¿Por qué no obedecen los hijos?

Si hablas, das órdenes una y otra vez y hasta te enojas pero a tus hijos ni les va ni les viene, es que al parecer has perdido la autoridad. La obediencia es a los hijos como la autoridad es a los padres. Son dos elementos que se fusionan y depende el uno del otro. En palabras más sencillas: sin la autoridad de los padres no puede haber obediencia de los hijos.

La ausencia de autoridad de los padres, es decir, la ausencia de normas, de límites, de acciones que deben ejecutar, desconcierta a los hijos. Y les hace sufrir porque desconocen el camino a seguir. Cuando el niño sabe exactamente lo que se espera de él, conoce los límites y normas que debe cumplir, cuando se le exige acompañado de cariño, el niño se siente seguro, tiene referencias y nosotros por tanto estamos ejerciendo bien la autoridad. Ejercer la autoridad es enseñar valores a nuestros hijos, es ayudarles a madurar, es darles los cimientos para toda una vida futura, es formarlos en base al respeto, el amor y cumplimiento de normas. Muy diferente al autoritarismo, el cual busca imponer sin importar el beneficio de los demás, pues lo hace para demostrar su poder.

Una de las consecuencias que acarrea la ausencia de autoridad paterna es la manipulación de los hijos. Lo cual es lógico, cuando los padres no tienen una postura firme sino que son como veleros que se van para donde sople el viento, los hijos toman el mando de control y los padres quedan relegados. En la mayoría de los casos, cuando los hijos no obedecen, se debe a una autoridad mal ejercida.

Laura María Noboa, licenciada en orientación familiar y directora de la web ecuatoriana ‘Construyendo Familias’, explica que muchas veces los hijos no obedecen porque tratan de llamar la atención de los padres de forma negativa, sobre todo cuando los padres viven regañando a los chicos.

“Mejor es un palo que nada. Esto significa que los niños necesitan atención de sus padres para saber que existen y que son amados. Esta atención puede venir de forma positiva o negativa. Si tú solo retas a tus hijos les estás dando una atención negativa, entonces los hijos aprenden desde chiquitos que el papá solo lo mira para regañarlo y cuando hace algo bien nadie lo mira”, detalló la experta.

Nadie quiere ser transparente entonces, si la única forma de que tus padres te presten atención es desobedeciendo, esa es la vía que elegirán los hijos. Los niños que solo hacen berrinches deben llevar a sus padres a cuestionarse: ¿Qué tanto miro a mis hijos cuando hacen las cosas bien? ¿Acaso vivo regañándolo y castigándolo? Recuerda que el clima familiar lo pone papá. (F)

 

Fuente: ElUniverso.com

La autoridad de los padres y los límites a los hijos

¿Qué son los límites?

Constantemente estamos escuchando: “este chico necesita límites” o hay que educar “en límites”, pero ¿qué son los límites? Son pautas confiables del comportamiento que se espera en nuestros hijos expresadas a través de normas claras y coherentes, son un marco de referencia que nos ayuda a los padres a educar a nuestros hijos. Para tener éxito al momento de poner límites, estos deben ser:

  • Acordados entre papá y mamá
  • Posibles de cumplir para la edad de los hijos
  • Conocidos por todos en casa
  • Coherentes
  • Su incumplimiento acarree unas consecuencias, también claras y coherentes a lo que la causó.

Los límites ayudan a nuestros hijos a saber qué comportamiento es el que se espera de ellos, son guías claras en su vida.

¡Saber decir NO!

Decir a un hijo que no, es necesario e importantísimo. No evidencia poder, sino una forma de educar en lo que sabemos no es conveniente para él. A la vez, fortalecemos su voluntad y tolerancia frente a la frustración.  Aquí hay un par de ejemplos:

  • Si nos pide una botella de agua y estamos de camino a casa, hay que decirle: "Ahora no, te tomarás el agua apenas lleguemos". Eso implica que papá y mamá también esperarán llegar a casa para beber agua.  De este modo, damos el ejemplo de que sí puede esperar.
  • Si quieren comprar todo lo que venden en el supermercado, caramelos, chocolates, libritos y juguetitos que suelen estar cerca de la caja, cuando uno ya estás cansado y quiere irse rápido, solemos darles lo que pidan para evitar la pataleta en un momento difícil, pero ellos deben saber que no se obtiene todo lo que se pide en el momento que se lo quiere.  Puedes decirle "lleva sólo un artículo, entre estos dos tú decides cual"

Lo difícil es mantenerte en esa postura si hacen una pataleta.  Pero si cedes a todos los berrinches que hace, estás enseñándole que esa es la forma adecuada de conseguir su objetivo. 

¿Para qué sirven los límites?

Las normas en una familia son indispensables para crecer en orden, autonomía y respeto, deben ser pocas... pero suficientes. Cuando tenemos demasiadas normas podemos perdernos en su cumplimiento y vivirlas se convierte en una camisa de fuerza en la que los hijos no encuentran espacio para desarrollar su individualidad, y para nosotros se convierte en una pesadilla hacerles seguimiento. Son el marco en el cual vivimos en casa. Para que la aplicación de los límites no sea cuestión de nuestro estado de ánimo, debemos ser muy firmes, aunque esté dando nuestro programa favorito de TV y es hora en que nuestro hijo vaya a dormir, debemos dejar el programa a un lado y llevarlo a la cama, así él aprenderá que el horario en casa es realmente importante, de tal forma que con el tiempo ellos solos irán a la cama, a la hora establecida, porque les hemos demostrado con nuestro comportamiento y sacrificio que vale la pena Inicialmente los padres ponemos los límites, para que ellos en la medida que crecen y maduran puedan ir limitándose solos, independientemente de la mirada de sus padres. Así podrán comportarse de forma adecuada en cualquier ámbito, sea la escuela, la universidad, el trabajo, o socialmente.

 

 

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