implicaría una pelea titánica cada noche, y tanto mi esposo como yo trabajamos y no estamos dispuestos a tener malas noches, pues nos acostamos muy cansados.
 

El problema:

Esto que ustedes permiten, es algo que cada día sucede a más y más parejas, de tal forma que se está convirtiendo en algo “normal” en la vida de muchas familias.  Les pregunto ¿hasta cuando lo permitirán?

Suele ocurrir que pasan los años, los hijos crecen, y siendo éstos ya adolescentes siguen durmiendo con sus papás, en muchos casos ya no en la misma cama, pero sí en un colchón que guardan bajo la cama de sus papás, convirtiéndose en un verdadero problema tanto para el chico que no se atreve a dormir solo, como para los padres que necesitan de intimidad.  La presencia del hijo en la cama de los padres sugiere además para algunos una dificultad para encontrarse y vivir su vida sexual, resultando una forma "natural" de evitarse, justificando en la presencia del hijo la distancia en la pareja.  Visto de esta manera la pareja evade la posibilidad de abordar a través del diálogo el problema de fondo.

Es muy natural que nuestros hijos se sientan seguros al lado nuestro, y también que en ocasiones la hora de dormir sea un momento de temor, pues el cuarto está oscuro, y además implica quedarse solos, sin la mamá o el papá, hasta el amanecer.  Estos miedos, normales, se pueden reducir con una luz pequeña prendida en el cuarto y/o  leyéndoles un cuento antes de dormir, pero me dirán ustedes: “igual se sigue levantando o hace un escándalo para que lo acompañemos físicamente, de tal forma que mamá se queda dormida junto a él, y muy tarde se despierta dándose cuenta que está en la cama del hijo acompañándolo” , es verdad, tienen razón, no es fácil, eso sucede! Pero es justo en ese momento en que nosotros los padres tenemos dos opciones:

1. pelear la batalla con firmeza, incomodándonos, hasta lograr que se duerman en su cuarto, o, regresándolo a su cama cada vez que se pasen a la nuestra, así sean 3  o 4 veces en la madrugada.

2. acomodarnos a la situación, justificando nuestro actuar en que estamos cansados y además se nos rompe el alma al verlos tan tristes y asustados.

Dificultades comunes:

Las dificultades más comunes a la hora de acostar a los niños en su cuarto son:

1. No se quiere dormir, lo demuestra llorando.

2. Pide que le lean un cuento muchas veces para tranquilizarse y mantener a mamá en la habitación.

3. La mamá quiere que el papá se encargue de esto y se molesta.

4. El papá asume que debe hacerlo la mamá, y cuando esta se queda dormida en el cuarto del bebé se molesta porque regresa al cuarto de la pareja muy tarde y ya no hay diálogo posible a esa hora.

Las dificultades más comunes a la hora de resolver que el niño se pasa a la cama de los papás:

1.  Ninguno lo sintió cuando se pasó a la cama de los papás.

2.  El que lo sintió no quiere despertarse e iniciar una lucha llevándolo de regreso, espera que él otro reaccione.

3. Ninguno se siente con la fuerza suficiente para iniciar un proceso de regresar a su hijo a su cama de forma constante.

4. No tienen conciencia que es una situación que debe cambiar, y que si no se lo hace a tiempo tendrán a su hijo durmiendo con ellos hasta que se vaya a la universidad.

Un espacio para la pareja, un límite a los hijos:

La familia tiene momentos y espacios para compartir, y es muy importante definir los límites en los cuales participan padres e hijos.  Así como los padres tienen actividades en las cuales no participan los hijos, pues pertenecen solo a la pareja, como es el salir a cenar o al cine en la noche, igual a la hora de descansar, los hijos tienen su cama y su habitación y los padres la de ellos.  Es muy importante enseñarle a los hijos que hay un espacio de intimidad que solo corresponde a los padres, y del cual los hijos no participan.  Cuando permitimos que duerman con nosotros, confundimos completamente los límites y a nuestros hijos también.  Los padres, que también son esposos, necesitan de un espacio para el encuentro, en el que pueda crecer su relación de pareja, sea para  profundizar en el diálogo, tener relaciones sexuales, ver tv, o simplemente acompañarse en silencio, en dónde no hay espacio para un tercero.

Las excepciones existen:

Me dirán también: “ qué pasa cuando tienen fiebre o vómito? “   las excepciones existen! Cuando tenemos un hijo enfermo, debemos cuidarlo, y muchas veces es más eficaz para éste propósito que duerman con nosotros, y así ellos deberán saberlo. Esta enfermedad no es excusa para que se queden en la cama de los padres por años, luego de la emergencia habrá que retomar la rutina, así ellos confirmarán que los padres son firmes y saben lo que hacen.

La solución:

1. Tomar conciencia que tienen un problema.

2.Dialogar en pareja sobre qué método utilizarán para regresarlo a su cama.

3. Asumir en pareja la responsabilidad de la tarea que implica regresarlo a su cama.

4. Hablar con su hijo y explicarle que el tiene su propia cama y que cada vez que se pase a la cama de los papás será regresado a la suya.

5.  Apoyarse mutuamente para cumplirlo.

6. No descalificarse uno a otro quitando importancia a lo sucedido para poder seguir durmiendo.

7. Turnarse las noches, así los dos se implicarán en la solución y tendrán algunas noches en que duerman mejor.

8.  Tomar una decisión en firme, que una vez iniciado el proceso debe haber firmeza y continuidad para mantenerla. Si se hace unos días y otros no el niño sabrá que debe seguir intentando porque a veces los papás ceden, será un mensaje confuso y todos los intentos anteriores quedarán sin validez.

9. Cuando hay constancia en el proceso, podrán vivir unas primeras noches muy difíciles por las continuas levantadas, pero llegará un día mágico en el que duerman toda la noche y al amanecer se den cuenta que ya no se pasó.

Nuestros hijos pueden pedir muchas cosas, pero es nuestra claridad sobre lo que es bueno para ellos, y la firmeza para ejecutarlo lo que nos da la autoridad a la hora de educar.  Hay muchas situaciones que son agradables, que pueden parecer buenas, pero que traen consecuencias negativas a la familia, y requieren de padres valientes que puedan contener sus deseos inmediatos de satisfacción, por unos resultados a largo plazo que los beneficien y eduquen.  Depende de ustedes! Buena Suerte!

Cómo solucionar los conflictos de pareja

Existen muchas situaciones que desencadenan en problemas conyugales.  A continuación describimos algunos de ellos y la forma como solucionar los conflictos de pareja.

1. ¿ Quién tiene la razón?

“yo se reconocer cuando me equivoco, pero ella… Nunca!

Lo más común es pensar que uno tiene la razón y el otro está equivocado, y esperar siempre a que el otro se disculpe por su falta. Es frecuente la frase: “yo se reconocer cuando me equivoco, pero ella… Nunca” .   Mientras pensemos así va a ser muy difícil solucionar el problema.

¿Han pensado alguna vez cómo se siente el otro cuando discutimos, y qué es lo que lo lleva a comportarse de esa manera? Más aún, ¿que hacemos nosotros para provocar esa reacción en el otro?   Cuando hay una discusión hay dos posiciones y estas se influencian recíprocamente todo el tiempo.

En vez de estar acusando al otro de culpable, y si nos importa lo suficiente nuestra relación, el ejemplo a nuestros hijos y el ambiente familiar, podríamos dejar del lado la dinámica ataque/defensa/ataque para ser protagonistas del cambio. ¿Cómo?   Pensando: qué puedo hacer yo, dónde debo cambiar yo, para que estas diferencias no terminen en discusiones eternas en dónde nos herimos y resentimos, sino que lleguemos a una solución constructiva. En el momento en que uno cambia algo en sí mismo, el otro lo hará también, pues sentirá una relación mucho más placentera y estará motivado a continuar con la dinámica positiva, sobre todo sentirá que le importa al otro, y esto hará que valga la pena el cambio.

Esto no es fácil… muchas personas consideran que esto es rebajarse frente al otro… Yo no lo creo así, siento que es de valientes tomar la iniciativa, sobre todo cuando hay amor y de verdad se quiere luchar por la relación.

2. ¿Y el resentimiento?

El perdón es buen compañero, es ofrecer al otro una nueva oportunidad y no sacar en cara en las próximas discusiones la lista de ofensas recibidas con anterioridad

En cualquier discusión, si no se llega a una conclusión oportunamente, se puede pasar rápidamente del tema en cuestión, "las malas notas del hijo",por ejemplo, a herirse la pareja duramente. Es ahí cuando los ataques se convierten en descalificaciones verbales y gestuales, agrediendo al otro con todo nuestro cuerpo, en la medida en que las discusiones son más frecuentes, las descalificaciones aumentan hasta llegar al punto de haber acumulado grandes dosis de resentimiento en contra del otro.   El resentimiento es mal acompañante. ¿Cómo salir de una situación tan negativa? No es fácil, pues ya hay mucho dolor, y es real.

El perdón es buen compañero, es ofrecer al otro una nueva oportunidad y no sacar en cara en las próximas discusiones la lista de ofensas recibidas con anterioridad. El que ha ofendido siempre podrá reparar el daño cometido, es decir, reconocer su responsabilidad pidiendo perdón y haciendo un gesto positivo que le sirva al otro como símbolo para restituirle lo quitado. Es un acto, cómo unas flores, o una cena, una conversación con los suegros, después del cual los dos puedan pasar la página.

3. Una comunicación positiva.

Trasmitir lo que queremos decir no debe significar tener siempre un conflicto o una pelea aunque el otro piense diferente

La forma cómo nos comunicamos tiene mucho que ver en la manera de resolver nuestros conflictos, favoreciendo o desechando la posibilidad de llegar a un acuerdo. Una mala comunicación es fuego en la discusión, una buena comunicación es una puerta que se abre para llegar a un acuerdo.

Una cosa es decir: “otra vez a casa de tu mamá, ¿acaso no tienes nada mejor que hacer?” ella contestará “si, y qué”… muy diferente sería que le pregunte: “¿Vas a ir hoy a casa de tu mamá? Hoy viene el maestro carpintero y me gustaría que lo atiendas” Seguramente ella responda, “si iba a ir, pero mejor hago lo que me pediste”. En el primer caso la pregunta parecería encerrar un reclamo y además un juicio de valor, que a su vez causa malestar y se convierte en conflicto, el segundo demuestra la verdadera intención que era pedir un favor. Y si lo que lo preocuparía a él es en realidad la frecuencia con que ella visita a su mamá, seria mejor que se lo pregunte directamente: “Me preocupa que pases todos los días en casa de tu madre” es una frase que invita al diálogo a través del cual podrán conocer mejor que la motiva a esas visitas, a la vez de saber ella lo que el opina o siente sobre eso.

“Este niño sí que es engreído, la mamita le da de comer en la boquita” es un comentario que descalifica a la madre y al hijo y lo que consigue es que se alejen del padre, si lo que el quiere es ayudar a la autonomía del hijo, mucho mejor vendría que diga “que te parece si dejas al niño comer solo, creo que lo ayudaría a crecer”   de ésta forma se dice lo que se piensa y se transmite la verdadera intención, evitando la descalificación.

“¿Qué manera de llegar tarde, de dónde vendrás?” Esta pregunta llevará al esposo a una contestación seguramente defensiva, porque lo que trasmite es desconfianza, pero si le dice “estás llegando tarde de la oficina, te extraño”, lo invita a que le cuente porqué llega tarde y seguramente a que se esfuerce en llegar temprano la próxima vez.

La forma en que comunicamos las palabras y los gestos con los que las acompañamos son de gran importancia al momento de tener un diálogo, trasmitir lo que queremos decir no debe significar tener siempre un conflicto o una pelea aunque el otro piense diferente…puede haber un gran desacuerdo, pero comunicado positivamente y trasmitiendo el argumento y los sentimientos propios al respecto nos lleva a respetarnos y conocernos mejor, las descalificaciones solo nos distancian.

De la forma cómo los adultos de la familia, la pareja, enfrentemos nuestras diferencias directamente, y lleguemos a acuerdos en dónde unas veces se le de la razón a uno, y otras veces al otro, permitirá a los hijos crecer con un modelo de familia en donde se puede llegar a acuerdos y respetar a la otra persona aunque tenga un criterio diferente al propio. Y si la pareja se ha ofendido y luego han salido fortalecidos de la crisis se estará modelando que nosotros también nos equivocamos, pero somos capaces de perdonar y reparar porque amamos.

  

¿Cómo saber si mi hijo tiene ansiedad?

El miedo ha sido una constante en el desarrollo humano. La aparición de la ansiedad en los niños nos muestra su evolución, indica que el niño está adquiriendo una consciencia sobre su propia individualidad y sus recursos. A lo largo de la infancia aparecen miedos considerados normales. Empezando los 7 años y junto a la etapa escolar, los niños enfrentan nuevos retos y escenarios en los que pueden triunfar o fracasar. El rendimiento escolar y deportivo, junto a sus relaciones sociales, pueden ser fuente de satisfacción pero también generadores de ansiedad.

¿Cómo saber si la ansiedad infantil es propia del desarrollo evolutivo, o se está volviendo un cuadro patológico?

Para determinar si lo que observamos en nuestros hijos puede ser diagnosticado como un trastorno de ansiedad, debemos conocer estos dos puntos clave:

  • La intensidad. El grado de ansiedad que presenta el niño, el efecto que tiene este cuadro en su vida diaria y en la relación con los miembros de su familia y amigos.
  • La duración. El tiempo que ha transcurrido desde el inicio de los síntomas hasta la presente fecha.

A continuación una descripción de los principales trastornos de ansiedad observados en la infancia, que han sido clasificados en 6 grupos de acuerdo a sus detonantes y al entorno en el que se manifiestan.

1.- Ansiedad por separación.

Es común que en algunas circunstancias los niños se preocupen por separarse de su hogar o de sus padres. Estemos atentos a esta situación en caso de que sea una constante y causa de malestar en la familia. Signos a observar:

  • Preocupación excesiva por la salud o seguridad de sus padres.
  • Miedo a estar solo, o a que algo terrible lo separe de su familia.
  • Negativa a ir a la escuela.
  • Manifestaciones somáticas cuando se anticipa la separación.
  • Insistencia en dormir con los padres.

2.- Trastorno por ansiedad generalizada.

A veces sentimos que nuestros hijos se preocupan en exceso, pero cuando se trata de un malestar o temor que los acompaña la mayoría del tiempo y en diferentes escenarios de su vida diaria, podría tratarse de un trastorno. Características generales:

  • Responsabilidad exagerada, tensión y necesidad de mucha seguridad.
  • Quejas de dolores de estómago u otras afecciones que no parecen tener una causa física.
  • Preocupación crónica y excesiva, difícil de controlar.
  • Fatiga recurrente, mal humor.
  • Berrinches frecuentes ante cambios.

3.- Desorden de pánico.

Los ataques de pánico en el niño pueden ser similares a los de un adolescente o adulto. Se manifiestan con episodios de intenso miedo, sudoración, taquicardia, náuseas o mareo.  Si se dan de manera repetitiva y sin causa aparente, puede tratarse de un trastorno de pánico.

4.- Fobias específicas.

Los niños con fobias tienen un temor exagerado y a veces irreal a ciertos animales, situaciones u objetos. Las más frecuentes son:

  • A los animales.
  • A irse a dormir.
  • A la escuela.
  • A la oscuridad.

Debemos diferenciar la fobia de los temores normales y evolutivos. Estos últimos desaparecen luego de seis a ocho meses de haberse presentado.

5. Trastorno obsesivo compulsivo

Los niños y adolescentes con trastorno obsesivo-compulsivo, se ven atrapados en un patrón de pensamientos y comportamientos repetitivos. Aunque puedan reconocer que éstos parecen sin sentido y traumatizantes, son muy difíciles de detener. Las obsesiones empiezan con ideas recurrentes y están acompañadas de una sensación de malestar. Los comportamientos compulsivos aparecen con la necesidad de ejecutar una acción con el objetivo de aliviar esa ansiedad, o impedir que algo malo suceda.

6. Trastorno de estrés post traumático

Los niños que han vivido o presenciado una situación sumamente estresante, pueden presentar ansiedad recurrente y posteriormente suelen experimentar el acontecimiento una y otra vez en forma de fuertes recuerdos u otra clase de pensamientos perturbadores. Como resultado, pueden intentar evitar todo lo que se encuentra asociado con el trauma. También sobreactuar al sobresaltarse o tener dificultades del sueño.

¿Cómo tratar el cuadro de ansiedad?

A diferencia de los miedos evolutivos, comunes dependiendo la edad, los trastornos de ansiedad en los niños no desaparecen por sí solos, incluso pueden intensificarse y predisponerlos a sufrir otros trastornos emocionales o también dificultades en el aprendizaje. El abordaje debe realizarse en cuanto se observan los primeros signos de dichos trastornos, de manera integral. Principalmente desde el área psicológica, se han visto buenos resultados con la terapia cognitivo-conductual. Esta terapia consiste en:

  • Desarrollar un plan de acción personalizado, con pasos y tiempos determinados por el profesional, los padres y el niño.
  • Enumerar los signos más relevantes que se desean modificar y de manera gradual “desensibilizar” y acercar al niño a ellos.
  • Determinar refuerzos positivos que serán implementados a los comportamientos que deseamos repetir o instaurar.
  • Técnicas de relajación y respiración.

Es fundamental el apoyo de todos los miembros de la familia en este proceso de mejora. Los hermanos juegan un papel importante y deben conocer el camino por el que atraviesa su hermano/a. Dependiendo el caso con el que estemos lidiando y qué tipo de ansiedad observamos, sería de mucha ayuda tener un acercamiento a la escuela. Los chicos pasan un tercio del día en ella, y sus compañeros y profesores pueden apoyar en este proceso. En ciertos casos, hay que analizar si los estresores se repiten en la escuela para implementar los cambios apropiados.

El entorno del niño debe de ser armonioso y los padres deben mantener una comunicación franca y abierta. Se debe tener mucha paciencia, sentido del humor y reducir los propios niveles de estrés para de esa manera enseñarle a enfrentar el futuro con optimismo.

Consejos para mejorar la autoestima de nuestros hijos

Constantemente escucho a padres decir mi hijo es inseguro, mi hijo tiene el autoestima baja, y ciertamente es una realidad para muchos niños, jóvenes y adultos. El autoestima es la mirada positiva o negativa que tenemos de nosotros mismos, que se construye a través de la mirada negativa o positiva que recibimos de nuestros adultos significativos, es decir, nuestros padres o quienes hagan las veces de éstos. Con el tiempo la mirada de otros, maestros, amigos, podrá ir completando la que tenemos de nuestros padres, que siempre será la de mayor fuerza al momento de construirla. Ya de joven y adulto seremos nosotros mismos los que podamos reconocer nuestras fortalezas.

Consejos para mejorar la autoestima de nuestros hijos

¿Qué podemos hacer para que nuestros hijos tengan un autoestima alta y sean personas seguras de sí mismas? La respuesta implica trabajar en nuestro estilo de educación, pues la forma como nos relacionemos con nuestros hijos, así como la forma como los eduquemos serán la clave para construir su autoestima. Aquí algunos tips:

  1. Errores como oportunidad de aprendizaje: la posibilidad de equivocarse y de resolver el problema con nuevas soluciones como una fuente para reconocer en sí mismo su potencial personal para salir adelante. Como padres tenemos la gran oportunidad de trasmitir a nuestros hijos que los errores tanto de ellos como nuestros no son un fracaso, mas bien una oportunidad para aprender de ellos y resolver las cosas de una manera distinta. De esta manera damos a los errores un enfoque positivo de aprendizaje.
  2. Sentirse parte de la familia: El sentido de pertenencia nos construye como personas, es el hecho de sentir que alguien me espera en casa para quién soy importante. Que mi presencia en esta familia no es invisible, que es significativa, existo para ellos con lo cual me siento amado.
  3. Respeto mutuo: Si le pido a mi hijo que me respete debo respetarlo a él de igual manera. El respeto tiene dos vías. Un hijo que crece en un ambiente en dónde es respetado como ser humano crece en dignidad, se sabe a sí mismo valioso por el hecho de existir, a partir de lo cual la única forma que conocerá de relacionarse será el respeto.  Un hijo que crece en el respeto es respetuoso con quienes lo rodea.  El mensaje que envía el trato respetuoso es mucho más potente que decir a cada momento "respétame" o "tienes que ser respetuoso".
  4. Comunicación asertiva: La comunicación clara y directa, sin juicio de valor, ni insultos, ni ironías, ni mensajes abiertos en los que es difícil responsabilizarse, les da mucha seguridad. Esta consiste en hacerse dueño de lo que se dice comunicando un mensaje claro a una persona determinada. Ej: Pablo, ¿arreglaste tu mochila?
  5. Animar en vez de alabar: Llenar a un hijo de alabanzas no ayuda en su autoestima, solo contribuye en que no tengamos credibilidad con lo que decimos, pues ellos no creerán que todo eso tan grandioso que decimos han hecho es cierto. Lo que les da seguridad es que reconozcamos su esfuerzo y los animemos a continuar con aquello que se han propuesto.
  6. Creer en que el es capaz: Conocer a nuestro hijo y confiar en sus capacidades, así como confiar en él como persona. Como padres somos los llamados a creer que nuestro hijo puede lograr sus metas en sus tiempos y con su estilo, así como confiar en su honestidad. Ellos perciben desde muy pequeños si nosotros creemos en ellos o no, lo cual va quedando marcado en su memoria emocional en la medida en que crecen. Cuando creemos en ellos les trasmitimos adicionalmente el valor del esfuerzo personal, pues sin él las metas no son posibles.
  7. Valorar su individualidad distinta a la mía:  Nuestros hijos son únicos e irrepetibles con lo cual serán distintos a nosotros.  Para que ellos se sientan amados y por lo tanto seguros necesitan sentir que sus padres lo aceptan con sus características propias y personalidad y gustos distintos a ellos.
  8. Reglas claras en casa:  Es necesario que nuestro hijo conozca las reglas que hay en casa para saber cual es el marco permitido.  Las reglas le dan seguridad al hijo pues tiene la certeza de lo que sí está aceptado, de cual es el comportamiento esperado y cual no lo es.
  9. Permitirle decidir y hacerse cargo de su decisión, sin criticarla: Demos a nuestro hijo dos opciones válidas para nosotros para que elijan una de ellas, así aprenderán a decidir. Cuando ellos elijan una respetemos su decisión, sin hacer caras negativas ni tratar de convencerlos de cambiar la decisión. Si hemos dado dos opciones igual de buenas y hemos dado la oportunidad de que ellos decidan es porque vamos a aceptar de igual manera cualquiera de las dos opciones propuestas.
Un hijo reconocido, valorado y amado será un hijo seguro de sí mismo.

Recomendaciones para la recuperación psicológica de niños luego de un terremoto

El 25 de mayo 2016 tuve el privilegio de asistir a la Conferencia promovida por la Universidad Casa Grande: “Acompañamiento psicosocial en situaciones de catástrofe, con enfoque en niños” en Guayaquil. Dictada por la Dra. en Psicología Ana María Arón y Mgs. Andrea Machuca, ambas de la Universidad Católica de Chile y del Centro de Estudios y promoción del buen trato: www.Buentrato.cl Luego de lo cual cubrimos su rueda de prensa, un extracto de la cual comparto en el video. https://youtu.be/p5bXIlaz33k  

Recomendaciones para la recuperación psicológica de niños luego de un terremoto

Permanencia en los albergues

  • Lograr que los niños estén con un adulto cuidador, que sea de su confianza y que esté seguro
  • Dar espacio a los niños, para hablar de lo que pasó
  • Permitir espacios de conversación, que jueguen y lean cuentos.

“No se asusten cuando quieran jugar al terremoto” dijeron, y me sorprendió, porque eso mismo sucede en Manabí. Los niños juegan con las vivencias que han tenido, el juego es un aprendizaje para ellos, y un canalizador de su estrés, y una experiencia reciente, por lo tanto que jueguen al terremoto, no debe ser extraño, sin embargo, para los adultos difícil verlos jugar al “terremoto” y usualmente los retan. Nos dejaron su cuento Cuando la tierra tembló. Es un muy buen material para trabajar esta experiencia, con ellos. Siguiendo con sus recomendaciones:

  • Procurar recuperar la rutina
  • Promover espacios a los adultos cuidadores para que estén seguros y bien, ya que ellos trasmiten seguridad a sus hijos
  • Procurar que el tiempo que pasen en los albergues no sea muy largo
  • Los albergues deben funcionar en formato familia, para que puedan replicar lo más pronto posible su funcionamiento familiar y la “normalidad” dentro de lo que cabe.
  • Promoción de espacios libres en los albergues, destinar áreas de juego dentro del albergue, canchas deportivas improvisadas para los adultos también.

En ocasiones sirve delimitar con cinta los espacios y áreas de juego, para que los niños tengan un espacio entre ellos para jugar y distenderse, sin estar siempre entre los adultos. Los niños tienen sus formas de manejar las tensiones, mientras juegan con niños de su edad.

Programas voluntarios en los albergues

Sugieren que los programas sean coordinados, ya que las instituciones se cruzan entre ellas y no se canaliza bien la ayuda, además, es bueno para los afectados, el tener un vínculo estable, esto es, que siempre sean las mismas personas quienes regresen a ayudarlos. No les hace bien que cambien todo el tiempo.

Programas educativos recomendación

Los programas educativos deben readecuarse luego de una catástrofe, ya que existen nuevas prioridades en las cuales enfocarse, sobre todo en los adolescentes 

 

 

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