Evita:
- Compararlo con sus hermanos o amigos.
- Juzgarlo, atacarlo o insultarlo.
- Las generalizaciones como “siempre te equivocas” o “nunca ordenas tus cosas”
- Burlarte de él o criticarlo constantemente.
- Etiquetarlo: el tonto, el lento, el torpe, el vago…
Lo adecuado:
- Cuando debas corregirlo: hazlo con cariño, señalando el acto concreto de su error.
- Señala el éxito que ha tenido al hacer las cosas bien.
- Dile directamente lo que esperas de él.
- Valida sus esfuerzos así no haya logrado el éxito esperado en su tarea.
- Reconoce sus emociones y muéstrale las tuyas.
- Darle una mirada de confianza.