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Estilos educativos de los padres

Cada uno tiene un estilo de paternidad. Éste depende de los modelos que han tenido cerca mientras eran niños y sienten que les hizo bien, o les gustó; de lo contrario desarrollan justamente un estilo que se aleja de lo aprendido y se identifica con su expectativa de lo que consideran es un papá que les gustaría ser. A continuación detallamos los estilos educativos de los padres:

Estilo Normativo

Es el papá que por excelencia corrige a los hijos constantemente y pone reglas en casa. Un papá normativo dedica más tiempo y esfuerzo a poner reglas y hacerlas cumplir que a compartir y ser afectuoso.  Es justamente las muestras de afecto el aspecto que deberá tener en cuenta en la relación con sus hijos, pues es lo que se le dificulta.

Engreidor

Es aquel  papá que es muy cariñoso con sus hijos y usualmente le cuesta esfuerzo poner límites. Se siente cómodo siendo el papá cercano y prefiere delegar a la esposa las normas. El papá engreidor debe cuidar mucho evitar la sobreprotección, pues como se siente cómodo dando afecto, podría dificultársele dejarlos crecer en autonomía, y desarrollar todas sus habilidades según su edad.

Juguetón

Éste, se relaciona con los hijos a través del juego. Cuando sus hijos lo ven corren para pedirle compartir un momento de diversión. Usualmente comparten tiempo valioso de esparcimiento en el que padre e hijos disfrutan juntos.  El padre juguetón deberá tener muy en cuenta que es importante también poner límites y normas, pues corre el riesgo que sus hijos lo vean solo como un adulto para divertirse y crean que el rol de padre se reduce a esta actividad.  El balance entre el juego y los límites será algo a tener en cuenta.

Trabajador

Aunque todos los papás están trabajando, a este papá le cuesta compartir tiempo con sus hijos pues está trabajando la mayor parte del día llegando a casa muy tarde en la noche, estando muy ocupado los fines de semana, por lo tanto está bastante ausente de la vida de la familia.  Es un padre esencialmente proveedor.  El padre trabajador debe cuidar mucho su horario, pues sus hijos lo necesitan presente en casa para conocerlo y compartir con él, solo así sentirán a su padre cerca teniendo la oportunidad de dar y recibir afecto, así como verlo actuar en su rol de esposo.

Aunque te identifiques con un estilo en particular, debes procurar tomar de los otros sus características principales pues para relacionarte positivamente con tu hijo y educarlo, él necesita de las normas, el cariño, el juego y verte trabajar por la familia.

Educar a los hijos en el sufrimiento

Un título que nos puede llamar la atención, como a mí me sucedió cuando lo escuché de un educador de Puerto Rico que lo planteó en una de sus clases: "Educar a los hijos en el sufrimiento"… sin embargo con el paso de los años y las experiencias vividas, lo veo como una realidad válida de ser reflexionada, para hacer de nuestros hijos personas capaces de enfrentar y vencer con fortaleza los obstáculos y las dificultades cotidianas.

Renunciemos a la sobreprotección, y construyamos pilares fuertes para que aprendan a resolver sus inconvenientes con rectitud y astucia.

Tan pronto ellos puedan hacer las cosas por sí mismos debemos permitírselos, no facilitarles todo lo que ya son capaces de realizar, aunque lo hacemos con cariño, en realidad no los estamos preparando para la realidad que les tocará vivir.

Nuestra principal función como padres es dejar de ser imprescindibles lo más pronto posible y dejar que nuestros hijos se desenvuelvan de modo autónomo de acuerdo a su edad y con la madurez que le hayamos permitido adquirir.

Es fundamental que los chicos reciban responsabilidades en momentos oportunos, para que aprendan a manejarse como niños y jóvenes; y así convertirse en adultos que sepan responder a los retos que se presenten en los diferentes aspectos de su vida: familiar, social, laboral, espiritual.

Que el lema de sus vidas sea: Libertad con responsabilidad. Los chicos a medida que crecen, y ahora cada vez más temprano, demandan bienes materiales o libertades, que de pronto no son necesarios ni adecuados para su edad: celulares con internet ilimitado, juegos electrónicos de punta, ropa de marca, viajes costosos, horarios hasta muy tarde en las fiestas, entre otras exigencias, que lamentablemente, por desconocimiento se les concede.  Haciendo crecer en su mente la ilusión de un mundo lleno de facilidades y perjudicando su desarrollo emocional, académico y social.

Debemos ejercitar virtudes como el orden, la obediencia y la sinceridad; acciones que repetidas a lo largo de su infancia les den las armas para enfrentar los años venideros.

Virtudes válidas para lograr que nuestros hijos sean buenos cristianos y honrados ciudadanos (S. Juan Bosco):

  • la fortaleza, que les permita perseverar en lo que deban realizar sin dejarse vencer por el agobio;
  • la templanza, para gastarse sin reservas y superar la comodidad y el egoísmo;
  • la justicia, para cumplir con honradez los deberes con Dios, la sociedad y la familia, y
  • la prudencia, para saber elegir sus acciones y palabras frente a los acontecimientos diarios.

Así criaremos ciudadanos que le permitan salir a nuestro País de las dificultades, ya que contar con persona que se rijan por la ética y los valores permitirá plasmar en nuestra sociedad una visión de respeto, generosidad y confianza.

Aunque nos cueste, dejemos que nuestros hijos se levanten solos al caer cuando aprenden a caminar, aprendamos a no adular sus pesares académicos con la excusa del cansancio, sino que permitámosles exigirse más, intentar más; para que puedan rebasar los límites de la vagancia y cumplan con los desafíos propios de su edad.

Renunciemos a la sobreprotección, y construyamos pilares fuertes para que aprendan a resolver sus inconvenientes con rectitud y astucia.

Cuanto más los entrenemos, estaremos tranquilos de saber que les supimos dar lo que necesitaban: un poco de lo que piden y más de lo que realmente necesitan: cariño, tiempo, confianza y sobre todo AMOR pero en obras, no solo en palabras.

Hay que permitirles que sufran para que sepan disfrutar de las alegrías de la vida y puedan, a su vez, afrontar sus dificultades.

Cuando los abuelos son los que cuidan a los nietos

En la actualidad las familias jóvenes en las que trabajan papá y mamá, necesitan de la ayuda de sus padres para el cuidado de sus hijos.  Los nuevos abuelos, conscientes de la necesidad de trabajar de sus hijos acceden a colaborar con el cuidado de los nietos, quienes comparten gran parte del día con ellos.   Esta realidad puede vivirse de manera muy positiva si se atienden a tiempo las dificultades que se presentan, pero también puede resultar que el nivel de complejidad desborde tanto a padres como a los abuelos.

 Revisemos algunas de las situaciones que pueden darse:

¿Quién educa?

La principal circunstancia por la que los abuelos cuidan a diario a sus nietos es por el trabajo de sus padres, sea que estén pequeños y requieran de cuidado constante todo el día, o cuando van a la escuela y al terminar el período de clase regresan a casa de los abuelos, en donde sus papás los recogen al terminar el día, para dormir en su casa. Por lo tanto los niños de lunes a viernes viven con sus abuelos, y duermen con sus papás, compartiendo en su casa sólo los fines de semana. Frente a esta realidad tanto los abuelos como los padres deben de tener claro quién educa a los niños y cuáles son los límites entre los padres y los abuelos a la hora de educar.

¿Quién es el responsable?

Es importante que en todo momento tengamos claro que son los padres los responsables de educar a sus hijos. Los abuelos les hacen el favor de cuidarlos para que ellos puedan ir a trabajar. No por esto los abuelos permitirán que en su casa los nietos carezcan de límites. Deberá haber límites claros, como:

  • no tocar la tablet de la abuelita con las manos sucias
  • ni jugar con sus lanas,
  • no despertar al abuelito de la siesta,
  • no tocar lo adornos, ni meter los deditos en la jaula de los pajaritos.

Habrá normas generales que se cumplen en ambas casas como

  • el horario para hacer los deberes,
  • bañarse
  • y comer.

Pero el cumplimiento y el reforzamiento de éstos debe ser trabajo de los papás.

No puede haber desautorizaciones, sino al contrario, un mismo discurso de papás y abuelitos.

¿Padres desautorizados? Nietos confundidos

En algunas ocasiones los abuelos están tan involucrados en la educación de los nietos que asumen el rol de papás desautorizando constantemente a los padres. Esto puede pasar en las familias en las que los abuelos se ocupan de los nietos durante la semana para que los hijos trabajen, como en aquellas en que no los cuidan, pero por alguna circunstancia están sobre-involucrados. Si el padre ha pedido que tienen que tomar la sopa, los niños deben de tomarla, en cambio si el abuelo dice “no importa, no te la tomes”, el niño se va a confundir y pensará “lo que dice papá no me gusta y no es importante, y lo que dice el abuelito sí” Esto le quita autoridad al padre a la hora de educar a su hijo. Si por alguna razón decides que no le darás la sopa, llama al padre y consúltalo, no tomes decisiones que desautorizan las instrucciones entregadas por los papás. Sólo respetando a los papás serás bienvenido en su casa, o te los dejarán en la tuya para que compartan contigo. Esta forma de tratar de ocupar su lugar confunde a los nietos privándolos de tener unos padres con autoridad y unos abuelos engreidores.

¿Cuándo aparecen los problemas entre los abuelos y sus hijos?

Los problemas aparecen cuando los hijos delegan en sus padres las funciones de educar a sus nietos. Al asumir los abuelos ese rol que no les corresponde, se producen situaciones de tensión y confusión. Los niños terminan sin tener claro a quién obedecer, pues tienen padres que parecen sus hermanos, y abuelos que parecen sus padres. La función de educar a los hijos es responsabilidad intrínseca del rol de padre. Este compromiso lo heredan los abuelos en caso de que sus nietos quedasen huérfanos. Es igual de grave, que los abuelos desplacen a los padres, ocupando ellos su lugar. Debes colaborar para que tu hijo asuma su rol de padre. Dejar que otro haga su trabajo es lo más cómodo. No lo sobreprotejas ayúdalo, permitiendo que lo haga bien. A los hijos que puedan sentir que sus padres tienen la obligación de cuidar de sus nietos, es necesario ponerles límites. Los abuelos tienen una vida propia, compromisos, y muchos, aún trabajan; esto no significa que no los amen, pero los padres deben asumir su responsabilidad y entender que los abuelos ayudan en la medida en que les es posible. Los abuelos deben cuidar también el ser en ocasiones excesivamente afectivos, si los padres están retando al niño, no puedes ir a abrazarlo y engreírlo, no es el momento. Los nietos podrán ubicar a los abuelos como los buenos y a los padres como los malos, ecuación en la que todos pierden. Evita cualquier rivalidad que pueda existir en relación a tus hijos que son los padres de los niños. Esto sólo los alejará de ti, recuerda que son tus hijos, y todos están del mismo lado, no se trata de una competencia por el amor del nieto.

¡Los niños necesitan a sus padres y a sus abuelos, cada uno haciendo lo que le corresponde!

Lea también: Ser abuelos: una nueva etapa en la vida 

El super papá del siglo XXI

Hay un aspecto trascendente en la actitud del papá del siglo XXI que a cambiado en relación al pasado, y es su involucramiento en la educación de sus hijos.

El papá de hoy ha asumido un cambio en su rol, que durante mucho tiempo fue casi exclusivamente el de proveedor, para complementarlo hoy en día con la experiencia de ver crecer a sus hijos y participar activamente en este proceso, por lo tanto es un papá mucho más presente en la vida del hijo.

Compartir con tu hijo:

La relación con tu hijo crece y se afianza en la medida en que ellos sienten que te interesas en ellos y compartes tu tiempo brindándoles atención positiva. Esto significa que dedicas tiempo a jugar con él, si es pequeño lo podrías bañar, leer un cuento, patear pelota, sentarte en la cocinita de juguete a que te sirvan el té. Seguramente cuentas con poco tiempo y estás cansado luego de la jornada de trabajo, pero este esfuerzo realizado como acto de voluntad tiene beneficios incalculables en tu relación a corto, mediano y largo plazo con tu hijo. Fortalece su autoestima al sentirse importante para ti, fortalece el vínculo creando una relación de confianza en la que siente que puede contar con su padre, te permite conocerlo. Procura que estos momentos de compartir sean en un entorno positivo, que no se centren exclusivamente en corregirlo y llamarle la atención sobre lo que hace mal, por el contrario, aprovecha para descubrir lo que hace bien y díselo.

Conocer a tu hijo:

La forma de conocer a tu hijo es compartiendo con él y observando su comportamiento, sus reacciones a diferentes situaciones, así sabrás si es inquieto o pasivo, si le gusta jugar en exteriores o dentro de casa, si le gusta arriesgar o es cauto, que sentido del humor tiene, si es dedicado o le cuesta concentrarse, si es emotivo o más bien ecuánime, si es curioso, cariñoso o distante. Para educarlo, habrá primero que ir descubriendo cómo es él, posiblemente diferente a ti. Aprenderás a valorarlo como ser único e irrepetible.

Educar a tu hijo:

En la medida que vas conociendo a tu hijo podrás sacar lo mejor de él, pues si solo le gusta jugar dentro de casa, podrás invitarlo a andar en bicicleta y así lo ayudas a fortalecer aquello que le cuesta; si él/ella se fastidia rápidamente, podrás ayudarlos a que manejen mejor la frustración; si es extremadamente estructurado podrás sorprenderlo para que aprenda a adaptarse a situaciones nuevas. Todos tenemos posibilidades enormes de crecer como personas, pero sólo involucrándonos de forma positiva podremos ayudarlos a superar las dificultades y afianzar los aspectos fuertes de su personalidad.

Cuando compartes, conoces y educas a tu hijo les regalas a ellos un padre cercano y un modelo a seguir cuando crezcan.

El papá del siglo XXI tiene otra característica importante, comparte con su esposa las responsabilidades del hogar, ya que, al salir la madre a trabajar, se ven abocados a colaborar juntos en la tarea de proveedores y de organizadores del hogar. Así, vemos papás haciendo supermercado, lavando platos, recogiendo y dejando a sus niños en la escuela o actividades extracurriculares; vivir este cambio con naturalidad ayudará a tus hijos a desarrollar destrezas que le servirán en el futuro. 

Padres, a educarse

Escuela para padres. Padres educados pueden educar. Es el nombre de los fascículos que circularán insertos en La Revista de manera gratuita el primer domingo de cada mes para los suscriptores del Diario EL UNIVERSO a nivel nacional.

Fueron creados por María Fernanda Noboa, psicoterapeuta de Familia y de Pareja, y por Laura María Noboa, licenciada en Orientación y Consultoría Familiar. La idea surgió cuando iniciaron su Escuela para Padres, en el 2006. Desde esa época han dictado charlas en algunos colegios de Guayaquil y han escrito en varias revistas temas relacionados con la familia.

Pero siempre consideraron que sus artículos y sugerencias debían llegar a más familias a nivel nacional con Diario EL UNIVERSO. Por eso, todo el material que tenían en la Escuela para Padres lo adaptaron a los fascículos.

La primera entrega, titulada Conociendo a mi familia, ciclo vital familiar, circula hoy en La Revista. Enseña cuál es el rol de la familia, cómo evoluciona, la familia como sistema de apoyo, la autoridad de los padres y los límites de los hijos. Material que ayudará a los padres de familia a cumplir la función de guía o educador de los niños.

En el Ecuador, dice María Fernanda, hay familias con todo tipo de relaciones, muchos padres y madres modernos que participan activamente en la crianza y educación de sus hijos, y también padres y madres trabajadores que cuentan con poco tiempo para compartir en familia, entre otros.

“Hago hincapié en los dos géneros, ya que en la actualidad, en muchas ocasiones, la madre trabaja a la par del padre, y los papás participan de cambiar pañales al igual que la mamá”.

Los fascículos, agrega, tienen información que les puede servir a ambos, porque se tratan los temas sin discriminación de género. Y tanto al padre cercano como al padre lejano le servirá conocer la importancia de su dedicación, firmeza, claridad y amor hacia sus hijos.

Según Laura María, los padres no vienen con un manual bajo el brazo, y la mayoría de las veces no tienen claro cómo criar a los hijos ni cuáles son sus necesidades afectivas, ni físicas. Además, hay que considerar que los hijos son distintos uno de otro. Por eso se espera que los progenitores adquieran los conocimientos que les hacen falta.

“Nuestra propuesta es llegar con información sobre las vivencias y necesidades afectivas de los miembros de la familia, para poder ser guía y orientación para los papás”.

Entre los aspectos más importantes que se destacan en los fascículos están las características de los hijos según la edad, para que los padres puedan conocer lo que los pequeños son capaces de aprender a esa edad o no. También se informa acerca de la firmeza con la que se debe hablar, poner límites y usar la autoridad con ellos. Y lo más importante es el amor con el que se debe asumir la crianza de los hijos, ya que lo que vivan hoy dictaminará su futuro.

Según María Fernanda, en los fascículos se ofrecen conceptos en lenguaje sencillo y práctico para padres de todas las edades, y se abordan problemas tradicionales y modernos, ya que hay cosas que nunca cambian y a la vez se presentan otras nuevas según el desarrollo de la sociedad donde se mueve la familia.

Por eso es importante que los coleccionen, los lean y los compartan con parejas de padres que vivan juntos o no, porque siempre serán padres de sus hijos. Esta información les ayudará a revisar cómo están educando, qué están haciendo bien o no, para cambiar a tiempo.

Por último, es necesario compartir que los problemas corregidos a tiempo siempre terminan bien; por el contrario, si se piensa que todo pasará o que se arreglarán solos, lo que se hace es permitir que la dificultad crezca y explote en la adolescencia de sus hijos.

Puede leer el artículo original tomado de La Revista

Educar con firmeza y amor

Construyendo Familia, Escuela para padres es una iniciativa de Laura María Noboa (licenciada en Orientación y Consultoría Familiar) y María Fernanda Noboa (Psicoterapeuta de Familia y Pareja), primas hermanas que priorizan el trabajo por la familia y sueñan con un mundo sin violencia intrafamiliar, donde los niños sean amados, las parejas se respeten y crien a sus hijos en valores y principios, con firmeza y amor.

Para esto dictan talleres de Escuela para Padres en colegios, escuelas y empresas, desde el año 2006.

Publican fascículos mensuales y crearon una página web www.construyendofamilia.com, en la que puede encontrar información y guía para la educación de sus hijos.

Atienden en su consultorio gratuito online y contestan inquietudes en un máximo de 48 horas.

Además puede ver videos, entrevistas, artículos y análisis sobre temas de familia.

*Artículo tomado de la revista Sambo - Edición 143

 

 

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