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Proceso de crianza de nuestros hijos, entre ser amables y ser firmes

Nicole Lilliegren (colaboradora de Construyendo Familia), es Psicóloga Clínica con Maestría en Clínica Infantil, nos explica en esta ocasión sobre un tema muy importante en el proceso de crianza de nuestros hijos, entre ser amables y ser firmes. Comparte este video para que más familias, y en especial papá como mamá puedan encontrar el camino correcto, para educar a sus hijos de la mejor manera posible.

¿Se pasa tu hijo por la noche a tu cama?

¿Tu hijo se pasa a tu cama todas las noches?

Realmente no estás solo, esto sucede a muchísimas parejas a diario, quienes sin imaginar que éste comportamiento puede durar años, no lo paran, pues se endulzan con lo tierno que es sentir al hijo pequeño cerca acompañados con lo cansado que es pasar el niño de regreso a su cama cada vez que esto sucede.

Es importante que tengan claro que los niños deben acostumbrarse a dormir en su cama, y corresponde a los padres educarlos en éste sentido.

Los nuevos desafíos de ser papá

Ser papá

La experiencia de ser papá comienza desde el instante en que la esposa le cuenta que está embarazada.   En ese momento se actualiza la expectativa de cómo será él en el rol de padre, que tipo de padre le gustaría ser, y se inquieta por la responsabilidad económica que esto implica, comenzando por el costo del embarazo, atenciones médicas, hospitalización, proyectándose hasta la universidad del hijo, y cómo lo hará, todas sus dudas sobre cómo se ve a sí mismo como padre… Más adelante, se imagina cómo será su hijo, a quién se parecerá… Al ver la primera ecografía se despierta del sueño y vive a su hijo como una realidad. Luego, al sentir las pataditas tocando la barriga, no tardará en darse cuenta que si le conversa, el bebé reconocerá su voz, dándose la primera comunicación padre-hijo.

Las nuevas generaciones de papás participan del parto o cesárea; recordando que es la esposa quien da a luz, pero son los dos los que se convierten en padres, por lo tanto ambos participan del alumbramiento. Al cortar el papá el cordón umbilical, estará representando gráficamente una función que deberá cumplir como padre en muchas ocasiones para lograr la distancia prudente entre la madre y el hijo cada vez que la mamá sea sobreprotectora y el considere que debe ayudar al hijo en su autonomía, deberá participar, al igual que en su nacimiento, ayudándolo a crecer.

Y empieza así una relación paternal que será la guía, protección, abrigo y amor mientras los hijos crecen y maduran; y que los acompañará durante su edad adulta.


Un modelo para los hijos

Como papá eres indiscutiblemente el “modelo”, la imagen de hombre que tus hijos imitarán, lo que se graba en su memoria como el significado de lo que es un padre, esposo y hombre, cómo están en el mundo, lo que hacen, cómo se comportan, las decisiones que toman, la forma de dar afecto, por lo tanto, lo que ellos pueden llegar a ser cuando sean adultos.

Es ahí en dónde los padres tienen una oportunidad de oro para intentar ser la mejor versión de sí mismos como una herencia amorosa a sus hijos, que lo están mirando todo, cada detalle de su comportamiento: como trata a la mamá, a los hijos, a las otras personas, si es generoso o no, si hace trampa o si es justo, si lee o hace deporte, si es solitario y busca a la familia para compartir, si es grosero o gentil, si es amable y educado… todo lo están registrando para luego confrontar con su propia expectativa de cómo quieren ser el día que sean padres.

Mientras los hijos crecen, los papás son sus héroes. Ellos requieren compartir con papá, cada día tienen más necesidad de estar contigo, y más te extrañan cuando no estás. Participar desde que son bebés cambiándole el pañal, o sacando gases, tal vez haciéndolos dormir. Todo implica una inversión de tiempo, paciencia y esfuerzo amoroso, pero la recompensa de verlos crecer no tiene precio, es infinitamente mayor a lo que se invirtió en el proceso.

Cuantas veces han escuchado a su hijo decir: “papá, cuando sea grande quiero ser como tú”. Que orgullo tan grande siente el papá, y que compromiso igual de grande adquiere, pues eso significa mirarse los defectos y trabajar en ellos.

¿Tener otro hijo?

¿Tenemos otro bebé?

Cuando una pareja ya tiene hijos y planea no tener más, quizá lleguen a un punto en su vida que quieren revisar esta decisión. Son varios los factores que se deben valorar, a profundidad. Uno es ninguno, se dice coloquialmente. Dos ya son una pareja de hermanos para acompañarse y compartir. “¿Para qué más?” argumentan algunas parejas. Sin embargo, es usual que, al siguiente día, se replanteen si deberían “lanzarse”, “aventurarse” a tener otro hijo. Ocurre que las necesidades de la pareja de padres van cambiando a medida que cada uno de ellos experimenta su crecimiento como ser humano.

Cuando una pareja ya tiene hijos y planea no tener más, quizá lleguen a un punto en su vida que quieren revisar esta decisión

Una decisión compleja

“Hay que ser responsables”, sostienen muchos matrimonios cuando reflexionan sobre el número de hijos a tener. Por paternidad responsable se suele entender a la capacidad de los padres para financiar alimentación y colegiatura de cada hijo, movilizarlos a sus actividades extracurriculares o lograr un tiempo de vacaciones familiares. Pero este concepto no solo se limita a esas cuestiones. La paternidad responsable también está ligada a analizar qué tan capaces y preparados estamos para dar a cada hijo, en justa medida, un ambiente lleno de tranquilidad para que se sientan seguros y protegidos. Asimismo, este concepto se refiere a la paciencia, la dedicación y el amor que le demos a ellos, individual y colectivamente, lo cual necesitan para desarrollarse funcionalmente.

Cuando ya hemos sido padres por primera vez y hemos adquirido cierta experiencia en este rol, suelen abordarnos otro tipo de dudas, como por ejemplo: ¿Cuánto tiempo esperar para volver a embarazarnos? ¿Estamos listos para tener otro hijo? La decisión de aumentar la familia con la llegada de un nuevo miembro se vuelve en ocasiones más compleja de lo que se imagina.

Por eso, siempre debemos tener presente que antes de ser padres, fuimos pareja; y como tal, quizá venga bien esperar algún tiempo entre un hijo y otro, con la finalidad de pasar un tiempo solos, el cual aportará a fortalecernos como esposos. Recordemos que si peligra la pareja, se desestabiliza la familia. Es importante cuidar la relación e ir descubriendo y viviendo cada una de las etapas que el matrimonio ofrece; de esta manera, se afianzará una relación estable, cimentada sobre bases sólidas. Esto permitirá a la pareja vivir un estado de satisfacción y plenitud, lo cual será un factor determinante para considerar la opción de tener otro hijo.

Vocación, no obligación 

La gran mayoría de parejas da por hecho o comparte la creencia de que al formar una familia, se deben tener hijos. Sin embargo, esto no es una verdad absoluta. Hay matrimonios con diferentes sueños, ideas y aspiraciones, que deciden priorizar su realización personal. Otros, no sienten la vocación de ser padres. Generalmente, en ambos casos, los hijos no tienen cabida en su proyecto de vida, por lo que lo más probable es que tengan claro que la paternidad no es una opción para ellos. También hay parejas, más complejas, que necesitan analizar profundamente la decisión de tener más hijos, sopesando factores tales como: conflictos irreconciliables como esposos que no se solucionarán con la llegada de un bebé, la existencia de una enfermedad terminal o transmisible a su descendencia, insuficientes recursos económicos para cubrir las necesidades básicas de los hijos, o parejas en las que uno de ellos quiere más bebés, pero el otro, no.

Cabe destacar que tomar la decisión de traer un niño al mundo es tarea y compromiso de ambos padres, si la pareja no logra llegar a un acuerdo al respecto, no es recomendable hacer trampas o engañar al otro; al contrario es momento para poder conversar y poner sobre la mesa todos los argumentos de cada uno, negociar y poder llegar a un acuerdo del desacuerdo, que sea un ganar/ganar para la pareja.

Si se logra tomar decisiones maduras e inteligentes, se evitará a largo plazo descargar en el hijo las frustraciones personales (que puedan llegarse a sentir), teniendo una plena conciencia de que los hijos fortalecen a la pareja, mas no son parte de la misma.

¿Trabajo versus maternidad?

¿Debo limitarme a tener pocos hijos?", es una duda que con frecuencia surge en aquellas madres que trabajan. La maternidad y el trabajo son compatibles. Lo importante es tener las prioridades de ambos roles bien claras de acuerdo a cada etapa que se vive. Si se establece una red de apoyo y ayuda a través de abuelos, amigos y un maternal, entre otros, la madre podrá organizarse y complementar trabajo-maternidad de manera funcional. No tiene porqué desencadenarse ningún efecto negativo en niños con madres que trabajan; estos surgen cuando la mujer están insatisfecha debido a la culpa que siente por dejar a sus hijos para ir a trabajar, instalándose en ella tal nivel de ansiedad, que repercutirá en su rol de mamá y de esposa. Por lo tanto, no existe una receta ni respuesta mágica para la duda planteada; siempre se concluirá en que dicha decisión debe ser exclusiva de la pareja.

Aspectos que debemos valorar para la toma de decisión

Hoy en día, los esposos tienen acceso a información de primera mano, que les ayudará a consolidar el proyecto de vida familiar que desean construir. En el proceso sería conveniente analizar algunos factores como: • Estilo de vida: Si son parejas que se movilizan constantemente de un sitio a otro por trabajo, o planean radicarse en otro lugar. • Edad: Su afectación directa en cuanto a salud, paciencia y tiempo, etc., lo cual repercutirá en el crecimiento y desarrollo de los hijos. • Factor tiempo: Si ambos padres trabajan, deberán plantearse quién cuidará del bebé cuando nazca. • Etapa de vida: Analizar las ambiciones personales, afectivas y laborales, entre otras. • Aspecto económico: Elaborar un presupuesto ajustado a la realidad de la pareja, ya que un bebé implica un alza considerable en la finanza familiar.

La pareja debe tener claro que para lanzarse a esta aventura de amor, que es el formar una familia, se necesita que ambos protagonistas se comprometan a trabajar juntos en forjar bases sólidas de amor, respeto, confianza, comprensión, solidaridad, que conllevarán al sano desarrollo y crecimiento de sus hijos.

¿Cómo debe ser tu vestido para la fiesta de graduación de tu hijo?

Se terminó la vida escolar de tu hijo y es tiempo de festejar. Cómo debe ser tu vestido para la fiesta de graduación es un tema importante que no debe dejarse para última hora.

La madre de un joven que se gradúa de colegio juega un papel significativo en la graduación, lo ha acompañado durante toda su vida escolar y ahora termina una etapa, muchas veces con gran emoción e incertidumbre por lo que vendrá.

Para la fiesta de graduación debes tener presente que tu outfit no compita con el de tu hija. Una mamá es el apoyo más grande de los hijos y su mayor ejemplo, así que trata de no opacarlos, ya que éste es su día más importante hasta ahora.

Si tu hija se gradúa, lo ideal sería consultarlo con ella, o hacerla sentir “parte importante de”. Por ejemplo, ir a escoger el vestido juntas, o preguntarle qué color le aconsejaría o gustaría que ella lleve puesto.

El color puede ser lo mejor o lo peor del atuendo. El color marca completamente tu prenda. Sin embargo, si es el incorrecto, puede convertir una buena prenda, en una mala elección. Debes tener en cuenta tu tono de piel al escoger el color de tu vestido.

Una paleta de colores neutros como el negro, nude, azul marino, rojo, concho de vino, morado oscuro e incluso tonos pasteles serían ideales para mamá de graduado. Sólo asegúrate de que no sean demasiado saturados, estampados o transparentes. No uses colores brillantes.

Evita escotes muy profundos o vestidos apretados que marquen tu silueta, ya que es mejor para este tipo de eventos, que la falda caiga recta para mantener la elegancia.

La mayoría de las veces el largo del vestido es acordado entre los padres de familia de la clase, si no es así, recuerda que es un evento formal y es el día más importante para tu hijo ya que cruza una nueva etapa de su vida, por eso debes usar vestido etiqueta, es decir largo, que siempre es más elegante.

La clave está en ser elegante y sobria, buscar un color que te favorezca y accesorios bonitos que ayuden a adornar el outfit; recordando siempre que vas a vivir un momento muy especial en la vida familiar.

Ser Mamá

Cada una de nosotras tiene una expectativa diferente de lo que significa ser mamá, esto tiene relación a nuestra propia experiencia como hijas, al estilo de maternidad que hemos vivido desde nuestra madre, abuelas, tías y otras mujeres adultas que pueden haber estado a nuestro alrededor mientras crecíamos, de quienes aprendimos lo que queremos imitar, y de lo que nos gustaría diferenciarnos, al momento de ser “mamás”. Con el nacimiento de nuestro primer hijo nacemos como madres, y es junto a éste que iremos creciendo y definiendo nuestro estilo de mamá. Descubriremos que frente a cada hijo existe la posibilidad de actuar o reaccionar de forma diferente, pues aunque seamos la misma persona, tenemos con cada uno de ellos una relación única ya que ellos son diferentes entre sí.  Esto nos permite descubrirnos con un infinito de posibilidades personales que podremos aprovechar para ser la mejor versión de nosotras mismas. La maternidad implica la responsabilidad de amar, criar, guiar y proteger a nuestros hijos, ser su ejemplo, señalarles el norte.

Esta tarea no es delegable… es un acto amoroso que dura toda la vida, pero evoluciona constantemente en la medida en que nuestros hijos crecen y maduran.

Cuando recién nacen ocupan todo nuestro tiempo, atención y cuidados. A medida que aprenden a caminar empezamos poco a poco a soltar sus manos y a acompañarlos en su caminar por la vida.  Siempre pendientes, poniendo límites y reglas, armando sus rutinas, dándoles guía, atención y cuidados. Permite que se vista solo a los 4 años y ayúdale a abotonar su camisa; que haga sus deberes solo a los 6 años, después de haberlo ayudado a organizar sus tareas; y así, permitir que crezca, madure y gane autonomía, para que a la hora de ser adulto y tome las riendas de su vida, lo haga de manera independiente y segura.  Pero seguiremos siendo sus madres, y estaremos allí cuando nos necesiten, siempre para amarlos y darles compañía y buen consejo.  

El amor de Mamá, una mirada que construye autoestima

¡El poder de la mirada! Las miradas son poderosas a la hora de transmitir un mensaje, pero la mirada de mamá es trascendente. Una mirada, dependiendo como sea ésta, lleva un claro mensaje de amor, aprobación, así como desprecio o reprobación.

La mirada lleva un mensaje que va directo al alma, y se queda grabada en la memoria emocional con un significado;

Por lo tanto a mayor cantidad de miradas de amor, mayor autoestima; a mayor cantidad de miradas de reprobación será mayor la descalificación recibida.  Estas miradas se van grabando de tal manera que nuestros hijos se construyen frente a ellas, es como un espejo en el que se ven, ahí radica nuestra responsabilidad, en que debemos devolverles una mirada honesta, fiel reflejo de ellos.  Que sume más en positivo a que reste en negativo, pues esa es la manera en que ellos aprenderán a quererse a sí mismos. Es en la mirada de mamá en la que encuentran complicidad, descanso, consuelo en los momentos en que ellos lo necesitan, por esto es tan importante que estemos presentes para ellos, sea que perdieran un partido de fútbol, se pelearan con la mejor amiga, o les terminó la novia; si ellos han sentido en su vida que pueden descansar en la mirada de mamá, lo seguirán haciendo y la seguirán buscando.

 “La mirada de amor de mamá es un regalo para toda la vida”

El legado de Mamá... Las tradiciones familiares

Al ser mamá tenemos oportunidades excepcionales, de las que no siempre estamos conscientes, pero si somos capaces de proyectarlas, descubrimos el enorme poder de influencia que tenemos, y cómo, a través de éste, podemos sembrar en nuestros hijos la experiencia de hábitos, costumbres y tradiciones que formen parte del bagaje emocional familiar y por lo tanto, construyan vivencias familiares importantes que puedan transmitirse de generación en generación, que unan y le den sentido de pertenencia.  Comienza desde que son pequeños, no esperes a que sean adultos para hacerlo. Si vienes de una familia de tradiciones, puedes continuar con algunas y reinventar otras adaptándolas a los tiempos modernos, pero si vienes de una familia sin costumbres que los una, tienes la posibilidad de empezar tú.

  • Hay familias que se reúnen a comer cangrejos o ha hacer una fritada y gozan tanto de esto que lo convierten en una tradición,
  • O los domingos en la noche a jugar juegos de mesa.
  • Ven películas los lunes y al finalizarla, conversen acerca de ella, qué les gustó, qué les sorprendió.
  • Conversan de temas interesantes durante el almuerzo, donde pueden todos opinar, preguntar y aprender a tener criterio.
  • Van al fútbol en familia.
  • Arreglan el jardín.
  • Visitan enfermos o personas necesitadas.
  • Otras eligen ciertos platos especiales que a todos les gustan para celebrar los días de fiesta de tal forma que con solo imaginarlos todos esperan que llegue ese día. En mi familia es tradición una muselina de chocolate con biscotelas que solo comemos en Navidad y Año Nuevo, y todos esperamos con ánsias la tan esperada muselina!
  • Hay otras familias que eligen cierto día de la semana para reunirse con todos y ponen de su parte para tener un día muy bonito, acogiendo con cariño a los suyos. Esto debes llevarlo con inteligencia, ya que cuando los hijos se casan y hacen su propia familia, tienen que acudir también a la casa de los padres de su pareja.  Lo mejor es conversar con todos y acordar un día a la semana, que puede ser sábado o domingo, o como una tía muy querida que reúne a sus hijos y nietos un día miércoles, todas las semanas para que pueda ir y encontrarse.  Así se van conociendo los hermanos, cuñados, y nietos.

No importa lo que decidas hacer, importa que se reúnan, se conozcan, compartan y se creen vínculos que los acompañarán siempre. No sólo hay que provocar y planificar la actividad o reunión, sino también transformarla en algo agradable para todos, crear un ambiente que contagie a los miembros de tu familia para que quieran y busquen repetirlo.  Hay quienes dicen que detestan el día de la madre porque su mamá siempre se ponía triste, o porque se reunían y sólo discutían los adultos, o que celebrar cumpleaños es feo porque sus papás tenían siempre conflictos en esa fecha. Cuidemos que sea un momento de unión, pues así estaremos sembrando positivamente.  Muchas veces puede ser muy cansado, pero lo importante en la vida nunca es ni sencillo ni fácil, y el beneficio es inmenso.  Inténtalo y verás cómo resulta en una experiencia de amor. Lea también: Buscar ¿Cuándo comienza a existir el ser humano ? 

Desarrollar las habilidades a través de la constancia y la voluntad

Hijos Fuertes, adiós a la pereza

La única forma de convertirte en una persona que se esfuerza por conseguir lo que se quiere, es practicando desde pequeño, lo que implica que debemos permitir que hagan las cosas por sí mismos hasta conseguirlo y no sobreprotegerlos evitando momentos de incomodidad o sufrimiento.  Desde aprender a abotonarse la camisa, hasta aprender a manejar un vehículo, hay un largo camino que recorrer, que solo se logra con disciplina, constancia, confianza y voluntad. Podría resultar más sencillo y ágil hacer las cosas por ellos, pero así no los educamos, sólo criaríamos chicos cómodos para quienes todo es difícil y complicado, luego serán incapaces de conseguir nada por sí mismos, y se pasarán la vida esperando que otros hagan por ellos. "Nadie me ayuda" se vuelve una frase muy usada cuando son adultos que no aprendieron a desarrollar sus habilidades para conseguir sus metas.  Así, la responsabilidad del deber cumplido siempre recaerá en otra persona, lejos de sí mismo. Para desarrollar la fuerza de voluntad es necesario que exista disciplina en casa, se desarrolle la puntualidad y se cumplan los horarios; comenzando por los adultos del hogar, recuerda que somos su ejemplo a seguir.  De igual forma, al practicar un deporte asistiendo a los entrenamientos aunque se tenga mucha tarea, siempre se podrá acomodar la rutina en función de las necesidades para poder cumplir con las exigencias. Para que ellos puedan desarrollar su fuerza de voluntad debemos estar presentes en su vida, para hacer seguimiento y apoyarlos, recordándoles que ellos son capaces, animándolos a seguir adelante a pesar de la dificultad.  Habrá momentos difíciles, caídas y recaídas, pero si papá o mamá o el adulto que cría, está cerca apoyando, es como si recargaran de energía las baterías para volver a intentarlo nuevamente.

Las exigencias deben ir de acuerdo a la edad de cada hijo y a sus habilidades.

Desarrollando habilidades, constancia y voluntad

A partir de los 6 años se inicia la segunda infancia, y es el momento ideal para desarrollar afición por algún deporte, instrumento musical, pintura, o baile y descubrir para cuál el niño tiene habilidades naturales.  A la vez que desarrolla la voluntad y constancia al tener que asistir a clases periódicas, tenga ganas o no, tenga muchos deberes o no. Debes organizar un horario, donde se haya tomado en cuenta las prioridades que ustedes consideren adecuadas para cumplir como metas familiares. En esta etapa los padres debemos cuidar mucho nuestras expectativas de lo que esperamos sean nuestros hijos, pues en ocasiones no tienen habilidad para algo, o no les gusta, y pretender que practiquen lo que nosotros deseamos, no es más que tratar de vivir un sueño personal a través de ellos, con lo que sentirán una gran frustración al no poder elegir lo que les gusta.

Ayudémosle a encontrar aquello que es bueno para ellos, aunque sea algo en lo que nunca hayamos pensado que un hijo podría practicar, eso es valorarlos por lo que son.

Para lograrlo necesitas conocerlo, y eso se logra poco a poco, con la interacción diaria, a través del juego y pláticas, a la hora de la comida, del baño, o de llevarlos en el carro.  Hay niños que prefieren los juegos tranquilos y otros son más habiles con los juegos activos, respeta eso a la hora del juego, y tenlo presente a la hora de buscar actividades extracurriculares. Sabiendo que los deportes son buenos para todos los chicos, habrán que encontrar el deporte que le aplique a tu hijo, tal vez la natación, si es menos dado a actividades grupales, o el futbol si le gusta el contacto con otros.  Hay chicos que no quieren ir a clases deportivas, busca poco a poco un deporte en el que se sienta cómodo para que lo pueda practicar.

¿Niños Súper Ocupados?

Mi hijo es bueno para todo… Hay niños que son buenos para todas las actividades que se les plantea, pudiendo incluso sobresalir en algunas; esto no quiere decir que tengan que practicar todo aquello dedicándose a desarrollar múltiples deportes y actividades simultáneamente. Muchas veces vemos niños que tienen actividades extracurriculares todos los días, y varias cada día.  Esto es excesivo, evitemos la sobrecarga de actividades y expectativas más allá de las que él puede realizar, pues de esta forma sólo lograremos a un niño sobre exigido y frustrado. Ser bueno en varias actividades amplía los grados de libertad que permiten elegir en lo que se es más feliz.

Tiempo para jugar

Uno de los aspectos que hacen mágica la infancia es el juego. En la medida que crecemos aumentan las responsabilidades y es cada vez más escaso el tiempo para la distracción. La infancia es el momento en que debemos propiciar que nuestros hijos dediquen tiempo a jugar y compartir con otros. Es ahí en dónde aprenden a relajarse, a distraerse de las exigencias, a compartir, a esperar turnos y a respetar las habilidades de sus pares. Disfruta del juego con tus hijos, sientate en el piso, ponte a su nivel, arma rompecabezas, o pinta coronitas de princesas, conviertete en un personaje de cuento un momento de tu día, será valioso tanto para ti como para tu niño!  Eso los acerca y crea lazos de confianza y a medida que crecen te buscarán para seguir compartiendo momentos gratos. Valoremos el juego, y permitamos que en la rutina exista un momento para ser niño.   

Mi hijo se pasa a nuestra cama todas las noches

Mi esposo y yo somos padres de dos niños, el mayor tiene 3 años, y el menor es un bebé de 8 meses. Nuestro hijo de 3 años empezó a pasarse a nuestra cama cuando tenía dos años, pues fue justamente cuando lo sacamos de la cuna y lo pasamos a su cama.
Usualmente tipo 12 de la noche, aunque hay días en que se queda dormido en nuestra cama mientras vemos TV, y ya amanece ahí. A nosotros nos encanta tenerlo cerca, realmente lo sentimos tan tierno, a veces se pega al papá, otras a mí. La maestra del jardín nos ha dicho que debería dormir toda la noche en su cuarto, pero nosotros no estamos seguros si será necesario esto, pues implicaría una pelea titánica cada noche, y tanto mi esposo como yo trabajamos y no estamos dispuestos a tener malas noches, pues nos acostamos muy cansados.
 

El problema:

Esto que ustedes permiten, es algo que cada día sucede a más y más parejas, de tal forma que se está convirtiendo en algo “normal” en la vida de muchas familias.  Les pregunto ¿hasta cuando lo permitirán?

Suele ocurrir que pasan los años, los hijos crecen, y siendo éstos ya adolescentes siguen durmiendo con sus papás, en muchos casos ya no en la misma cama, pero sí en un colchón que guardan bajo la cama de sus papás, convirtiéndose en un verdadero problema tanto para el chico que no se atreve a dormir solo, como para los padres que necesitan de intimidad.  La presencia del hijo en la cama de los padres sugiere además para algunos una dificultad para encontrarse y vivir su vida sexual, resultando una forma "natural" de evitarse, justificando en la presencia del hijo la distancia en la pareja.  Visto de esta manera la pareja evade la posibilidad de abordar a través del diálogo el problema de fondo.

Es muy natural que nuestros hijos se sientan seguros al lado nuestro, y también que en ocasiones la hora de dormir sea un momento de temor, pues el cuarto está oscuro, y además implica quedarse solos, sin la mamá o el papá, hasta el amanecer.  Estos miedos, normales, se pueden reducir con una luz pequeña prendida en el cuarto y/o  leyéndoles un cuento antes de dormir, pero me dirán ustedes: “igual se sigue levantando o hace un escándalo para que lo acompañemos físicamente, de tal forma que mamá se queda dormida junto a él, y muy tarde se despierta dándose cuenta que está en la cama del hijo acompañándolo” , es verdad, tienen razón, no es fácil, eso sucede! Pero es justo en ese momento en que nosotros los padres tenemos dos opciones:

1. pelear la batalla con firmeza, incomodándonos, hasta lograr que se duerman en su cuarto, o, regresándolo a su cama cada vez que se pasen a la nuestra, así sean 3  o 4 veces en la madrugada.

2. acomodarnos a la situación, justificando nuestro actuar en que estamos cansados y además se nos rompe el alma al verlos tan tristes y asustados.

Dificultades comunes:

Las dificultades más comunes a la hora de acostar a los niños en su cuarto son:

1. No se quiere dormir, lo demuestra llorando.

2. Pide que le lean un cuento muchas veces para tranquilizarse y mantener a mamá en la habitación.

3. La mamá quiere que el papá se encargue de esto y se molesta.

4. El papá asume que debe hacerlo la mamá, y cuando esta se queda dormida en el cuarto del bebé se molesta porque regresa al cuarto de la pareja muy tarde y ya no hay diálogo posible a esa hora.

Las dificultades más comunes a la hora de resolver que el niño se pasa a la cama de los papás:

1.  Ninguno lo sintió cuando se pasó a la cama de los papás.

2.  El que lo sintió no quiere despertarse e iniciar una lucha llevándolo de regreso, espera que él otro reaccione.

3. Ninguno se siente con la fuerza suficiente para iniciar un proceso de regresar a su hijo a su cama de forma constante.

4. No tienen conciencia que es una situación que debe cambiar, y que si no se lo hace a tiempo tendrán a su hijo durmiendo con ellos hasta que se vaya a la universidad.

Un espacio para la pareja, un límite a los hijos:

La familia tiene momentos y espacios para compartir, y es muy importante definir los límites en los cuales participan padres e hijos.  Así como los padres tienen actividades en las cuales no participan los hijos, pues pertenecen solo a la pareja, como es el salir a cenar o al cine en la noche, igual a la hora de descansar, los hijos tienen su cama y su habitación y los padres la de ellos.  Es muy importante enseñarle a los hijos que hay un espacio de intimidad que solo corresponde a los padres, y del cual los hijos no participan.  Cuando permitimos que duerman con nosotros, confundimos completamente los límites y a nuestros hijos también.  Los padres, que también son esposos, necesitan de un espacio para el encuentro, en el que pueda crecer su relación de pareja, sea para  profundizar en el diálogo, tener relaciones sexuales, ver tv, o simplemente acompañarse en silencio, en dónde no hay espacio para un tercero.

Las excepciones existen:

Me dirán también: “ qué pasa cuando tienen fiebre o vómito? “   las excepciones existen! Cuando tenemos un hijo enfermo, debemos cuidarlo, y muchas veces es más eficaz para éste propósito que duerman con nosotros, y así ellos deberán saberlo. Esta enfermedad no es excusa para que se queden en la cama de los padres por años, luego de la emergencia habrá que retomar la rutina, así ellos confirmarán que los padres son firmes y saben lo que hacen.

La solución:

1. Tomar conciencia que tienen un problema.

2.Dialogar en pareja sobre qué método utilizarán para regresarlo a su cama.

3. Asumir en pareja la responsabilidad de la tarea que implica regresarlo a su cama.

4. Hablar con su hijo y explicarle que el tiene su propia cama y que cada vez que se pase a la cama de los papás será regresado a la suya.

5.  Apoyarse mutuamente para cumplirlo.

6. No descalificarse uno a otro quitando importancia a lo sucedido para poder seguir durmiendo.

7. Turnarse las noches, así los dos se implicarán en la solución y tendrán algunas noches en que duerman mejor.

8.  Tomar una decisión en firme, que una vez iniciado el proceso debe haber firmeza y continuidad para mantenerla. Si se hace unos días y otros no el niño sabrá que debe seguir intentando porque a veces los papás ceden, será un mensaje confuso y todos los intentos anteriores quedarán sin validez.

9. Cuando hay constancia en el proceso, podrán vivir unas primeras noches muy difíciles por las continuas levantadas, pero llegará un día mágico en el que duerman toda la noche y al amanecer se den cuenta que ya no se pasó.

Nuestros hijos pueden pedir muchas cosas, pero es nuestra claridad sobre lo que es bueno para ellos, y la firmeza para ejecutarlo lo que nos da la autoridad a la hora de educar.  Hay muchas situaciones que son agradables, que pueden parecer buenas, pero que traen consecuencias negativas a la familia, y requieren de padres valientes que puedan contener sus deseos inmediatos de satisfacción, por unos resultados a largo plazo que los beneficien y eduquen.  Depende de ustedes! Buena Suerte!

Estimulación a la lectura

La señal que emite el niño al nacer y síntoma de que está vivo, es su llanto motivado por la primera palmada de su vida, pero que sirve para su desarrollo vital, sus pulmones se abren con la entrada del aire, llanto que es el primer símbolo de expresión, expresión que sí sabemos encausarla será el preámbulo de su comunicación interior con su entorno; después, se convertirá en susurro, gorjeo, balbuceo y seguirá con la palabra.

En este contacto con el mundo, el niño empezará a desarrollar sus sentidos, el oído, la vista, el gusto, el tacto, el olfato; en ese despertar al mundo lo más importante es “la palabra”. Por esto desde que el niño nace, hay que hablarle constantemente, cantarle canciones de cuna, contarle cuentos para que vaya guardando información en su cerebro; el cual durante esta primera etapa de la vida, es como una esponja. Más aún estas actividades que giran alrededor de la palabra, se deben hacer desde que el niño está en el vientre de su madre. Se hizo un experimento con una madre que estaba embarazada, y que le contaba muchos cuentos a su hijito en esta etapa de formación en su vientre: al nacer el bebe se le puso a succionar un chupón que estaba conectado a una máquina de sonido y el efecto que se obtuvo es que se oía al niño repetir el cuento con la voz de la madre. Este experimento nos dice que la estimulación a la lectura hay que hacerla desde que está en el vientre de la madre.

Es importante saber escoger los libros de acuerdo con las edades: para los pequeñitos estos deben de tener páginas gruesas, plásticas con muchos colores y texturas. A partir de los 5 años o cuando está empezando a leer, son importante los pictogramas (ciertas palabras son reemplazadas por figura), es la etapa en que el niño empieza a leer silabeando, por consiguiente, no entiende lo que lee; aquí es necesario que el adulto lo ayude con la lectura. Una buena práctica es que el niño lea unas frases y el adulto otras, después comentar lo leído y hablar sobre el tema y las similitudes que encontramos en la vida.

Esta actividad no podrá ser reemplazada cuando el niño esté en sus primeros años de escolaridad; dejándolo que lea por su cuenta, se le hará más difícil leer y estudiar en sus libros de textos y aprenderá las lecciones de memoria.

El gran escritor brasileño Ziraldo decía: “más importante es leer qué estudiar”. Efectivamente, si a los niños les gusta leer se les va a hacer más fácil estudiar porque entienden lo que leen y no tienen que aprender de memoria las asignaturas.

A los niños hay que leerles cuentos diariamente; si se lo hace en la noche para que se duerma no obtendremos el efecto deseado, porque será el adulto el que se duerme primero, si queremos a esta hora sacar algún provecho de la lectura es para relajar al niño y que haga volar su imaginación; de esta forma tendrá un sueño tranquilo.

Libros recomendados:

Primeros meses: colección Caricias, editorial Sigmar.
Primeros años: colección los cuentos de MIA, ediciones VN
Colección ternura, editorial Sigmar
Colección mis sentimientos, editorial SM

Esperando sus comentarios, estoy lista para atender y dar ideas, de cómo enganchar a los pequeños en la lectura.

Actividades que tu hijo de 3 a 4 años debe hacer solo

DE 3 A 4 AÑOS

• Le puedes dar el tenedor para comer, coge el vaso por su asa.
• Puede quitarse su ropa mientras sean prendas sencillas.
• Ya se puede vestir solo, pero no abrocharse solo.
• Se puede lavar las manos solo, así como abrir y cerrar la grifería
• Realiza pequeñas tareas si le piden ayuda, como recoger juguetes y dejar su cuarto ordenado.
• Anda en triciclo.

Recuerda que es muy importante dejarlo solo para que se atreva a valerse por sí mismo, pero siempre atento y cercano para ayudarlo en lo que le cueste más trabajo, alentándolo con frases positivas para que crea que es capaz, y no se derrote a la primera: “Qué bien te has vestido solito” o “cada vez lo haces mejor”.

Evita una actitud negativa que lo haga creer que es inútil o incapaz.

A estas edades es importante que sepas que hay que repetir mucho las cosas, una y otra vez, cómo se lavan los dientes, cómo se recogen los juguetes y dónde se guardan, cómo vestirse, cómo alimentarse, en fin.  El secreto para no enojarte es la paciencia, respira hondo, recuerda su edad, y dilo de nuevo.

Frases dañinas como "ya te dije mil veces y no aprendes!!" o "eres un inútil, cuántas veces debo decirte que no tires comida cuando comas", no construyen, al contrario, aniquilan la autoestima de tu hijo, y no lograrás que haga nada bien, se pondrá nervioso y lo hará peor.  A esta edad, quieren agradar a papá y mamá, quieren que les digamos que son buenos en lo que hacen y que lo hacen bien.  Mejor es decir: "María, come con cuidado, mira, estás regando, si comes más despacio, no regarás" y así día tras día.  Es cansado, sí! pero sólo tú se lo enseñarás, así que mejor utilizar estos momentos para construir, respira, sonríe, y vuelve a decirlo mañana.

 

 

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