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Sobrellevar el dolor de nuestras pérdidas

Ana quedó desbastada luego de que su hijo decidió emigrar a otro país apostando por un mejor futuro para él y su familia. A pesar de haber transcurrido ya algunos meses ella ha quedado como congelada en el tiempo, sumida en su dolor...

La separación de alguien siempre causa dolor y genera un gran vacío, el dolor y el sentimiento de pérdida que se sufre es el más profundo. El sentir que aquella persona que vivió y ocupó un espacio primordial e importante en nuestra vida no está más, es abrumador, el recuerdo de la persona se acentúa con los detalles de la vida cotidiana.

El dolor nos lleva a hacer un pare y reflexionar profundamente de lo que somos y queremos, nos hace   ver la vida de manera diferente.

La pérdida:

Todos los seres humanos de una u otra manera enfrentamos pérdidas continuamente, casualmente porque somos seres en constante evolución, siempre optando por nuevos desafíos que implican cambios; que a su vez traen consigo riesgos, ganancias, beneficios, y pérdidas. Generalmente conectamos la palabra duelo con la muerte de alguien, sin embargo, duelo se aplica al proceso psicológico que se desencadena frente a cualquier tipo de perdida (Puede ser la perdida del año escolar, un ser querido, un trabajo, una separación, divorcio, infidelidad, del status social o económico, la adolescencia, una enfermedad, cambio de casa, pérdida de la juventud, un proyecto, un amigo o pariente que emigra… etc..), todas estas situaciones   afectan al individuo desencadenando en él procesos de duelos a elaborar, que no siempre se logran exitosamente; originando en múltiples ocasiones trastornos psíquicos.

Es muy cierto que hay pérdidas y "pérdidas", los sentimientos son los mismos, pero la diferencia entre ellas es lo que marcará la intensidad de la misma. El impacto emocional que el sujeto siente al constatar que su vida se trastoca, se transforma, que ya nada será igual, origina en él un estado de angustia y confusión que trae consigo fuertes cambios tanto a nivel físico, emocional, como de comportamiento, iniciándose un proceso de duelo que parecería no tener fin.  El sentimiento de pérdida nos ubica en una gama de intensas y profundas emociones que se entremezclan de un modo que nunca antes se han experimentado. En un inicio el sujeto se repliega en sí mismo, se enconcha en su dolor, los sentimientos determinan el humor, así como también las decisiones y actitudes… por momentos la persona puede sentirse aturdida, confusa, culpable, con temor, con ira, frustrado, etc… luego se siente un poco mejor, pero llegan otros momentos en que la soledad, la angustia y la tristeza lo embarga nuevamente...son como oleadas o ciclos de dolor que van y vienen de acuerdo a lo que se ha perdido.

Elaboración del duelo:

La capacidad que cada persona tiene de reaccionar frente a los conflictos, problemas,   o circunstancias consideradas adversas, inesperadas y dolorosas, está determinada por la aptitud innata de lucha de cada quien, "capacidad de resiliencia", herramienta que ayudará a transitar el proceso de duelo, proceso nada fácil, que se irá elaborando internamente, de a poco y de manera muy particular, este proceso de elaboración de duelo finalizará con la aceptación de nuestra pérdida y la reorganización y modificación de una nueva realidad.   Ningún ser humano está exento de atravesar alguna vez en su vida por un proceso de duelo, No es fácil transitarlo, pero es importante asimilarlo, entenderlo e intentar superarlo, es necesario dar espacio al dolor, llorar nuestra pérdida y permitirnos expresar todo lo que en el momento se está sintiendo, teniendo el total convencimiento que aquel dolor pasará algún día, y aquella herida se cerrará y cicatrizará….. Sin embargo aquellas personas que tienen baja o ninguna tolerancia a la frustración, poca capacidad para afrontar aquellas continúas y pequeñas circunstancias estresantes y amenazantes de la vida cotidiana, frente a una situación de pérdida mayor entrarán en un proceso de duelo patológico, entendiendo como tal al proceso de duelo que se sale de lo esperado, en duración como en intensidad, convirtiéndose en devastador, durando algunos años. El dolor en el duelo patológico es severamente intenso, la persona no logra realmente enfrentar el dolor; simplemente lo enmascara,   pierde el interés en la vida misma, por ende se deteriora la calidad de vida de quien lo porta y de sus allegados inmediatos, impidiendo entrar en una etapa de reorganización tanto psíquica como emocional. En este tipo de duelo, todo tipo de sentimientos se acumulen en el interior y generalmente detonan en una depresión. Un espacio psicoterapéutico es de mucha ayuda, ya que el profesional contribuirá a que la persona hable de su pérdida y exprese sus intensos sentimientos.

Como ayudarnos a sobrellevar el dolor de nuestras pérdidas

  • Ser pacientes con nosotros mismos y validar nuestro dolor.
  • Vivir el día a día, intentando sin prisa instaurar un nuevo ritmo cotidiano.
  • El llorar nos ayudará a liberar dolor, tensión.
  • Si sentimos ira, debemos expresarla.
  • Intentar ir desapegándonos afectivamente del objeto de nuestra pérdida.
  • No tomar nuevas responsabilidades, ni tomar decisiones hasta que el dolor haya aminorado.
  • Apoyarnos en la familia y los amigos.

El dolor nos lleva a hacer un pare y reflexionar profundamente de lo que somos y queremos, nos hace ver la vida de manera diferente.   No existe una receta perfecta para sobrellevar el dolor de nuestras pérdidas, el proceso de duelo es gradual y diferente para cada persona, cada uno necesita su propio tiempo para encontrar alivio... sin embargo, todos debemos tratar en lo posible de agarrarnos de ese sano equilibrio que nos permita aceptar lo perdido y asimilar lo nuevo…será la llave que nos conducirá a adecuarnos a la nueva realidad y continuar con nuestra vida.

La muerte de una mascota acerca a los niños al dolor

Tenemos un perro con el que mis hijos están muy encariñados. Y me alegra mucho porque el perro los ha ayudado en muchas cosas: a estar preocupados en su cuidado, a salir a jugar más al aire libre y hasta hacer más amigos, porque los niños se les acercan en el parque para ver al perro. Lo que me preocupa es que yo de niña viví la pérdida de mi mascota, y para mí fue una experiencia bien triste. Sólo para estar preparada a futuro, quisiera saber cómo puedo ayudar a mis hijos a llevar, de la manera menos dolorosa posible, la pérdida o la muerte de su mascota.
Rebeca

Tener una mascota en casa puede significar para algunos de sus integrantes, un miembro valioso de la familia y parte importante de su vida diaria; su pérdida puede dejar un enorme vacío y un dolor tan grande como el que se siente con la muerte de un amigo. En muchas ocasiones, la pérdida de la mascota es el primer contacto con la muerte, a través del cual los niños comienzan a entender el ciclo de vida.

Con una mascota comparten todos los días, de su compañía, juegos, responsabilidades, travesuras y alegrías. Tras la muerte de ella hay dolor y el dolor duele, pueden experimentar muchas emociones, incredulidad, dolor, rabia, culpa y ansiedad, hasta que finalmente llegan la resignación y la aceptación. Vivir el duelo es necesario, para sobrellevarlo hay que dar un espacio para llorar la pena, es bueno recordar la vida con su mascotita, los momentos maravillosos que les brindó cuando estuvo a su lado, ver fotos, eso reconfortará el corazón y ayuda a integrar la muerte como proceso natural de la vida.

Pero cuidado de no estar en el recuerdo y el dolor más tiempo del necesario. Los niños deben saber que es un proceso natural en el cual ellos no tienen ninguna responsabilidad. No me cuentas qué edad tienen tus hijos, si son muy pequeños no tienen un concepto claro de ella, piensan que es un proceso reversible y hay que ayudarlos a entender que su mascota ya no va a regresar. Entre los cinco y nueve años, los niños comienzan a darse cuenta de que la muerte es sinónimo de ausencia definitiva y que todos pasaremos por eso.

Recién a partir de los nueve y diez años de edad empiezan a entender realmente lo que significa la muerte, como un proceso irreversible, y relacionan el proceso con ellos mismo. Llega la noción de que ellos también morirán en algún momento. Es por esto que cada uno de tus hijos puede vivir la experiencia de la muerte de su mascota de forma diferente, depende de la etapa en que se encuentre y lo que la muerte significa para ellos. Como tú ya experimentaste esta vivencia, podrás acompañar a tus hijos a atravesar el momento con mucho cariño y contención.

Estos son momentos naturales, no les evites el sufrimiento. Mejor es recordar todas las gratas aventuras y caricias, y pensar en todo el aprendizaje que una mascota trae a la vida de tus hijos.

 

 

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