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La relación suegra-nuera: ¿Cuales son mis expectativas? ¿Cómo mejorarla?

Siempre que se hace una broma sobre la suegra se hace alusión a la relación yerno-suegra, como si allí existiera alguna dificultad, cuando en realidad no la hay. Usualmente la relación del yerno con la suegra y viceversa es armoniosa, diplomática, a veces más cercana otras más distante, pero en resumen podríamos calificarla de buena, pues rara vez nos enfrentamos a relaciones conflictivas en la que las dos partes se hieren mutuamente y se viven resentimientos profundos. Pero nadie se atreve a bromear sobre la relación suegra-nuera, pues seguramente se pusiera el dedo sobre la llaga y se heriría más de una sensibilidad por algún conflicto pasado no olvidado o muy presente, sobre los que no se puede hablar, peor aún bromear . Siempre me he preguntado que es lo que sucede que ésta relación históricamente ha traído conflicto a sus partes. Porque no es que la nuera se queja en exclusiva de la suegra con la que se lleva mal, sino que la suegra también se queja de ésta nuera que nunca está a la altura de las circunstancias, y siempre se equivoca tanto en lo que hace como en lo que dice. A la vez encontramos parejas de suegra-nuera que se llevan de mil maravillas y nos preguntamos que es lo que hace que en una misma familia una suegra se lleve tan bien con una nuera y mal con otra. La dificultad en esta relación tan compleja y que en ocasiones puede llegar a ser muy dolorosa para las partes involucradas en el conflicto, tiene sus orígenes en las EXPECTATIVAS MUTUAS.

Las expectativas de la relación suegra-nuera

Han escuchado alguna vez cuando alguien se va a casar que la gente dice a la madre del novio: Vas a perder un hijo!! Y ella contesta feliz: no!!! Voy a ganar una hija!!!, pues sinceramente, con generosidad y amor siente que la que va ha ser mujer de su hijo y va a formar parte de su familia la recibe como a una hija más, más aún si siempre soñó con tener una hija, o la que tiene siempre fue muy independiente y autónoma . En este caso las expectativas son explícitas, pero hay otros en que las expectativas no se expresan, pero sí existen.   Estas expectativas tienen que ver con el rol que la nuera tendrá con respecto a la suegra, al hijo, a los nietos, como ama de casa y profesional.  La suegra podría imaginarse a una nuera super profesional, organizada, independiente, con la que se va a ver pasando un domingo, o podría imaginarse una nuera que la llame pasando un día a ver como se siente, la visite dos tardes a la semana y consienta a su hijo en lo mismo en que hacía ella.   Esta expectativa puede o no ajustarse a la realidad. A la vez la nuera tiene también sus expectativas con respecto a la que será su suegra, igual que aquella podría tenerlas claras como implícitas. Podría imaginarse una suegra amorosa con su hijo, que esté pendiente siempre por lo que sucede con los nietos, que la ayude a llevarlos y traerlos de la escuela, que sea un apoyo en su vida, o tal vez piensa que su suegra sería una persona muy prudente que deje a la pareja sola, pues es una persona profesional que reune a la familia los domingos y además los deja en libertad si es que quieren ir o no. Existen varias alternativas. Si las expectativas de la suegra y la nuera coinciden, la relación será muy buena, pues se desenvolverá en un ambiente de tranquilidad y armonía, en donde habrá satisfacciones recíprocas. Si es que hay diferencias, pero mayoritariamente son coincidencias, la relación tendrá mucho éxito, a veces con un poco más de esfuerzo por alguna de sus partes. Si las expectativas no tienen puntos de coincidencia, o tienen muy pocos, la relación seguramente será conflictiva, tensa, pudiendo llegar a existir grandes resentimientos, incluso un alejamiento de la casa de los abuelos. Es frecuente escuchar: “No entiendo a mi suegra, tiene estos nietos tan lindos y parece que no le interesaran, jamás los ve” o, “Quién entiende a mi suegra, se pasa resentida porque no la llamo ni la visito”, o “Porqué será que cada vez que vamos a casa de tus padres tu madre se las arregla para hacerme sentir mal….. no quiero ir”. Por el otro lado dicen: “Esta ni;a, si que es exagerada, no deja que mis nietos hagan nada, yo si les doy permiso”, o, “trabaja el día entero, tiene botado a mi hijo y a mis nietos”, “es una ingrata, nunca nos visita, nos a alejado de nuestro hijo y nietos” Cada una de estas frases es real, cada una responde a una expectativa y realidad diferentes.  Si nos ponemos en el zapato del otro podríamos llegar a entender el porqué el otro actúa de esa manera. Tras la nuera que dice que no entiende como su suegra no visita a los nietos encontramos a una mujer que pensaba que su suegra sería una abuelita muy presente, pero la suegra eligió como estilo de vida una vida profesional activa, y además le cuesta intimidar, prefiere las relaciones distantes……si entendemos esto, ya no vamos a esperar de ella algo que le es muy difícil dar.   Para la suegra que dedicó su vida a ser ama de casa, le puede costar aceptar que su nuera trabaje, y además que esta sea una decisión de pareja, pues necesitan los dos ingresos, si ella ve este lado de la moneda, podría ayudarla en tolerar más la situación, aunque nunca la haga feliz. 

El diálogo entre la suegra y la nuera:

Será que en algún momento podremos conversar sobre lo que nos molesta, como dos adultos, sin caer en hacer caras antipáticas o comentarios en doble sentido. Es típico que a las nueras nos moleste ciertas cosas que hace nuestra suegra que sabe que nos disgusta. Por ejemplo, típico que la abuelita siempre quiere darle gusto a los nietos, y que a sabiendas que la nuera le tiene prohibido a los niños tomar coca cola, ésta se los dá. Qué sucede, la nuera se pone furiosa ante la desautorización que le hace su suegra, y tiene toda la razón, pero a la vez la abuelita también tiene toda la razón de querer darle un gusto a los nietos. Entonces qué hacer: Siempre es una posibilidad que la una le diga a la otra, suegra: “ usted sabe lo que me molesta que mis hijos tomen coca, le agradecería que cuando estén en su casa, como sé que para usted es una forma de darles gusto, le de solo un vaso”, o “que les de gusto con alguna otra cosa”. De esta forma nos comunicamos de manera positiva expresando lo que esperamos de la otra persona, cediendo un poco, pero a la vez ganando una buena relación, y nos evitamos el disgusto y la mala cara…….Estoy segura que en este caso la abuelita agradecerá el comentario, y dejará de ser la coca cola una batalla en la relación. Siempre estamos buscando el cambio del otro, “cuando será que por fin va a cambiar?”, en vez de confrontar la expectativa que tengo sobre ella, con cual es la necesidad mía que hace que esa expectativa exista, con el conocerla, pues si la conozco y me conozco a mí misma me daré cuenta que tengo falsas expectativas y me ayudará a aceptar a la persona sin tratar de cambiarla, un poco dejar morir esa idea de lo que yo pensaba que tenía que ser una suegra, o de lo que debería ser mi nuera, y aterrizar a la realidad, en la que pueda aprender a valorar a la otra persona y a partir de allí procurar tener una buena relación, pensando más en qué tengo que cambiar yo para llevarme mejor con ella. Pueda ser que alguien que esté leyendo este artículo piense, “es que ella no conoce a mi suegra”, “no se imagina lo que hace mi nuera”, “si la conociera, me diera la razón” , “ es imposible que ella cambie”, pero si cada una de nosotras aprende a conocer, aceptar a la otra, a valorarla, no esperaremos de ella palabras que no nos puede decir, detalles que no nos pueda dar, o reacciones que para ella son inpensables, pero le daremos la oportunidad de que desde su forma de ser nos enseñe algo nuevo , pues estamos abiertos a conocerla, y si a pesar de todo no nos termina de caer bien, siempre podremos respetarnos como dos seres humanos por los que vale la pena vivir. 

¿Suegra tóxica?

Siempre que se hace una broma sobre la suegra se hace alusión a la relación yerno-suegra,  como sí allí existiera alguna dificultad, cuando en realidad no la hay.  Usualmente la relación del yerno con la suegra y viceversa es armoniosa, diplomática, a veces más cercana otras más distante, pero en resumen podríamos calificarla de buena, pues rara vez nos enfrentamos a relaciones conflictivas en la que las dos partes se hieren mutuamente y se viven resentimientos profundos. Pero nadie se atreve a bromear sobre la relación nuera-suegra, pues seguramente se pusiera el dedo sobre la llaga y se heriría más de una sensibilidad por algún conflicto pasado no olvidado o muy presente, sobre los que no se puede hablar, peor aún bromear . Siempre me he preguntado que es lo que sucede que ésta relación históricamente ha traído conflicto a sus partes. Porque no es que la nuera se queja en exclusiva de la suegra con la que se lleva mal, sino que la suegra también se queja de ésta nuera que nunca está a la altura de las circunstancias, y siempre se equivoca tanto en lo que hace como en lo que dice. A la vez encontramos parejas de nuera-suegra que se llevan de mil maravillas y nos preguntamos que es lo que hace que en una misma familia una suegra se lleve tan bien con una nuera y mal con otra. La dificultad en esta relación tan compleja y que en ocasiones puede llegar a ser muy dolorosa para las partes involucradas en el conflicto, tiene sus orígenes en las EXPECTATIVAS MUTUAS sobre lo que su relación debería ser.

 

Expectativas sobre la suegra y la nuera

Han escuchado alguna vez cuando alguien se va a casar que la gente dice a la madre del novio: "¡Vas a perder un hijo!" Y ella contesta feliz:" no !Voy a ganar una hija!", pues sinceramente, con generosidad y amor siente que la que va ha ser mujer de su hijo y va a formar parte de su familia la recibe como a una hija más, más aún si siempre soño con tener una hija, o la que tiene siempre fue muy independiente y autónoma . En este caso las expectativas son explícitas, pero hay otros en que las expectativas no se expresan, pero sí existen.   Estas expectativas tienen que ver con el rol que la nuera tendrá con respecto a la suegra, al hijo, a los nietos, como ama de casa y profesional.  La suegra podría imaginarse a una nuera super profesional, organizada, independiente, con la que se va a ver pasando un domingo, o podría imaginarse una nuera que la llame pasando un día a ver como se siente, la visite dos tardes a la semana y consienta a su hijo en lo mismo en que hacía ella.   Esta expectativa puede o no ajustarse a la realidad. A la vez la nuera tiene también sus expectativas con respecto a la que será su suegra, igual que aquella podría tenerlas claras como implícitas. Podría imaginarse una suegra amorosa con su hijo, que esté pendiente siempre por lo que sucede con los nietos, que la ayude a llevarlos y traerlos de la escuela, que sea un apoyo en su vida, o tal vez piensa que su suegra sería una persona muy prudente que deje a la pareja sola, pues es una persona profesional que reúne a la familia los domingos y además los deja en libertad si es que quieren ir o no. Existen varias alternativas. Si las expectativas de la suegra y la nuera coinciden, la relación será muy buena, pues se desenvolverá en un ambiente de tranquilidad y armonía, en donde habrá satisfacciones recíprocas. Si es que hay diferencias, pero mayoritariamente son coincidencias, la relación tendrá mucho éxito, a veces con un poco más de esfuerzo por alguna de sus partes. Si las expectativas no tienen puntos de coincidencia, o tienen muy pocos, la relación seguramente será conflictiva, tensa, pudiendo llegar a existir grandes resentimientos, incluso un alejamiento de la casa de los abuelos. Es frecuente escuchar: “No entiendo a mi suegra, tiene estos nietos tan lindos y parece que no le interesaran, jamás los ve” o, “Quién entiende a mi suegra, se pasa resentida porque no la llamo ni la visito”, o “Porqué será que cada vez que vamos a casa de tus padres tu madre se las arregla para hacerme sentir mal… no quiero ir”. Por el otro lado dicen: “Esta ni;a, si que es exagerada, no deja que mis nietos hagan nada, yo si les doy permiso”, o, “trabaja el día entero, tiene botado a mi hijo y a mis nietos”, “es una ingrata, nunca nos visita, nos a alejado de nuestro hijo y nietos” Cada una de estas frases es real, cada una responde a una expectativa y realidad diferentes.  Si nos ponemos en el zapato del otro podríamos llegar a entender el porqué el otro actúa de esa manera. Tras la nuera que dice que no entiende como su suegra no visita a los nietos encontramos a una mujer que pensaba que su suegra sería una abuelita muy presente, pero la suegra eligió como estilo de vida una vida profesional activa, y además le cuesta intimidar, prefiere las relaciones distantes...si entendemos esto, ya no vamos a esperar de ella algo que le es muy difícil dar.   Para la suegra que dedicó su vida a ser ama de casa, le puede costar aceptar que su nuera trabaje, y además que esta sea una decisión de pareja, pues necesitan los dos ingresos, si ella ve este lado de la moneda, podría ayudarla en tolerar más la situación, aunque nunca la haga feliz.

 

El diálogo

Será que en algún momento podremos conversar sobre lo que nos molesta, como dos adultos, sin caer en hacer caras antipáticas o comentarios en doble sentido. Es típico que a las nueras nos moleste ciertas cosas que hace nuestra suegra que sabe que nos disgusta. Por ejemplo, típico que la abuelita siempre quiere darle gusto a los nietos, y que a sabiendas que la nuera le tiene prohibido a los ni;os tomar coca cola, ésta se los da. Qué sucede, la nuera se pone furiosa ante la desautorización que le hace su suegra, y tiene toda la razón, pero a la vez la abuelita también tiene toda la razón de querer darle un gusto a los nietos. Entonces qué hacer: Siempre es una posibilidad que la una le diga a la otra, "suegra:  usted sabe lo que me molesta que mis hijos tomen coca, le agradecería que cuando estén en su casa, como sé que para usted es una forma de darles gusto, les de solo un vaso”, o “que les de gusto con alguna otra cosa”. De esta forma nos comunicamos de manera positiva expresando lo que esperamos de la otra persona, cediendo un poco, pero a la vez ganando una buena relación, y nos evitamos el disgusto y la mala cara...Estoy segura que en este caso la abuelita agradecerá el comentario, y dejará de ser la coca cola una batalla en la relación.

 

La aceptación

Siempre estamos buscando el cambio del otro, “cuando será que por fin va a cambiar?”, en vez de confrontar la expectativa que tengo sobre ella, con cual es la necesidad mía que hace que esa expectativa exista, con el conocerla, pues si la conozco y me conozco a mí misma me daré cuenta que tengo falsas expectativas y me ayudará a aceptar a la persona sin tratar de cambiarla, un poco dejar morir esa idea de lo que yo pensaba que tenía que ser una suegra, o de lo que debería ser mi nuera, y aterrizar a la realidad, en la que pueda aprender a valorar a la otra persona y a partir de allí procurar tener una buena relación, pensando más en qué tengo que cambiar yo para llevarme mejor con ella. Pueda ser que alguien que esté leyendo este artículo piense, “es que ella no conoce a mi suegra”, “no se imagina lo que hace mi nuera”, “si la conociera, me diera la razón” , “ es imposible que ella cambie”, pero si cada una de nosotras aprende a conocer, aceptar a la otra, a valorarla, no esperaremos de ella palabras que no nos puede decir, detalles que no nos pueda dar, o reacciones que para ella son insoñables, pero le daremos la oportunidad de que desde su forma de ser nos enseñe algo nuevo , pues estamos abiertos a conocerla, y si a pesar de todo no nos termina de caer bien, siempre podremos respetarnos como dos seres humanos por los que vale la pena vivir.

Nuevo en la familia

Así como hay muchísimas relaciones exitosas y agradecidas de parte de las parejas en relación con “la abuelita” y “el abuelito” bonachones y comprensivos que logran relaciones armoniosas, también hay ejemplos para nada envidiables de relaciones tormentosas protagonizadas por nueras ‘arpías’, yernos ‘indolentes’ y suegros ‘metiches’, que deslizan frases desaprobatorias con el ánimo de “ayudar” o dejar saber de manera directa que su hijo o hija “se merecía a alguien mejor”. Para evitar esos roces o animadversión entre nueras/yernos y suegros, ¿desde cuándo se debe empezar a cuidar este tipo de relaciones?

Yerno, nuera y suegros tienen expectativas diferentes. Las bases para una buena relación se construyen con buena voluntad.

Laura María Noboa, licenciada en Orientación y Consultoría Familiar, refiere que la relación del yerno o la nuera con sus suegros debe empezar a cultivarse desde el principio, cuando aparece el nuevo integrante de la familia. Para ello es importante el respeto a las opiniones, a la cultura familiar, costumbres y jerarquías de la familia. Esto debe ser de lado y lado, sostiene Noboa, pues a nadie le gusta que lo descalifiquen ni que descalifiquen sus costumbres familiares. Si no ponen de su parte, puede llevar al resquebrajamiento de la pareja o, en el peor de los casos, a una familia separada y distante. Cuando ya se ha manifestado el deterioro en estas relaciones, ¿cómo superarlas sin volverse sumiso/a o ser siempre la parte que cede? Noboa dice que lo ideal es poder tener una conversación clara, con cariño y respeto, en la que ambas partes se escuchen, puedan llegar a acuerdos y estén dispuestas a ceder a favor de unos grandes beneficiarios: ¡los nietos!

Entre la espada y la pared

Noboa explica que para el hijo/hija es muy dolorosa esta situación y se encuentra entre la espada y la pared, porque le toca ver que las personas que más ama están en disputa. Suele suceder que no pueden enfrentar a sus padres y solo le piden a su pareja que ceda, lo que es muy duro para esta, ya que ceder siempre puede provocar resentimiento y rupturas en la pareja. El psicólogo clínico Óscar Nieto Barquet refiere que las relaciones negativas son estructuradas por los paradigmas sociales, sobre todo relacionados con el hecho de ser suegros. Esto pone de manifiesto una dinámica dolorosa: nadie puede hacer feliz a su pareja, despreciando sus raíces. Nadie puede amar a su pareja si no viene de un profundo amor agradecido a sus propias raíces y a las raíces del otro. Hilando más fino: el amor, el respeto y la gratitud hacia la madre, es decir, la suegra, son la clave de la felicidad en la pareja. Es el único camino sano y feliz. Si se desea una vida congruente con el amor familiar, se debe cultivar ese amor agradecido, el respeto a la grandeza de los padres del otro, los suegros, desde antes incluso de conocer a la futura pareja, para que esta sepa que va hacia un ser completo. Y que este ser también requiere que venga completo. Completo: con papá y mamá en su corazón, independientemente de lo que estos hayan hecho bien o mal.

Posiciones inamovibles

Cuando nadie quiere ceder, explica Noboa, se pierde un gran beneficio para la familia, que es el legado de los abuelos a los nietos, ese cariño inmenso y generoso. El hijo/hija se queda huérfano en vida y está muy solo, y puede albergar mucho resentimiento hacia su pareja. Y los suegros pierden a su hijo/hija y a sus nietos y ese hecho es muy doloroso. Nieto refiere que la estructura saludable de una pareja tiene sus fundamentos en los padres de ambos. Por lo tanto, no se es sumiso al ceder. Al contrario, no ceder es tristemente pretencioso. Simplemente se reconoce la grandeza de quienes dieron la vida al otro que descubre y ama. El respeto a la jerarquía de los suegros no es sometimiento. Es una expresión del amor por el otro, que viene de ellos, que son sus raíces, y viceversa. El primer paso es superar los paradigmas acerca de lo que ‘son’ los suegros. Desde estos paradigmas se excluye a los suegros-abuelos, se los rechaza, se olvida que son ellos los dadores de la vida del ser que se dice amar. Cuando se superan estos paradigmas, es posible el reconocimiento, basado en el respeto, de los suegros, es decir, de los padres del otro.

Aceptación ante todo

Noboa cree que lo mejor es que el hijo/hija hable tanto con sus padres como con su pareja para pedirles que por amor a él/ella y a sus niños abran sus corazones, dejen sus prejuicios y falsas expectativas de lado y entiendan al otro. Nieto recomienda la aceptación: “Si me tomas, como yo a ti, me tomas todo/a. Y me doy todo/a. Eso incluye a mis padres, a quienes honro con mi felicidad, haciendo lo mejor con mi vida. Si no me tomas, completo/a, entonces me retiro”. El amor se construye con el reconocimiento. No con el resentimiento y la pretensión. El hombre ve a la mujer en la otra orilla, ambos se descubren, se reconocen y dejando la orilla toman el lecho del río y caminan hacia una nueva posibilidad, sin olvidar jamás de dónde vienen, sus orígenes, sus raíces, su amor primero. La manera en que puede el hijo/a contribuir a mejorar la relación es amando y respetando a sus propios padres, asegura Nieto, reconociéndolos y agradeciéndoles por la vida. Diciendo sí a sus padres y a todo lo que viene de ellos, tal como es. Sin juicios ni argumentos contra ellos. Solo asintiendo a lo que son: sus raíces, las únicas, las verdaderas. Si bien es cierto que los niveles de intervención de los suegros en la nueva familia, en ocasiones, pudieran ser desordenados, no es menos cierto que la necesaria relación de los más pequeños con sus abuelos es esencial para la vida de los nietos.

A veces es mejor alejarse

Alejarse un tiempo es bueno para reflexionar y pensar estrategias para conseguir la unión, dice Noboa. Puede que tus suegros o tu nuera/yerno no son lo que esperabas y habías imaginado antes del matrimonio, pues tienen derecho a ser distintos de lo que tú pensabas que serían. Es recomendable darse un tiempo para eliminar la imagen que uno hubiera querido tener de ellos y aprender a conocerlos y aceptarlos tal como son. Deben tener algo bueno ya que, en un caso, criaron a tu pareja, a quien has escogido; en el segundo caso, es la pareja que escogió tu hijo/hija. A quienes ahora son nueras o yernos algún día les tocará ser suegros. ¿Cómo les gustaría ser tratados entonces? ¿Están haciendo su mejor esfuerzo? Y los suegros, por su parte, también pueden responderse a sí mismos si con su comportamiento están siendo esos abuelitos adorables que todo nieto quisiera tener. Puede leer el artículo original tomado de La Revista 

 

 

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