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¿Tener otro hijo?

¿Tenemos otro bebé?

Cuando una pareja ya tiene hijos y planea no tener más, quizá lleguen a un punto en su vida que quieren revisar esta decisión. Son varios los factores que se deben valorar, a profundidad. Uno es ninguno, se dice coloquialmente. Dos ya son una pareja de hermanos para acompañarse y compartir. “¿Para qué más?” argumentan algunas parejas. Sin embargo, es usual que, al siguiente día, se replanteen si deberían “lanzarse”, “aventurarse” a tener otro hijo. Ocurre que las necesidades de la pareja de padres van cambiando a medida que cada uno de ellos experimenta su crecimiento como ser humano.

Cuando una pareja ya tiene hijos y planea no tener más, quizá lleguen a un punto en su vida que quieren revisar esta decisión

Una decisión compleja

“Hay que ser responsables”, sostienen muchos matrimonios cuando reflexionan sobre el número de hijos a tener. Por paternidad responsable se suele entender a la capacidad de los padres para financiar alimentación y colegiatura de cada hijo, movilizarlos a sus actividades extracurriculares o lograr un tiempo de vacaciones familiares. Pero este concepto no solo se limita a esas cuestiones. La paternidad responsable también está ligada a analizar qué tan capaces y preparados estamos para dar a cada hijo, en justa medida, un ambiente lleno de tranquilidad para que se sientan seguros y protegidos. Asimismo, este concepto se refiere a la paciencia, la dedicación y el amor que le demos a ellos, individual y colectivamente, lo cual necesitan para desarrollarse funcionalmente.

Cuando ya hemos sido padres por primera vez y hemos adquirido cierta experiencia en este rol, suelen abordarnos otro tipo de dudas, como por ejemplo: ¿Cuánto tiempo esperar para volver a embarazarnos? ¿Estamos listos para tener otro hijo? La decisión de aumentar la familia con la llegada de un nuevo miembro se vuelve en ocasiones más compleja de lo que se imagina.

Por eso, siempre debemos tener presente que antes de ser padres, fuimos pareja; y como tal, quizá venga bien esperar algún tiempo entre un hijo y otro, con la finalidad de pasar un tiempo solos, el cual aportará a fortalecernos como esposos. Recordemos que si peligra la pareja, se desestabiliza la familia. Es importante cuidar la relación e ir descubriendo y viviendo cada una de las etapas que el matrimonio ofrece; de esta manera, se afianzará una relación estable, cimentada sobre bases sólidas. Esto permitirá a la pareja vivir un estado de satisfacción y plenitud, lo cual será un factor determinante para considerar la opción de tener otro hijo.

Vocación, no obligación 

La gran mayoría de parejas da por hecho o comparte la creencia de que al formar una familia, se deben tener hijos. Sin embargo, esto no es una verdad absoluta. Hay matrimonios con diferentes sueños, ideas y aspiraciones, que deciden priorizar su realización personal. Otros, no sienten la vocación de ser padres. Generalmente, en ambos casos, los hijos no tienen cabida en su proyecto de vida, por lo que lo más probable es que tengan claro que la paternidad no es una opción para ellos. También hay parejas, más complejas, que necesitan analizar profundamente la decisión de tener más hijos, sopesando factores tales como: conflictos irreconciliables como esposos que no se solucionarán con la llegada de un bebé, la existencia de una enfermedad terminal o transmisible a su descendencia, insuficientes recursos económicos para cubrir las necesidades básicas de los hijos, o parejas en las que uno de ellos quiere más bebés, pero el otro, no.

Cabe destacar que tomar la decisión de traer un niño al mundo es tarea y compromiso de ambos padres, si la pareja no logra llegar a un acuerdo al respecto, no es recomendable hacer trampas o engañar al otro; al contrario es momento para poder conversar y poner sobre la mesa todos los argumentos de cada uno, negociar y poder llegar a un acuerdo del desacuerdo, que sea un ganar/ganar para la pareja.

Si se logra tomar decisiones maduras e inteligentes, se evitará a largo plazo descargar en el hijo las frustraciones personales (que puedan llegarse a sentir), teniendo una plena conciencia de que los hijos fortalecen a la pareja, mas no son parte de la misma.

¿Trabajo versus maternidad?

¿Debo limitarme a tener pocos hijos?", es una duda que con frecuencia surge en aquellas madres que trabajan. La maternidad y el trabajo son compatibles. Lo importante es tener las prioridades de ambos roles bien claras de acuerdo a cada etapa que se vive. Si se establece una red de apoyo y ayuda a través de abuelos, amigos y un maternal, entre otros, la madre podrá organizarse y complementar trabajo-maternidad de manera funcional. No tiene porqué desencadenarse ningún efecto negativo en niños con madres que trabajan; estos surgen cuando la mujer están insatisfecha debido a la culpa que siente por dejar a sus hijos para ir a trabajar, instalándose en ella tal nivel de ansiedad, que repercutirá en su rol de mamá y de esposa. Por lo tanto, no existe una receta ni respuesta mágica para la duda planteada; siempre se concluirá en que dicha decisión debe ser exclusiva de la pareja.

Aspectos que debemos valorar para la toma de decisión

Hoy en día, los esposos tienen acceso a información de primera mano, que les ayudará a consolidar el proyecto de vida familiar que desean construir. En el proceso sería conveniente analizar algunos factores como: • Estilo de vida: Si son parejas que se movilizan constantemente de un sitio a otro por trabajo, o planean radicarse en otro lugar. • Edad: Su afectación directa en cuanto a salud, paciencia y tiempo, etc., lo cual repercutirá en el crecimiento y desarrollo de los hijos. • Factor tiempo: Si ambos padres trabajan, deberán plantearse quién cuidará del bebé cuando nazca. • Etapa de vida: Analizar las ambiciones personales, afectivas y laborales, entre otras. • Aspecto económico: Elaborar un presupuesto ajustado a la realidad de la pareja, ya que un bebé implica un alza considerable en la finanza familiar.

La pareja debe tener claro que para lanzarse a esta aventura de amor, que es el formar una familia, se necesita que ambos protagonistas se comprometan a trabajar juntos en forjar bases sólidas de amor, respeto, confianza, comprensión, solidaridad, que conllevarán al sano desarrollo y crecimiento de sus hijos.

10 destrezas que se adquieren al vivir entre hermanos

Los hermanos son un grupo de iguales, todos tienen la misma jerarquía, quisiera destacar 10 destrezas que se adquieren al vivir entre hermanos. El mundo entre los hermanos es una escuela de vida, aquí ellos aprenden a:

  • Negociar, "Te doy el muñeco si tu me prestas tu pelota"
  • Compartir, aprenden a hacerlo a partir de los 3 años, o 3 años y medio, a los 4 años ya pueden compartir un juguete con más tranquilidad.  Cuando uno de los hermanos recibe un regalo que los demás también quieren, como un juego de video, o el muñeco de la última película de Avengers, o la muñeca más linda del escaparate, va a encontrarse en el momento en el cual, sus hermanos o hermanas le pidan muchas veces que se lo presten.  Para unos niños es más difícil que para otros, el compartir sus tesoros, y es la oportunidad para adquirir la virtud de la generosidad.  Pueden comenzar poco a poco, prestando el muñeco por ratitos.  O prestando uno que no sea de tanta importancia, en ocaciones es más fácil compartir el muñeco viejo, que el recién adquirido.  Aquí es pertinente enseñarles a los hermanitos, a cuidar de lo prestado, y cumplir lo prometido, de no destruir o dañar el objeto de su hermano, así como devolverlo al tiempo prometido.
  • Cuidar de otros, entre hermos se forja un lazo de protección muy fuerte, suelen cuidarse cuando están en lugares públicos, si un hermano se cae y se raspa la rodilla, el otro correrá a avisar a sus padres, o profesores, para que lo ayuden.  Si un hermano se siente mal, está enfermo, o ha sido operado, y no puede jugar, los hermanitos suelen preocuparse, se asustan un poco y somos los padres los llamados a darles tranquilidad y enseñarles que en breve estarán sanos y jugando con ellos como lo hacían antes.
  • Competir, entre hermanos se desarrolla una sana competencia, correr más rápido, pintar más bonito, tener mejores calificaciones, siempre están queriendo destacarse.
  • Confiar y desconfiar, conocerán a cada hermano y sabrán que hay unos más cuidadosos que otros a quien prestar sus juguetes.  También aprenderán a dejarse cuidar de ciertos hermanos en quien podrán confiar plenamente sus dudas e inquietudes a medida que van haciéndose mayores.
  • Cooperar, esta destreza es muy útil para ellos, si los padres dicen: "cuando esté arreglado el cuarto, podrán salir a jugar", ellos descubrirán que si se ayudan, y trabajan juntos, terminarán pronto la tarea asignada y lograrán pronto su objetivo.
  • Tener aliados, al unirse con sus hermanos en ciertas aventuras, descubrirá que puede conseguir el objetivo propuesto más fácilmente que si lo hace solo.  "Vamos juntos a pedir a papá que nos lleve a tomar helados", o cuando se encubren, "no le digamos nada a mamá, si nos descubre nos castiga!"
  • Manejar los celos, pueden existir muchos celos en una familia, los padres deben evitar a toda costa tener hijos preferidos, y en lo posible, pedir que los abuelos hagan lo mismo.  Si notas que existen celos en casa, debes encargarte de indagar qué o quién los está provocando, y trabajar inmediatamente en aquello.  Descubre cual es la fortaleza de cada uno de tus hijos y hazla notar a todos, así ellos sabrán que todos son buenos en algo, y adquirirán más seguridad en sí mismos.  Ellos deben aprender desde pequeños a controlar los celos que pueden despertarles sus hermanos.
  • Respetar al otro y sus diferencias, conocerá que todos son distintos, y que cada uno es mejor que el otro en diferentes aspectos: uno pinta muy bien, otro corre como Flash, otro brinca más alto, o canta precioso, o le gusta contar historias.  También sabrán que todos tienen su propia dificultad, eso que les cuesta un poquito más que a los demás: uno canta muy lindo, pero corre muy lento, otro tiene muy buenas calificaciones, pero no atrapa bien la pelota:  Así, cada uno tiene una o varias habilidades o destrezas y dificultades, el ser distintos tiene un valor, simplemente los hace diferentes y únicos.  Y deben aprender a respetar a su hermano en sus diferencias.

Toda esta experiencia les será vital al momento de relacionarse con otros niños en la escuela, donde afianzarán todas estas destrezas, y de adultos con sus compañeros de trabajo; pues seguramente lo harán de la forma que lo vivieron en casa con sus hermanos. Si, como padres, estamos constantemente intercediendo por uno o por otro, les impedimos desarrollar estas destrezas. Es importante que los padres mantengamos las cosas desde una perspectiva adecuada, si el conflicto se da de forma de abuso, de un hermano mucho mayor a otro mucho menor, habrá que intervenir y poner correcciones. Pero si son casi de la misma edad, y del mismo tamaño y sexo, discutiendo por un muñeco o por su turno de usar el aparato electrónico que les guste, propón reglas y enséñales a turnarse, luego deja que lleguen a arreglos solos. Como los hermanos son iguales, en cuanto al poder que se ejerce en un hogar, debemos tener mucho cuidado en no darle a un hijo mas deberes o responsabilidades que a los demás.  Cuando asignas tareas, deben ser relacionadas con su edad, pero todos deben de tenerlas.  Los más grandecitos pueden ayudar a lavar platos, o a cuidar del bebé, mientras los pequeños ponen la mesa o sacan la basura.  Es importante que todos sepan que cada uno tiene una tarea de servicio hacia su familia, y que todos son importantes y amados.

Disciplina Positiva en el hogar

En nuestro Árbol de Familia siempre encontraremos diferentes integrantes: están los abuelos, padres, los hijos que van a la escuela quizás ya a universidad, pero hoy nos vamos a enfocar en los más pequeños de la casa.

¿Qué es la Disciplina Positiva?

Con frecuencia me preguntan las mamás de niños pequeños (0-3 años) ¿cuándo es el mejor momento para empezar a implementar la Disciplina Positiva (DP)? Antes de contestar esto, dejemos claro ¿qué es la DP? Disciplina Positiva (DP) es un programa diseñado en Estados Unidos por PhD. Jane Nelsen; cuyo objetivo es enseñar a niños y jóvenes a convertirse en personas responsables, respetuosas y con recursos. El programa nos propone una disciplina que busca enseñar más no castigar, proporcionando habilidades sociales y de vida esenciales para el desarrollo de nuestros hijos/alumnos de una manera respetuosa y motivadora tanto para los niños como para los adultos. Dejado claro esto, puedo contestar la pregunta de la mamás.

¿Cuándo es el mejor momento para empezar a implementar Disciplina Positiva?

La semilla de la DP la sembramos desde el día uno, ya que nuestros hijos vienen al mundo no sólo para ser amados por su sistema familiar, sino para ser formados, y para poder realizar ese proceso es fundamental una estructura. En esta estructura entran diferentes herramientas como: rutinas, horarios, límites, entre otras más.

Necesidades reales de nuestros hijos que nos presenta la Disciplina Positiva (DP)

Para aclarar aún más el panoramas quiero compartir las necesidades reales de nuestros niños que nos presenta la DP. En esta lista definitivamente no entran ni juguetes, ni exceso de permisos, mucho menos los dulces.

  • Sentido de Pertenencia: “Mi familia me acepta incondicionalmente por quien soy”. Muchas veces creemos que nuestros hijos necesitan sólo amor, pero por amor los sobre protegemos, por amor los castigamos, etc. Lo que ellos necesitan independientemente de la cantidad de amor es, sentir que pertenecen a su familia y que ésta los acepta incondicionalmente por lo que son.
  • Percibir que son capaces: “Yo puedo tener mis propios logros”. Si nuestros pequeños no practican y no logran descubrir que son capaces de tener logros, con dificultad aprenderá a tomar decisiones, ser independientes, habilidades y muchas cosas más.
  • Poder personal y autonomía: Yo si puedo y lograré resolverlo con mis habilidades. Como padres debemos entrenar a nuestros hijos a encausar de manera positiva ese poder personal, para que puedan resolver sus problemas y conflictos sin depender en el “que dirán” de sus padres.
  • Habilidades sociales y de vida: Estas habilidades son las que le permitirán abrir puertas en su vida así como resolver de la manera más asertiva sus conflictos con los demás.

¿Cómo podemos aplicar la Disciplina Positiva (DP) en niños pequeños?

Ahora bien, ¿cómo podemos aplicar la DP en niños pequeños? Tenemos 8 métodos claros y concretos que nos comparte la DP en su Libro “Positive Discipline For Preschoolers” los cuales nos ayudarán a aplicar la DP de manera concreta y práctica:

  • Involucra a tu hijo/a: En el diseño de una rutina. Permitiendo que escoja entre 2 opciones. Procurando oportunidades para que ayuden.
  • Enseñarles a ser respetuosos, siendo respetuoso con ellos.
  • Usar sentido del humor.
  • Involucrarme en el mundo de mi hijo/a.
  • Decir lo que piensas acompañado de amabilidad y firmeza.
  • Ser paciente.
  • Actúa no hables.
  • Acepta y aprecia a tu hijo/a la originalidad de tu hijo/a.

Finalmente el terreno fértil para que nuestro árbol de familia siga creciendo ya lo tenemos, está en nosotros como padres involucrar a nuestros hijos de una manera útil para cultivar la semilla de la Disciplina Positiva, juntos. 

Terrores nocturnos

Mi hijo de 2 años se levanta y grita todas las noches, es como si le diera un berrinche o estuviera peleando pero está totalmente dormido. ¿Qué puedo hacer para ayudarlo?

Diana

 

Estimada Diana.

Con respecto a los terrores nocturnos, sería muy importante que chequees la rutina del día, para estar segura que no hay nada que lo esté alterando, sobre todo en el momento previo a irse a dormir, que sea un ambiente tranquilo precedido por un baño , pues así se acostaría de forma relajada. Evita que vea televisión antes de dormir, las imágenes de ésta en ocasiones alteran a los niños, de igual manera evita que juegue con tablets antes de dormir, y limita el uso de ésta durante el día.

Lee junto a él un cuento antes de ir a dormir, o nárrale una historia bonita y positiva, esto ayudará a crear un ambiente calmado antes de dormir.

Observa si esto te funciona, en caso que no sea así, acércate a su cuna o cama y dale tranquilidad, acarícialo de tal manera que le de seguridad, evitando sacarlo de su cuna o cama.  El proceso para ayudarlo a continuar con su descanso debes procurar hacerlo en la habitación de tu hijo, con la luz apagada y sin sacarlo de su cuna/cama para que así el tenga claro que es de noche y eso significa que es momento de dormir, que estás ahí junto a él para darle tranquilidad y seguridad, pero que esto no significa que van a jugar, y peor aún que lo vas a llevar a dormir contigo a tu cama.

Entiendo que es muy difícil, y que seguramente estarás tentada a pasarlo a tu cama, pues es mágico, cuando un niño va a la cama de los papás se duerme enseguida y ustedes también, pero eso solo crearía un mal hábito que después será muy, muy difícil corregir.  Es un proceso muy cansado, pues implica que tu o tu esposo tenga malas noches por un tiempo, pero puedo asegurarte que esa dedicación aunque agotadora, es una gran inversión en el futuro, pues creará en tu hijo el hábito de dormir en su habitación.

En caso que después de un par de semanas en que veas que el problema persiste a pesar de los cambios y estrategias realizadas es aconsejable que  visites al pediatra.

¡Buena suerte! 

¿Cómo evitar que un niño se coma las uñas?

¿En que momento se debe aplicar un castigo a una niña de 6 años? Luego que la actitud de no obedecer sea reincidente. K.

¿Cómo disciplinar a una niña de 6 años?

Estimada K.

Definitivamente el castigo como medio para que un niño aprenda no es el camino que lo llevará a educarlo mejor.  Entiendo que es desesperante corregir y corregir y que no te hagan caso.  Sería importante que revises qué estás haciendo que no está funcionando para que tu hija haga lo que le pides.

¿Cómo es tu estilo? ¿Se lo pides con excesiva amabilidad? o ¿al contrario, eres muy autoritaria? Te lo pregunto porque los dos estilos tienen como efecto que los hijos no hagan lo que se les pide, o en el segundo caso que lo hagan porque te tienen miedo.  Nuestro objetivo como padres debe ir encaminado a que nuestros hijos se eduquen porque entienden lo que es bueno para ellos, no porque nos tienen miedo, pues en realidad no aprenderán, solo obedecerán para contentarnos y el mal comportamiento se repetirá nuevamente porque lo que los motiva no es un bien último, sino que es una reacción al miedo.

Para educar procura dirigirte a ella con amabilidad y firmeza al mismo tiempo, es decir, que tu tono de voz sea firme y a la vez toda tu postura sea amable, invitadora, no se trata de pedirle el favor de portarse bien, se trata de decirlo sabiendo lo que estás haciendo y con la seguridad de lo que pides.

Si ella está actuando con rebeldía en vez de combatir la rebeldía, busca lo qué la está causando para que trabajes en esa área, la actitud de ella seguro obedece a algo que sucede.  Explícale con seguridad porqué es necesario lo que pides, a diferencia de los niños de antes, los de ahora necesitan entender el porqué de las cosas, una vez explicado, listo, tendrá que hacer lo que pides porque no es opción que no lo haga.

Una vez que hayas revisado estos puntos siéntate con ella y dile que tienen un problema, que tu le pides algo y ella hace lo que quiere sin escucharte, que en casa hay reglas que deben cumplirse, y que la invitas a que juntas vean soluciones al problema.  Dile a ella que te diga cual cree ella que podría ser la solución, que ella se involucre y se responsabilice de tal manera que en vez de un castigo, tu hija se convierta en la solución al problema.  Si te plantea una solución que no sirve o funciona porque te contesta "la solución es no hacer nada", tu le podrás decir, que eso no es una solución, y que si ella no te plantea soluciones válidas, tu le dirás que elija entre dos soluciones que tú le planteas, que no existe otra opción.  Inténtalo, y verás como funciona.

¡Nos cuentas cómo te va!

Cómo disciplinar a una niña de 6 años

¿En que momento se debe aplicar un castigo a una niña de 6 años? Luego que la actitud de no obedecer sea reincidente. K.

¿Cómo disciplinar a una niña de 6 años?

Estimada K.

Definitivamente el castigo como medio para que un niño aprenda no es el camino que lo llevará a educarlo mejor.  Entiendo que es desesperante corregir y corregir y que no te hagan caso.  Sería importante que revises qué estás haciendo que no está funcionando para que tu hija haga lo que le pides.

¿Cómo es tu estilo? ¿Se lo pides con excesiva amabilidad? o ¿al contrario, eres muy autoritaria? Te lo pregunto porque los dos estilos tienen como efecto que los hijos no hagan lo que se les pide, o en el segundo caso que lo hagan porque te tienen miedo.  Nuestro objetivo como padres debe ir encaminado a que nuestros hijos se eduquen porque entienden lo que es bueno para ellos, no porque nos tienen miedo, pues en realidad no aprenderán, solo obedecerán para contentarnos y el mal comportamiento se repetirá nuevamente porque lo que los motiva no es un bien último, sino que es una reacción al miedo.

Para educar procura dirigirte a ella con amabilidad y firmeza al mismo tiempo, es decir, que tu tono de voz sea firme y a la vez toda tu postura sea amable, invitadora, no se trata de pedirle el favor de portarse bien, se trata de decirlo sabiendo lo que estás haciendo y con la seguridad de lo que pides.

Si ella está actuando con rebeldía en vez de combatir la rebeldía, busca lo qué la está causando para que trabajes en esa área, la actitud de ella seguro obedece a algo que sucede.  Explícale con seguridad porqué es necesario lo que pides, a diferencia de los niños de antes, los de ahora necesitan entender el porqué de las cosas, una vez explicado, listo, tendrá que hacer lo que pides porque no es opción que no lo haga.

Una vez que hayas revisado estos puntos siéntate con ella y dile que tienen un problema, que tu le pides algo y ella hace lo que quiere sin escucharte, que en casa hay reglas que deben cumplirse, y que la invitas a que juntas vean soluciones al problema.  Dile a ella que te diga cual cree ella que podría ser la solución, que ella se involucre y se responsabilice de tal manera que en vez de un castigo, tu hija se convierta en la solución al problema.  Si te plantea una solución que no sirve o funciona porque te contesta "la solución es no hacer nada", tu le podrás decir, que eso no es una solución, y que si ella no te plantea soluciones válidas, tu le dirás que elija entre dos soluciones que tú le planteas, que no existe otra opción.  Inténtalo, y verás como funciona.

¡Nos cuentas cómo te va!

Hermano mayor golpea a su hermanita

Mi hijo de 5 años le cae a golpes a mi hijita de 3 años cada vez que pelean. Ya le he hablado de que a las mujeres no se les pega, y también lo he castigado, pero continúa pegándole a su hermanita.  ¿Qué más puedo hacer para detener este problema? - Lucía

Tienes razón de estar preocupada, 5 años es edad suficiente para comprender que a los hermanos menores (sean mujeres u hombres) no se les pega y que existen otras formas de resolver conflictos. Debes ser firme en que los golpes no son una alternativa para lograr lo que deseamos, en ningún momento se justifica un golpe, no lo golpees ya que darías un mensaje contradictorio, más bien usa correctivos como pedir disculpas a su hermanita si la ha golpeado y sentarlo en una silla mirando la pared por 5 minutos (mencionas que tiene 5 años, éste método lo puedes aplicar con tiempo: un minuto por año de edad) cada vez que lo hace. Sería bueno que investigues que sucede, probablemente ha descubierto que a través de la agresión él consigue su objetivo que puede ser desde obtener lo que quiere, como un juguete, hasta llamar tu atención, o puede tener una baja tolerancia a la frustración, y al no lograr su objetivo, golpea a quien lo provoca.

"Usa tus palabras, dime qué ocurre"

Enséñale a usar sus palabras para lograr su objetivo. Para esto tienes que atenderlo y no ignorarlo cuando se dirija a ti.  Si comienza a golpear o gritar invítalo a expresar lo que siente o está sucediendo.

"Por favor" y "gracias"

Enséñale a pedir las cosas de buenas maneras usando las palabras 2 mágicas.

"Espera un ratito" y "te toca a ti el juguete"

Enséñale a esperar turnos calmadamente, cuando espere pacientemente, dile: “¡muy bien! ¡Así se hace!” Estos refuerzos positivos harán que cada vez sean menores los golpes porque no los necesitará. Si no consigues resultados, te sugiero visites a un profesional que los ayude a identificar el problema. ¿Tiene algo que añadir a esta consulta? Por favor compártala en los comentarios.   ¿Tiene alguna consulta? Pregúntenos a través de nuestro Consultorio Online 

 

 

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