cabecera actualidad

¿Estoy cansada/o?

Esta debe ser una de las frases que más escuchamos todos los días y quizás es la que más decimos cuando nos encontramos con alguien.

Pero lo que los quiero invitar a reflexionar es qué decimos, cuando decimos “estoy cansada(o)”. O mejor dicho la pregunta que debiéramos hacernos es ¿qué es lo que nos cansa?

Cuando he realizado esa pregunta, después de un momento de reflexión, empiezan a aparecer situaciones que sorprenden incluso al que fue preguntado.

Aparece por ejemplo que: el trabajo no me cansa, si el metro o la micro. Que mis hijos e hijas tampoco, pero sí me cansa no tener tiempo para mí.

Lo que quiero decir con esta invitación es que estamos llenas de frases hechas que en lo profundo no significan lo que decimos.

A veces incluso ni siquiera estamos cansados, pero estamos tan acostumbrados a decirlo que terminamos sintiéndonos así; es como la profecía autocumplida en el entendimiento de que las palabras generan realidades y hay que tener cuidado con ellas.

Quizás lo que más saben nuestros hijos e hijas de nosotros como papás y mamás es que estamos cansados y rápidamente ellos y ellas empiezan a repetirlo y usan esa palabra incluso para reemplazar otras como tengo pena, estoy aburrida, me siento angustiada y como nos damos poco permiso para mostrar esas partes de nosotros, decimos como si fuera una bolsa de gatos, “estoy cansada” para resumir un montón de emociones que no sabemos modificar.

Estamos en el último trimestre del año y hoy más que nunca se válida esa palabra, y con esto no estoy diciendo que no nos permitamos decirla y mucho menos a sentirla pero lo que pido en esta reflexión a que por lo menos sepamos lo que estamos diciendo y podamos meternos dentro de nosotros y sepamos cómo nos sentimos y sea eso lo que decimos y no otra cosa.

Es tanta la dificultad que en el mundo hispano tenemos para entender que la fortaleza pasa por la vulnerabilidad, que buscamos como palabras tipo que nos permitan seguir funcionando todo el tiempo.

Otro ejemplo es cuando decimos “estoy bien” como una respuesta automática sin tener idea de cómo estamos realmente.

Es muy probable que si aumentáramos la cantidad de preguntas diarias a nuestro mundo interno sería más fácil ser honestos y usar las palabras que sentimos y no aquellas que estamos pautados para decir y así seguir funcionando, sintiéndonos validados por todos y sin mucho espacio para el mundo interno.

Quiero desde el corazón invitarles a que se pregunten ¿estoy cansada en serio?, o lo que siento como cansancio es otra cosa que no he logrado descubrir o lo que es más grave aún, que ni siquiera me sienta tan cansada pero esté acostumbrada a decirlo todos los días como una respuesta automática.

 

Lo que sea que te canse, intenta solucionarlo y cambiemos el lenguaje para que cambien las realidades.

 

Hasta el próximo mes!

Necesidades afectivas de los hombres

¿A quién no le gusta recibir una caricia, un beso, un abrazo, unas palabras bonitas? Que nos escuchen con atención, que nos den gusto en lo que es importante, que nos sorprendan…en otras palabras recibir esos pequeños detalles cotidianos en donde nos sentimos amados. Muchas veces tenemos la percepción, nosotras, que esto es privilegio de las mujeres. Tenemos una imagen masculina preconcebida a través de la cultura, de un hombre fuerte, grande, duro, que no tiene necesidades afectivas. Que su naturaleza es práctica, solucionadora de problemas, de pocas palabras. Que solo necesita, su sofá, el fútbol, la comida y el sexo. Pero esto no es tan cierto…

La queja femenina

Nos enfocamos las mujeres en recibir, en esperar de ellos, en quejarnos por lo que no nos dan: y si el me escuchara, y si él se comunicara más, Y si él fuera más cariñoso, y si el colaborara más, y si él me adivinara el pensamiento, y si él fuera menos egoista, y si el se dedicara más a mí, que perdemos de vista sus necesidades afectivas por concentrarnos en las nuestras.

Necesidades afectivas

Las necesidades afectivas son parte de las necesidades primarias del ser humano como el oxígeno (imprescindible para la supervivencia de un ser vivo) las necesitamos desde que nacemos y seguimos necesitándolas siempre, no porque maduremos dejan de ser imprescindibles, las tenemos todos, hombres y mujeres, y en todas las etapas de nuestra vida. A nosotras y tal vez a ellos nos cuesta aceptar su vulnerabilidad, natural, humana, pues, como dice Dalmiro Bustos “su valor como ser humano está dado por la capacidad de ser líder, proveedor, osado, decidido, potente, sin miedo...” Son en realidad tan sensibles, que si en casa la esposa está triste o mal genio ellos también se sienten afectados, no suelen ser indiferentes a lo que les pasa a ellas, es por eso que sostengo que el estado de ánimo familiar es el resultado del estado de ánimo que tiene la mamá/esposa en ese momento. Pueden ser muy bromistas con todos, pero si la esposa les hace una broma a ellos, se resienten, y lo viven como deslealtad, pocos son los hombres que se pueden reír de sí mismos

¿Candado emocional?

Cuantos se permiten decir “me siento triste”, “frustrado”, “con miedo”, y es frente al silencio de las emociones que aparecen las gastritis, úlceras, presiones altas e infartos. En realidad no se si nosotras estamos listas o siquiera les permitimos con nuestro comportamiento de siempre esperar que sean fuertes y seguros, que ellos expresen sus emociones en casa. Si van a terapia ellos son capaces de mostrar sus inseguridades y hablar sobre sus sentimientos. ¿Pero, hay que ir a terapia para poder mostrarse a la esposa? O ¿se puede empezar en el hogar? Será que nosotras nos pasamos la vida esperando ser contenidas por ellos, que no permitimos que ellos se expresen con nosotras por evitar tener que contenerlos, pues es algo que de repente no sabemos cómo hacer… o nos da miedo vislumbrar la vulnerabilidad de nuestra pareja y aceptar que no son tan fuertes e invencibles como siempre hemos creído, lo que nos causa mucha inseguridad a las mujeres. A nosotras nos es tan fácil expresar lo que sentimos, tenemos permiso para ello y nos han educado para que sea espontáneo, casi un derecho ganado por ser mujeres, pero a ellos no…es como si tuvieran un candado emocional que nadie quiere abrir….ni ellos, ni nosotras…sin embargo muchas veces disfrazan estos sentimientos y necesidades emocionales con manifestaciones de furia, mal genio, silencio, cansancio, mostrándose agresivos, cuando eso no es lo que están sintiendo. Vivimos una gran paradoja, pues perseguimos muchas veces a nuestros esposos para que dialoguen, hablen, pero al mismo tiempo les mandamos un mensaje no verbal que dice: “eres el hombre de la casa, el proveedor, que debe ser fuerte, y tener éxito” lo cual hace que si ellos tienen algo que decir, que no sea tan bonito de escuchar, lo silenciamos y así nosotras podemos replicar: “es que no hablas nunca” Estoy convencida que nosotras deberíamos comenzar por aceptar que al igual que nosotras, ellos son vulnerables, y necesitan de nuestro amor, no solo expresado en lo que podamos hacer por ellos (que es bastante), sino también en la caricia diaria, la mirada tierna, el beso de la mañana, la palabra cálida, la escucha atenta en lo que me es agradable escuchar y en lo que no lo es tanto...así como a nosotras, a ellos les encanta ser tratados con ternura, aunque no lo pidan y en muchas ocasiones, ni lo demuestren. 

 

 

CONTÁCTANOS

    • Contribuye a formar familias con valores y herramientas que eduquen con la firmeza y AMOR necesarios para cimentar una sociedad de cambios constantes
    • Porque Padres educados pueden educar con la firmeza y Amor necesarios para cimentar una sociedad que enfrenta cambios constantes

 

  • Escríbenos a nuestro Consultorio Online
  • Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo.
Top
We use cookies to improve our website. By continuing to use this website, you are giving consent to cookies being used. More details…