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Violencia Filio-Parental, ¿qué es y cómo evitarla?

Hablamos de violencia Filio-Parental cuando nos referimos a las agresiones de hijos a sus progenitores.  No son un problema nuevo. Han existido siempre, asociadas a trastornos psicóticos, adicciones a drogas, retrasos mentales graves, o diversos trastornos mentales de origen orgánico.

Pero en los últimos años estamos asistiendo en España, –donde el problema tiene al parecer una mayor visibilidad- y en todos los países que comparten una serie de valores que podemos englobar bajo el término “cultura occidental”, a un nuevo tipo de agresiones a los progenitores, una “nueva” Violencia Filio-Parental (en adelante, VFP). (Pereira, 2006)

Esta nueva VFP se da en todo tipo de familias: monoparentales, nucleares, reconstituidas, adoptivas, etc. Tampoco hay diferencias por el estrato social o económico. No tienen, en la mayoría de los casos, antecedentes por consultas en servicios sociales o sanitarios, es decir, son familias “normalizadas” y de todo tipo. (Pereira y Bertino, 2009)

Los agresores son de un amplio abanico de edades, desde la infancia hasta la edad adulta, con mayor incidencia en la adolescencia. Son por igual chicos y chicas, con diferencias respecto al tipo de violencia que ejercen: los chicos llegan con más facilidad a la violencia física, mientras que las chicas se quedan más a menudo en la violencia psicológica. Va dirigida hacia sus progenitores, o aquellos adultos que ocupan su lugar: tutores, abuelos, educadores, etc. Agreden con más frecuencia a las madres que a los padres, dado que éstas suelen estar más entrampadas en la relación y más involucradas en la educación de los hijos. No se trata de una violencia de género, porque también los padres son objeto de la agresión con mucha frecuencia, y el género del agresor y agredido coincide muy a menudo: hijos a padres, hijas a madres, etc.

Se trata de agresiones reiteradas que generalmente se producen en escalada:
  • comienzan con agresiones verbales –insultos, lenguaje despectivo
  • continúan con amenazas –verbales o no verbales, gestos-,
  • ruptura de objetos –generalmente apreciados por el agresor
  • hasta llegar a las agresiones físicas de índole cada vez más grave. (Pereira y Bertino, 2009)

Con frecuencia se asocia al consumo de tóxicos, aunque éstos actúan más como “facilitadores” de las agresiones, y no pueden conceptuarse como el núcleo central del problema.

¿Qué es lo que está produciendo este espectacular incremento de Violencia Filio-Parental en tantos países?

Es difícil asociarlo con causas individuales. No podemos hablar de origen genético, dada la extensión del fenómeno. Ni estamos hablando de comportamientos psico o sociopáticos extendidos, dado que la violencia con frecuencia se produce únicamente en el interior del hogar familiar.

Más bien la extensión del problema nos hace pensar en cambios socio-culturales que afectan al funcionamiento familiar.  Los sistemas educativos – tanto el escolar como el familiar – se han vuelto más horizontales, y las distancias entre los sistemas jerárquicos de ambos se han acortado.

Cada vez es más difícil para los padres – o para los profesores – ejercer la autoridad. La utilización de la corrección física está descartada – en la mayor parte de los países europeos es un delito – y la percepción de apoyo social para esa tarea se ve cada vez más débil. La sociedad occidental es cada vez es más permisiva con la violencia de niños y adolescentes, que se ven continuamente bombardeados por mensajes violentos en los medios audiovisuales, mientras que a los padres cada vez se les tolera menos. Los padres pierden autoridad, y los hija/os cada vez tienen más poder en las familias. A veces tienen todo el poder, y se vuelven hijos tiranos de sus propios padres. Tener el poder les resulta deseable, pues les permite tener más libertad de actuación, y conseguir objetivos difíciles de alcanzar a su edad. Pero carecen de legitimidad para ejercerlo. Y para mantener un poder sin legitimidad es necesario utilizar la coerción, la violencia.

¿Cómo pueden los padres evitar que esto suceda?

EDUCANDO a los hijos. Educar no es una tarea fácil. Requiere tener ideas claras sobre lo que se desea transmitir, firmeza y constancia para hacerlo, y ser capaz de transmitir afecto, para que la imposición de normas no se convierta en un acto frío y totalitario, que genera rechazo en lugar de aceptación.

Algunas sencillas normas serían:

- Utilice el modelo que ha aprendido en su familia, si le ha ido bien. Si no, busque modelos alternativos en otros miembros de la familia o en los amigos. - Si tiene pareja, es posible que no coincidan exactamente en lo aprendido. Hablen mucho del tema, y procuren ponerse de acuerdo. - Si no lo consiguen, discutan lo que sea necesario, pero NUNCA introduzcan a sus hijos en sus conflictos. - Traten de llegar a consensos antes de impartir normas; pero si no han sido capaces, NUNCA desautoricen o boicoteen las de su pareja. - Es posible que en algún momento les vayan las cosas mal. Tal vez se hayan quedado solos/as tras una separación, y necesiten apoyo, consuelo y compañía. Búsquenlo, pero no en sus hijos. Sus hijos no son sus parejas ni sus amigos. Si se hacen amigos de sus hijos, les dejan huérfanos: no se puede ser padre y amigo a la vez. - Interésese de lo que le ocurre a sus hijos. Trate de estar al tanto de qué hacen y con quién lo hacen. Pero tampoco les sobreproteja. Los hijos tienen que aprender a resolver los problemas por sí mismos, y asumir riesgos razonables. - Si entra en conflicto con su hijo/a, y cree que debe reprobar o castigar su conducta, nunca lo haga “en caliente”, estando ambos alterados: espere a que las cosas se calmen, y aplique el correctivo que le haya parecido oportuno, y que sea proporcional a la infracción, explicando porqué lo hace.

- Y nunca, nunca, permita un insulto, un empujón, un mal gesto sin expresar con firmeza su desaprobación y su exigencia de que no se vuelva a repetir.

Recuerde la importancia de explicar a su hijo lo necesario que son valores como la empatía, la solidaridad, la compasión, la paciencia. No se desanime, y cuando flaquee, busque refuerzos. Y siempre, siempre, acompañe todo esto con mucho amor. Amor y firmeza, que no son en absoluto incompatibles. Bilbao, Octubre de 2015 Lea también: Hijos seguros y amados 

Del Amor al Odio...violencia entre padres e hijos

En días pasados hablaba en un artículo de la importancia de cuidar, dar tiempo y amor a nuestros padres en su ancianidad; como un acto de agradecimiento a todo lo que ellos nos dieron con tanta generosidad en nuestro crecimiento; Hoy, en las siguientes líneas enfocarè un nuevo fenómeno, que cada día crece más y más, adquiriendo dimensiones mundiales, el mismo hace referencia del maltrato hacia los padres, fenómeno conocido como Violencia Filio/parental, el mismo que puede durar años.

¿Qué es violencia?

Entendamos por violencia, toda conducta o acción que dañe física, Psicológica o económicamente a otra persona, en este caso específico, a los padres. La conducta violenta atemoriza y perturba a los miembros del sistema familiar; dichas conductas son aprendidas no son parte del temperamento del agresor, por consiguiente pueden cambiar y parar, desde el momento en que se pida ayuda y se comience con el tratamiento adecuado, en el que se incorporará tanto a las víctimas, en este caso los padres, como al hijo agresor. El hijo agresor puede tener conductas violentas normalizadas fuera de casa, como podría también ser solo violento dentro del sistema familiar.

Diferentes tipos de agresión:

La agresión psicológica comprende desde amenazar, chantajear, insultar, comentarios hirientes, descalificaciones, burlas, molestar hasta sacar de casillas a los padres, etc.

La agresión física comprende desde empujones a golpes

Si nos remontamos en el tiempo, podremos constatar que la Violencia filio/parental ha existido siempre, con la diferencia que aquella violencia de antaño generalmente iba de la mano de algún agente externo,
como por ejemplo:

-El uso de alguna sustancia psicotropica como: marihuana, coca-heroina-etc.

-El padecimiento de algún desorden mental, como por ejemplo: trastorno delirante, autismo, retardo mental, etc.

- Como consecuencia de una conducta de protección frente a la agresión perpetuante de los padres.

  • Hijos que fueron continuamente maltratados por sus padres Y devuelven el mismo trato que recibieron cuando son ya adultos.

La violencia filio parental actual:

La violencia filioparental actual a diferencia de la de antaño, abarca un problema central en el sistema familiar, que se relaciona con el control y el poder, puede darse en todo tipo de familias desde las llamadas funcionales hasta las disfuncionales; la violencia puede empezar con bromas hirientes de mal gusto, e ir subiendo de tono, llegando a insultos, amenazas hasta culminar en las agresiones físicas.

Causas para la violencia filio parental:

De las investigaciones hechas al respecto, se cree que entre las posibles causas para que dicho fenómeno de violencia se dé con tanta intensidad podrían ser:

- Haber pasado del autoritarismo a la permisividad, es decir , los padres pasaron de ejercer un modelo autoritario A un modelo democrático, modelo que de una u otra manera ubicó a padre/hijos en el mismo nivel jerárquico, sin lograr el equilibrio adecuado en el ejercicio de la autoridad.

Los cambios sociales tales como:

- La postergación de la paternidad.- los jóvenes de hoy van tras la conquista de otros intereses, tales como profesión, obtención de bienes materiales, etc. .

-La inclusión de las madres al área laboral: ambos padres comparten menos tiempo en casa, fenómeno que dio lugar a que surgieran los niños "llave".  

-Cambios q se vive a nivel de casa/escuela, en el que los padres descalifican a los maestros dando mayor peso al actuar de sus hijos.

- Cambios en los modelos de familia en donde la familia tradicional ya no ejerce un papel central y primordial en la sociedad

-Aumentó del índice de divorcios-

- Niños expuestos sin mayor control a la tecnologia.

- Fácil acceso de niños y jóvenes en ambientes sexualizados y erotizados.


¿Que alimenta la violencia?

- El miedo a denunciar hechos violentos, la perpetua-

- Padres demasiados permisivos-

- Entorno familiar en donde se utiliza la violencia para resolver conflictos-

-Mal uso de la autoridad parental-

-Padres sobre/ protectores-

-Padres que quieren complacer en todo a sus hijos-

-Padres que no establecen límites y normas claras-

- Desacuerdo entre ambos padres en relación a educar a sus hijos-

-Padres insatisfechos en su rol-

-Relación conflictiva de la pareja-

-Triangulación o Fusion de un padre con algún hijo.

-Reacción violenta de los padres frente a la conducta violenta del hijo-

Posible solución:

En aquellas familias en donde se dé este tipo de violencia, se sugiere buscar ayuda profesional desde un abordaje, que valide tanto el sufrimiento de los padres maltratados, así como el sufrimiento del hijo agresor.

  • Uno de los objetivos claves a lograr en el proceso terapéutico es la concientización de los padres de la existencia de abuso hacia ellos, ayudarlos a desarrollar nuevas pautas de interacción que no alimenten el ciclo de violencia; motivando a los padres a abandonar el excesivo control sobre el hijo, fomentando su propio autocontrol. Una vez encaminado el proceso terapéutico podremos fomentar que exista mayor presencia parental, con la finalidad que la misma permita el reconocerse y empezar a nutrirse afectivamente, logrando a corto o mediano plazo que padres e hijo puedan realizar alguna actividad conjunta. Este nuevo modelo de relacionarse los llevará a poder emitir y expresar mensajes positivos con cariño y aprecio. Todos estos mensajes pueden colaborar a que vuelva a darse entre padre e hijo un diálogo abierto y positivo, en el que prime por sobretodo el respeto mutuo y la aceptación consiente de las diferencias existentes entre ambos, padres e hijos.

 

 

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